El psicoanalista y coach Alfredo Carrasquillo compartió recomendaciones para mantener la calma en medio de esta pandemia, así como guías para que el liderato de las organizaciones sin fines de lucro vele por su bienestar

Por Tatiana Pérez Rivera :: OENEGÉ

Esta fue la comparación: al igual que los pasajeros observan las reacciones de los asistentes de vuelo cuando los aviones enfrentan turbulencias para comprobar la severidad de la situación, así los empleados de una organización sin fines de lucro calibran el futuro de ésta al mirar a sus líderes y lideresas en épocas difíciles. ¿Qué deben hacer? ¿Reprimir? ¿Regular emociones?

Alfredo Carrasquillo, consultor en desarrollo organizacional, compartió recomendaciones a fines de procurar el bienestar en estos tiempos de cuarentena por causa del COVID-19, durante el webinar Liderazgo en medio de la pandemia: inteligencia emocional y autocuidado para los líderes del tercer sector, convocado por Asesores Financieros Comunitarios. La conferencia virtual se realizó el pasado viernes, 17 de abril.

Tras enumerar los eventos extraordinarios que hemos vivido en el 2020 como los terremotos y la crisis económica que venimos soportando hace más de una década, Carrasquillo validó las preocupaciones que trae lo incierto e instó a revisar los factores externos que no podemos controlar, así como los internos que sí tenemos la capacidad de manejar.

“Buena parte de la manera en que manejamos los factores externos está en la actitud con que los enfrentamos”, señaló Carrasquillo para más tarde subrayar que “nadie puede ver la realidad entera”, ya que está filtrada por “estructuras de interpretación que definen las emociones a la respuesta”.

Estableció además que el lenguaje produce exceso de energía en los seres humanos, por lo que es preciso decidir si lo usamos para crear o para sufrir. “De qué estamos siendo aliados, ¿de las emociones que nos ayudan?”, cuestionó Carrasquillo.

Porque la realidad es que los saboteadores -internos y externos- llegan sin ser llamados en momentos cruciales como los que vivimos. “A veces somos nuestros peores enemigos, damos rienda suelta a emociones que nos descarrilan”, alertó el conferenciante.

Puntualiza que los saboteadores internos fueron externos alguna vez y provienen de esa crítica poco constructiva en el pasado, entre otras vivencias. “Ellos lo que quieren es que nos miremos con su mirada y eso hay que sacudirlo”, advierte.

RESTAURANDO AL LÍDER

La comparación con los asistentes de vuelo fue útil para entender la magnitud del modelaje del líder en sus organizaciones. Pero el líder no es un súperheroe, es humano y también tiene miedo. Carrasquillo insiste en la incompatibilidad de guiar un grupo si no se lidian igualmente con las emociones de quien está a la cabeza. “Sus emociones son las que convocan”, afirma y luego añade “nada es más importante que gestionarlas”.

“Liderarnos a nosotros mismos es ser capaces de manejar esas vocecitas internas que juegan en contra nuestra: emociones que nos descarrilan, saboteadores y creencias limitantes”, sostiene y enumera algunas frases que describen dicha actitud como “esto se chavó”, “no voy a poder”, “ya me resigné” o “es imposible”. Los jóvenes usan el famoso “qué mal me va”.

Y el problema no es quejarse, sino encontrar gozo en ese estado. ¡Alerta! El también psicoanalista advirtió sobre las trampas de la queja, ya que te asumes como víctima y dejas en otros el rol de victimario y de salvador; pasividad en su máxima expresión.

“Hay que seguir actuando con tenacidad”.

Para escapar de la trampa invita a revisitar la premisa de ver posibilidades donde antes veíamos obstáculos. “La lógica del empoderamiento parte de ahí, de sacudirnos eso, de ver oportunidades donde veíamos crisis”, sostiene Carrasquillo quien además citó un verso de la canción “La vuelta al mundo” de Calle 13: “si quieres cambio verdadero… pues camina distinto”.

Exhortó además a ser “detectives de nosotros mismos”, a interrogarnos para cambiar de lugar. Y eso solo pueden hacerlo los líderes y lideresas si validan sus emociones, si enfrentan el miedo y se sobreponen a él, si honran lo que sienten, buscan ayuda y lo trabajan en privado.

Porque después de todo se trata de resiliencia y para el conferenciante el concepto es sinónimo de “tener el cuero duro” y no de “sumisión”. “Hay que seguir actuando con tenacidad”, declaró.

ATENCIÓN AL EQUIPO

Luego de trabajar con sus emociones, el líder está listo para ejercer la dirección con mayor capacidad. Carrasquillo resalta que el equipo necesita presencia y comunicación por parte de su liderato, espacios para que puedan expresar lo que sienten.

Invita a que no generes pánico ni brindes falsas expectativas, a que les brindes confianza, serenidad y esperanza, quizás recordando otras crisis superadas por la organización. Y como ya hemos debido hacer con otros eventos, debemos ser flexibles a nuevas estrategias y prioridades puesto que, desde ya, enfrentamos una nueva realidad y habrá un nuevo mercado.

Resaltó también la importancia “del respiro”, de rotar a los empleados adecuadamente para que puedan “tomar distancia y regresar”. “Nuestros participantes son muy sensibles a esto”, señala sobre trabajadores agotados física y emocionalmente.

“Algunas organizaciones están separando los viernes para tener encuentros y saber cómo estamos”, dijo Carrasquillo.

“Y ahí el mensaje debe ser de aliento: ‘esto es una interrupción, pero seguimos comprometidos con nuestra misión’”, culminó.

 

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Fuente: Alfredo Carrasquillo, psicoanalista y consultor en desarrollo organizacional

 

 

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