Celebrar la trayectoria, la labor y la excelencia de una organización sin fines de lucro es motivo de orgullo para la Fundación Ángel Ramos. Ahora bien, seleccionar a cuál reconocer cada año, cuando en el ecosistema del tercer sector en Puerto Rico abundan las iniciativas disciplinadas y consistentes en el compromiso de servir a sus participantes y comunidades, verdaderamente es una experiencia de crecimiento extraordinaria. 
 
El Premio Tina Hills se honra en reconocer la ejecución impecable del sector en el país a lo largo de 25 ediciones del galardón. Tocamos la puerta de cada pasado ganador. Sus méritos evolucionan con los tiempos y su entrega permanece intacta. ¿Qué ha pasado con las organizaciones que han obtenido el premio? Entérate en los perfiles acerca de ellas que, a partir de hoy, y hasta el 14 de noviembre, publicaremos en Oenegé.

Meta: Que el país descubra la importancia de la mentoría y el acompañamiento en el óptimo desarrollo de los jóvenes.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé


Escena del documental "Ser grande", que la documentalista Karen Rossi trabajó con participantes de Jóvenes de Puerto Rico en Riesgo. Foto / Facebook

Que un adolescente pueda convertirse en un ciudadano de provecho y en un líder positivo para los suyos es una tarea continua y Jóvenes de Puerto Rico en Riesgo la ha adoptado sin descanso. Cuando identificaron que la población que pasaba de escuela elemental a intermedia estaba más expuesta a caer en patrones de conducta negativos, recibieron el Premio Tina Hills que les ayudó a impulsar el proyecto Cibarí que ganaron en la edición 2012.


Comienza una nueva edición del Proyecto Cibarí. Foto / Facebook

“Un premio como este es un gran reconocimiento al trabajo que se hace desde Jóvenes de Puerto Rico en Riesgo con mucho esfuerzo, esmero y con recursos limitados. Con la subvención otorgada se pudo trabajar con el proyecto Cibarí, dirigido a los adolescentes entre los 11 y 12 años, una edad difícil, como dicen los estudios, porque es una transición y está el riesgo de abandonar la escuela”, explica Myrna Hernández, dirtectora ejecutiva desde diciembre 2021 de la organización que sirve anualmente a unos 1,080 participantes en San Juan, Juncos, Canóvanas y Naguabo mediante diversas iniciativas.

Cibarí es un término arauco que significa “flecha” y da nombre a un proyecto de desarrollo personal con un componente de mentoría de pares. “Para nosotros fue bien importante poder apoyar esos jóvenes a través de esa subvención, porque ese es el primer proyecto dentro de ese continuo de servicios que Jóvenes de Puerto Rico en Riesgo ofrece a través de nuestros distintos proyectos. Todavía Cibarí está activo”, informa.

Otra iniciativa con la que alcanzan más jóvenes son los centros de apoyo que han establecido en varias escuelas bajo el nombre Caney, desde donde impactan a más de 1,000 vidas anualmente. Durante la pandemia mantuvieron el servicio por la vía virtual con sus estudiantes participantes.

“Para mí es un logro enorme porque ellos van a esos espacios a liberar, a hablar, a encontrar apoyo para sus tareas”, menciona.

El servicio y la expansión tanto de Cibarí como Caney está sujeta a los fondos anuales que reciban para brindar el servicio; patrón usual en el tercer sector. Debe incluirse entre esos proyectos emblemáticos a Cumbres, “el proyecto insignia de nuestra institución”, ya que forma la cantera de líderes que luego labora con sus pares. Este quedó interrumpido por la pandemia y planifican retomarlo.

“De eso se trata, de las ganas de servir a Puerto Rico, de tomar ese joven de la mano y llevarlo a que se identifique como líder y sirva como mentor de otros jóvenes que puedan confrontar las mismas dificultades y situaciones que ellos”.

A lo largo de un año, en Cumbres se ofrecen talleres de empoderamiento y mentoría para fomentar el liderato en los estudiantes participantes, que luego reproducen el rol.

“De eso se trata, de las ganas de servir a Puerto Rico, de tomar ese joven de la mano y llevarlo a que se identifique como líder y sirva como mentor de otros jóvenes que puedan confrontar las mismas dificultades y situaciones que ellos”, explica Hernández la filosofía de la fundadora de la organización, la psicóloga Mercedes Cintrón.

“¿De dónde viene la mayoría de los jóvenes que servimos? Provienen de poblaciones o comunidades de alto riesgo. La mayoría de estos jóvenes no tienen una figura fuerte, un modelo a seguir porque no existe o porque no quiere formar parte de su vida. Los líderes y mentores se convierten en esa figura paterna o materna que acompaña, y después que ese joven se empodera se convierte en mentor; esto es un círculo y continuamos impactando la vida de otros jóvenes que salen de aquí como adultos”, sostiene.

Para “cambiar el Puerto Rico de hoy”, Hernández recomienda la fórmula ganadora de la organización: brindar otro camino seguro y accesible a jóvenes que viven en comunidades limitadas. De paso alabó el trabajo del tercer sector “porque va al corazón de la necesidad comunitaria”.

“Si tenemos la oportunidad de sacar a esos jóvenes de ser desertores, de ser usuarios de sustancias controladas, de entrar en conductas delictivas, y los llevamos a creer en el potencial que tienen dentro para desarrollarse y para impactar otras vidas, construiremos así comunidades productivas”, menciona la directora.

Cuando los jóvenes completan los talleres de liderazgo de la organización, se convierten en Caribes e integran la Orden del Manicato, un módulo avanzado en liderato en el que la solidaridad se torna en “una práctica de vida”.

“Esos jóvenes se convierten en vectores y eso es lo que queremos, mentores para continuar este gran proyecto que es tan necesario en el país porque esta es una iniciativa de prevención pura. Estamos cogiendo estos niños desde que están en esa transición de elemental a intermedia, que es fundamental para atajar cualquier inseguridad, y seguimos trabajando con ellos hasta cambiarles la vida para siempre”, dice aludiendo a que el 95% de los participantes se gradúan de cuarto año y, de ellos, el 70% cursa estudios universitarios o técnicos.

Hernández se emociona al contar que en una sesión escolar del proyecto Caney escuchó a una joven decir: “yo vengo aquí porque me siento segura”. “A ese nivel está la conexión de la organización con sus participantes. Yo creo tanto en lo que hacemos”, culminó Hernández.

Jóvenes de Puerto Rico en Riesgo

Fundación: 1993


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