Texto Ana Teresa Toro Especial para Por Dentro
Fotografía André Kang

Pocas cosas nos marcan tanto en la vida como aquellas que hacemos por primera vez. No necesariamente porque se trate de algo excepcional, sino porque la fuerza de la novedad es una de las cosas que más nos impacta en la vida.

Quizás se trate de la primera vez que fuimos al cine, o que probamos un helado. Tal vez recuerde la primera vez que condujo un carro, que vio el mar o que se montó en un avión. Y lo más seguro es posible que esté fresco en su memoria el recuerdo de la primera ocasión en la que visitó un lugar o experimentó algo que le ayudó a encontrar su vocación. Desde niños muchos tenemos el privilegio de salir y exponernos al mundo, ver y confirmar otras formas de hacer las cosas.

Vale la pena recalcar la palabra privilegio porque la realidad de infinidad de niños y niñas y de jóvenes de Puerto Rico y el mundo, es muy distinta. Muchos apenas salen de sus hogares o barrios, no cuentan con padres o tutores que tengan los recursos para llevarlos de paseo a conocer su Isla, a mirar más allá de las fronteras de la casa, la escuela y el barrio; un triángulo del cual no siempre se sale por la puerta ancha. Y es que lo que para muchos es una experiencia cotidiana para otros es la más extraordinaria excepción.

De esto dan cuenta el grupo de niños y jóvenes que participan de distintos programas de casi una decena de organizaciones sin fines de lucro que durante la pasada semana disfrutaron de los juegos de la Serie del Caribe que culmina hoy en el Estadio Hiram Bithorn en San Juan. Sobre 1,200 niños, niñas y adolescentes que participan de programas gestados por las organizaciones: Centros Sor Isolina Ferré, ASPIRA, P.E.C.E.S. (Programa de Educación Comunal de Entrega y Servicio), Politécnico Amigó, Casa de Niños Manuel Fernández Juncos, Centro DEDI, Proyecto Niños de Nueva Esperanza, Instituto de Niños San Andrés y el Museo de Arte de Ponce, asistieron durante toda la semana a los juegos de pelota como parte de una alianza entre la Fundación Ángel Ramos y MB Sports a través de su vicepresidenta Anaymir "Tuti" Muñoz.

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Celebran logros del Boys and Girls Club de Puerto Rico

Las risas, la música y los bailes de unos 400 niños y jóvenes participantes del Boys and Girls Club de Puerto Rico colmaron el jueves el salón San Gerónimo del Hotel Caribe Hilton, en San Juan, donde compartieron un banquete de Acción de Gracias para celebrar los logros del año del programa.

Los participantes han encontrado en la organización un espacio para desarrollar sus talentos y la actividad fue una oportunidad para exponerlos. Número musicales de bomba, plena, bailes en zancos y dramatizaciones ocuparon la agenda durante toda la mañana en el salón que estuvo decorado con globos de colores y en el que no hubo ni un momento de silencio.

Por Brenda I. Peña López, El Nuevo Día
3 de agosto de 2014

El ejemplo de Sor Isolina Ferré Aguayo de servicio y de trabajo arduo para gestar un cambio positivo en la vida de los más necesitados, desde la educación y la autogestión, queda plasmado en el documental Isolina, una misión viva.

Clara, transparente y cautivadora... Sor Isolina Ferré Aguayo para su sobrina nieta Loren Ferré Rangel era tan diáfana como sus ojos.

Al repasar la vida de la religiosa puertorriqueña, en la conmemoración de su centenario, la menor de los hermanos Ferré Rangel resaltó que el recuerdo más vivo que conserva de su niñez sobre su tía abuela, son sus ojos azules.

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Desde Taller Salud, Alana Feldman y su equipo se esfuerzan para que se hable más de feminismo y de género.

Por Camile Roldán Soto, El Nuevo Día

13 de julio de 2014

Alana Feldman Soler estaba tomando un adiestramiento para su primer trabajo cuando la tallerista le preguntó a un grupo de 30 personas: ¿quién aquí se considera feminista? Nadie levantó la mano. Nadie, excepto ella. "Me chocó mucho", recuerda Feldman.

Sabía que muchas otras personas en el salón también creían en la equidad. Si se quedaron quieras fue por pensar que definirse como feminista era algo mal visto, algo así como una acusación en lugar de una convicción por la cual sentir orgullo.

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