Las escuelas adscritas a la Alianza para la Educación Alternativa en Puerto Rico se han propuesto culminar este semestre académico contra viento y marea.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé


Cora H. Arce, directora ejecutiva ASPIRA. Archivo / Javier del Valle

Detenerse no está en sus planes. La pandemia no ha frenado la labor de las escuelas bajo la Alianza para la Educación Alternativa en Puerto Rico que culminarán sus semestres y trimestres, según pautado en calendario. ¿Cómo lo hacen? Poniendo el bienestar de sus estudiantes como máxima prioridad.

Esta vez la amenaza a la educación llegó en forma de virus. Una cuarentena iniciada la segunda semana de marzo, y que ya sobrepasó los 50 días, ha sido impuesta por el gobierno como medida preventiva para frenar el contagio de COVID-19. Al igual que el resto de los estudiantes de la isla -y en el mundo- los alumnos de ASPIRA de Puerto Rico, Proyecto Nacer, Centros Sor Isolina Ferré, Nuestra Escuela y Programa de Educación Comunal de Entrega y Servicio (PECES), han debido permanecer en sus casas. La educación se limita a la interacción digital, lo que supone un problema para muchas familias que no poseen ni la tecnología ni la capacidad de internet para conectarse.

El Departamento de Educación, cuyos alumnos comparten realidades económicas y sociales con las poblaciones que atienden las organizaciones sin fines de lucro que integran la Alianza, decidió dar por culminado el semestre y pasó de grado al estudiantado. La Alianza optó por continuar.

Los estudiantes de las escuelas bajo la Alianza acumulan complejas experiencias en la escuela tradicional. Sin embargo, la educación personalizada y reforzada por mentoría de la corriente alternativa ha sido ideal para abandonar su estatus ‘desertores escolares’.


Muchos estudiantes solo cuentan con sus celulares para conectarse a las plataformas educativas. /
Suministrada / CSIF

Clavel Méndez, directora ejecutiva de la Alianza, opina que la fórmula para sacar adelante el semestre en circunstancias adversas y con población vulnerable se basa en “el compromiso del equipo de trabajo”.

“El 80% de nuestros estudiantes no tiene acceso a una computadora, ni que decir a una tableta o una laptop. Muchos de sus padres lo que tienen es el telefonito de Obama, o sea, que los sacrificios que tienen que hacer para tener la información es bien grande y nosotros no los abandonamos. Nuestro sistema educativo es bien personalizado. Aquí la receta es paciencia, compromiso y amor”, señala la líder de la Alianza.

El reto de la tecnología ha sido intenso y las formas de subsanarlo han sido varias: desde dictar trabajos por teléfono hasta enviarlos a casa de un vecino, retratar hojas y pasarlas por Messenger, WhatsApp y mensajes de texto o suministrar tarjetas de capacidad ilimitada a profesores y estudiantes para que puedan estar disponibles mayor tiempo en sus celulares, entre otras. Se han estrenado en plataformas como Zoom o Google Classroom para crear aulas virtuales, han hecho inventario de computadoras en las escuelas y las han entregado a las familias. Incluso, han ubicado hotspots de internet en casas de familias que no pueden sufragarlo.

“Estamos llamando a empresas privadas para que los que vayan a decomisar computadoras, nos las donen porque no tenemos presupuesto para comprar laptops y sabemos que en agosto las escuelas no van a poder abrir. Queremos levantar un inventario de computadoras que le podamos prestar a los estudiantes y comprarles tarjetas para que puedan tener acceso a internet”, detalló Méndez.


Participante de Proyecto Nacer durante una sesión de mentoría.
Suministrada / Proyecto Nacer

Anayra Túa López, directora de Proyecto Nacer, cuenta que desde que comenzaron los terremotos durante el mes de enero iniciaron un proceso de introspección para asegurar la continuidad de sus servicios.

“Cuando llega la pandemia nos coge bastante adelantados”, dice y agrega que ya habían implantado el protocolo Procedimientos para garantizar la continuidad de servicios flexibles e ininterrumpidos. “Nuestro ejercicio siempre es cómo eliminamos o minimizamos barreras para el acceso de estos jóvenes que tienen muchas necesidades”.

“Todas las clases son remoto, se ajustaron los periodos lectivos y hay mucho refuerzo del componente psicológico y emocional porque esta situación exacerba issues emocionales preexistentes. Así que, estamos dando seguimiento mediante tele-psicología a cada una de las familias, por la mañana cogen clases y por la tarde reciben apoyo. Además, nuestro pediatra se conecta con todas las familias una vez a la semana y se evalúan los bebés”, explica la líder de la organización que atiende a padres adolescentes.

No interrumpieron las clases. “Nunca, ni un día perdieron”, dijo Túa sobre el trimestre que acaba el 15 de mayo. “Cuando hay voluntad aparecen las maneras de hacerlo”.

“Al principio, hubo confusión con los estudiantes porque decían ‘si el secretario dijo que pasamos de grado, por qué debemos mantener las clases’ y ahí tuvimos que volver a plantear que la autonomía que tienen las escuelas alternativas”.

En Nuestra Escuela consultaron con sus alumnos si interesaban continuar por la vía virtual cundo la gobernadora firmó la primera Orden Ejecutiva que mandaba cuarentena por dos semanas. Maestros y estudiantes aceptaron. Renovaron estrategias cuando vieron que la pausa se prolongaría.

“La asistencia a las clases virtuales está entre 63 y 67% de forma sostenida durante toda la cuarentena”, asegura Ana Yris Guzmán, cofundadora de Nuestra Escuela.

“Nuestros maestros han hecho un trabajo extraordinario”, añade Guzmán, “primero aprendiendo a trabajar en una plataforma que era desconocida para nosotros y luego, cuando el Departamento de Educación determinó detener el semestre de la forma abrupta que lo hizo, ellos tomaron la decisión de completarlo. Al principio, hubo confusión con los estudiantes porque decían ‘si el secretario (de Educación, Eligio Hernández) dijo que pasamos de grado, por qué debemos mantener las clases’ y ahí tuvimos que volver a plantear que la autonomía que tienen las escuelas alternativas nos permite tomar nuestras decisiones”.

LA TRIPLETA

Como país ya hemos experimentado la tripleta -huracán, terremoto y pandemia- y lejos de desanimarse, los estudiantes regresan a las escuelas alternativas. La directora de la Alianza resalta que el por ciento de retención de estas es de 96%, “cuando lo tenemos bajito”.

“Y esos jóvenes que perdemos es porque se mudan a pueblos de la isla donde no tenemos servicios o se van fuera de Puerto Rico. Si un estudiante no llega hoy lo llamamos y si no aparece, vamos a la casa a buscarlo. No enganchamos los guantes nunca”, menciona Méndez, directora de la Alianza.

La situación no es distinta en ASPIRA. Al igual que en otras escuelas alternativas de la Alianza, han implantado como método de evaluación el aprendizaje basado en problemas, por producto o a menor escala. En esos trabajos se aplican varias destrezas.

“Las clases han sido remotas y modificadas dependiendo de los recursos de cada alumno. No pudimos decir ‘la clase de tal cosa la vamos a dar de tal forma para todo el mundo’, fue imposible”, dice Cora H. Arce Rivera, directora ejecutiva de la organización.

“Aprendimos que no podemos cerrar las escuelas porque nuestros jóvenes nos necesitan. Aunque ellos peleen por tener que hacer una tarea, al menos se sienten atendidos: la trabajadora social está ahí, la consejera está ahí y los sigue empujando para que echen para adelante”, sostuvo Arce.

TECNOLOGÍA PARA RATO

Varios directores coincidieron en que, si bien lo jóvenes dominan el uso de las redes sociales, muestran lagunas en el uso de la tecnología. A juicio de María de Lourdes López, directora de Educación de los Centros Sor Isolina Ferré (CSIF), “no hay vuelta atrás” en el uso de la tecnología en el proceso educativo que se comenzó en esta cuarentena.

“Tenemos que bregar con la brecha digital. Hay un por ciento de nuestros participantes que no tienen acceso a la conexión de internet y hay que seguir trabajando con darle spots para conectarse. Lo que nos sorprendió es que solo el 25% de los muchachos tienen computadora, la mayor parte de sus accesos es a través de teléfono”, declaró López.

Los resultados de una encuesta realizada en marzo del año pasado en los Centros reflejaron que los alumnos estaban inclinados a usar más tecnologías en sus clases. La organización lo integró en su plan estratégico como complemento al trabajo en el salón de clases y la pandemia los obligó a implantarlo ahora

La cuarentena los llevó a lidiar de lleno con plataformas como Zoom y a combinar clases con sesiones de mentoría. “En nuestras poblaciones, el contacto uno a uno hace la diferencia y con estas plataformas nos asegurábamos de tenerlo”, afirmó López.

Los por qué de la labor realizada los sabemos. A José Javier Oquendo, del Programa de Educación Comunal de Entrega y Servicio (PECES), le preguntamos para qué se trabaja con tanta intensidad.

“La lección de la pandemia no es solo un cambio de modalidad, sino que pretende cambiar cómo nos expresamos y eso nos trastoca mucho”.

 

“Esta pandemia nos forzó a establecer unas medidas iniciales, no de prestación de servicios, sino de atender las necesidades prioritarias de cada joven. Primero había que establecer mecanismos de comunicación con ellos para darles las herramientas para sobreponerse a cada adversidad. Después vinieron las metodologías educativas”, sostiene Oquendo.

Para el director, lo más difícil ha sido la falta de contacto. “La característica principal de la organización es el concepto de cercanía y el cambio es dramático. La lección de la pandemia no es solo un cambio de modalidad, sino que pretende cambiar cómo nos expresamos y eso nos trastoca mucho; esperamos que PECES no se trastoque mucho”, confía.

Cuando pasen los años y los estudiantes de la Alianza miren atrás, recordarán que en tiempos de pandemia sus maestros no los dejaron solos. “Esa es nuestra esperanza, que sientan que estuvimos ahí y buscamos todas las opciones para ayudarles”, culmina Oquendo.

 

Alianza para la Educación Alternativa

 

ASPIRA de Puerto Rico

Centro: Carolina, Moca, Aguada, Mayagüez

Participantes 236

Ciclo educativo: semestral

En la pandemia: mantuvieron la educación y la consejería usando redes sociales y plataformas virtuales


 

• Proyecto Nacer

Centro: Bayamón

Participantes 73

Ciclo educativo: trimestral

En la pandemia: mantuvieron la educación y la consejería usando redes sociales y plataformas virtuales, distribuyeron sus computadoras entre algunas familias, tarjetas prepagadas y alimentos


 

• Centros Sor Isolina Ferré

Centros: Caimito, Ponce y Guayama

Participantes: 230

Ciclo educativo: bloques de 9 semanas

En la pandemia: mantuvieron la educación y la consejería usando redes sociales y plataformas virtuales


 

• Nuestra Escuela

Centros: Caguas, Loíza y Toa Baja

Participantes: 300

Ciclo educativo: semestral

En la pandemia: mantuvieron la educación y la consejería usando redes sociales y plataformas virtuales, distribuyeron las computadoras del centro, hot spots de internet y vales de compras


 

• Programa de Educación Comunal de Entrega y Servicio (PECES)

Centros: Humacao

Participantes: 286

Ciclo educativo: semestre

En la pandemia: mantuvieron la educación y la consejería usando redes sociales y plataformas virtuales y distribuyeron alimentos

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