Así es la exposición “Estratos” del artista Raymond Cruz, que se exhibe hasta el 16 de octubre en el lobby de la Fundación Ángel Ramos en Hato Rey.

Para esta colección el artista trabajó piezas abstractas de gran color tanto con restos de pintura desechada como con pintura seca que la gente ha raspado de las paredes de su casa.

Raymond utiliza esos materiales los pega, los despega, los lija, les aplica calor, los talla, los moldea en distintas formas y ellos van revelando distintas capas, grosores, patrones y tonalidades en una amalgama interesante que incita al ojo y la mente.

“De pequeño recuerdo que mi papá tenía también cierta obsesión, cuando uno pinta se quedan a veces los chivos y él me decía: 'Raymond coge el chivo, pero tiene que quedar derecho'. Claro, antes de eso había que raspar la pared y él era una de esas personas que pintaba todos los años la casa, así que desde pequeño se me quedó eso de raspar y me gustaba porque era como pasar el tiempo con el material y eso me interesaba mucho y también el tratar de sacarlo todo, y yo creo que eso con el tiempo también hizo una huella en mí que luego se traduce en ese tipo de trabajo, en la cosa de tallar, sacar y volver a aglutinar”, relata.

En su proceso creativo echa mano de muchos restos de pintura en lata o raspaduras seca, luego las pone unas sobre otras juntándolas con los mismos aglutinantes del producto húmedo o con la ayuda de pegas industriales, y allí pueden estar reposando meses para que se sequen y se empiece a crear la magia de la transformación.

“Luego empieza el otro proceso según me sugiera el material: empiezo a tallar, a romperlo, a desgastarlo para descubrir lo que hay adentro, qué colores, qué cosas se forman”, indicó.

Según el también profesor de arte en la Universidad de Puerto Rico, estas piezas y el descubrimiento de las viejas capas son una metáfora de los seres humanos.

“Todos construimos con lo mismo todos buscamos un futuro buscamos transformar y reflexionar sobre la vida y estamos unidos es una aspiración utópica. Hay una constante búsqueda de la felicidad en la pintura de la casa ¡y es constante esa búsqueda del cambio! No estamos tan satisfechos con lo que decidimos y pronto queremos transformarlo y siempre pensamos que lo que vamos a hacer es mejor y lo volvemos a pintar, y lo volvemos a pintar. A veces no estoy tan seguro de que lo que está detrás no sea mejor que lo que está al frente. Con este proceso a veces es como profundizar en la esencia de lo que estaba primero, que es muy distinto y es bien interesante”, afirmó.

También se puede buscar un paralelo en cómo se forman las opiniones, “capa sobre capa o idea sobre idea”, o incluso en el interior del planeta en que vivimos.

Por otro lado, el proceso lo ha llevado a pensar en la recuperación de lo que mucha gente piensa que no es importante.

En esa misma línea, hasta los marcos de todas las piezas están hechos de madera recuperada.

¿Entonces botamos mucho?

Descartamos demasiado. Yo digo que hay que reflexionar sobre eso. Pensamos que hay escasez de muchas cosas, pero la verdad es que tenemos una abundancia de cosas que le decimos desecho y de eso podemos realizar muchos trabajos.

En este caso nadie piensa en reutilizar la pintura de la pared o dejamos ese chispito en la lata y luego lo botamos.

Todo le mundo bota y tendríamos que repensar en eso.

Fotos por Juan Carlos Álvarez Lara