La fundadora del programa Alcanza de la Universidad de Puerto Rico que integra nuestra Iniciativa Preescolar, falleció el pasado 10 de mayo. Sus colegas exaltan su legado para mitigar la tristeza.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé

Como un dínamo actuaba la experimentada educadora Annette López de Méndez. Diseñaba proyectos con agilidad para servir la necesidad del momento y los echaba a correr con atención al detalle. Lo dicen sus colegas en la Iniciativa Preescolar (IP) de la Fundación Ángel Ramos (FAR), los mismos que están devastados con la partida repentina de López de Méndez el domingo, 10 de mayo. Le sobreviven su esposo Héctor, su hija Nannette y su nieto Diego.


Annette fue clave en que se entendiera el uso de las artes como herramientas apropiadas
de enseñanza en edad temprana. Foto / Archivo FAR / Javier del Valle

Egresada de las universidades de Harvard, Nueva York, Stanford y Puerto Rico, López de Méndez fue maestra Montessori y profesora en la Facultad de Educación en la Universidad de Puerto Rico, institución que la reclutó en su Centro de Investigaciones Educativas. Desde ahí creó hace 15 años el Proyecto ALCANZA, que junto a APRENDO, de Fondos Unidos; Despertar Musical del Conservatorio de Música; Programa de Integración de las Artes Visuales del Museo de Arte de Puerto Rico; y Programa de Certificación Montessori, del Instituto Nueva Escuela, componen la Iniciativa Preescolar de FAR.

“Nuestra meta en la Iniciativa Preescolar es lograr que el personal educativo y directivo de los centros preescolares que atienden a la población de 0 a 6 años en Puerto Rico reciban capacitación básica al completar uno o más de los programas que forman parte de la Iniciativa. Sin duda, Annette ha sido esencial en el logro de esta encomienda”, resaltó Roberto Santa María, presidente de la Fundación Ángel Ramos.

Agregó que López de Méndez además fue asesora y/o mentora de varios de los programas que integran la IP. “Para nuestra Fundación y para la niñez en edad temprana en Puerto Rico, Annette ha dejado un capital educativo, político y social enorme”, dijo Santa María.

Por su parte, Carmen “Tita” Rodríguez, de Fondos Unidos, asegura que “Annette era muy firme en sus creencias y en la defensa de las mejores prácticas de enseñanza para la niñez temprana en donde quiera”.


María Agrinsoni, educadora. Foto / Archivo FAR / Javier del Valle

“En la Cámara de Representantes, en el Senado, en organizaciones sin fines de lucro, en centros de cuido, ella siempre buscaba que todo el mundo tuviera acceso a esas prácticas para asegurar el desarrollo saludable de los niños y, además, le interesaba mucho la formación de los padres de esos niños”, recordó Rodríguez.

Si encontraba una pared construida con dificultades, la atravesaba, si encontraba información de interés, la compartía. “Hay personas que son muy inteligentes, pero parten de la idea de que ‘tienes que depender de mi’. Ella no era así. Lo que ella quería era que Puerto Rico diera la oportunidad a los niños de mejorar su calidad de vida”, aseguró una de las líderes de Fondos Unidos.

Gloria De Llovio, experimentada profesional en el área de Educación, declaró que “su compromiso con la vida y con la niñez, su sentido de innovación y su característica de enfocar en la acción y en la implementación” resultan inolvidables.

“Personas como Annette aportan al campo de la Educación abriendo nuevas puertas, dando nuevas oportunidades, desarrollando proyectos que de alguna manera divulgan lo que son mejores prácticas y poniendo un gran énfasis en la calidad del servicio “, subraya De Llovio quien de paso destaca que la recuerda “siempre presente en el momento en que hace falta con alguna aportación”. “Siempre estaba dispuesta a decir que sí y a estar ahí”, dice.

EL PODER DEL PERITAJE

María Agrinsoni fue alumna de López de Méndez y participó de su tesis doctoral. Luego trabajó con ella en múltiples iniciativas, especialmente en ALCANZA.


Annette López de Méndez y Wanda Pacheco. Foto / Archivo FAR / Javier del Valle

“Annette siempre fue investigadora y en todo veía algo que se podía investigar o hacer, eso era lo que ella convertía en proyectos. Esa clave permaneció en ella y con los años alineó esos procesos de investigación a las necesidades de los niños del país y de los maestros que los atienden. Eso hizo la diferencia”, dice sobre los años que compartieron juntas.

“Ese es uno de los legados que ella deja en mi, adaptarnos siempre al cambio”, asegura Agrinsoni. “Sus proyectos eran progresistas, encontraba algo nuevo dentro de lo que ya teníamos. Ella sabía lo que podíamos hacer bien y confiaba mucho en nuestro trabajo, lo que hacía que fuera de mayor calidad porque los retos eran mayores; no todo el mundo podía atinar eso. Ella siempre tenía preguntas y quería que nosotras también las tuviéramos”.

Incluso celebra que “ella no seguía la corriente, no temía reflexionar, preguntarse, exponer, pensar y disentir”. “Yo la siento cerca”, confiesa emocionada.

La coordinadora de la Iniciativa Preescolar de FAR, Wanda Pacheco, resalta que “hasta que Annette no tuviera las cosas terminadas, no descansaba”.

“Annette instituyó el valor de las prácticas apropiadas de enseñanza en los diseños curriculares”, menciona Pacheco, “mirar cualquier diseño que vayas a hacer, desde la perspectiva de esas prácticas que ya están reconocidas y validadas como necesarias para acercarse a la vida de ese niño o niña en formación educativa”.

“Ella era el muro en el que nos apoyábamos todos”.

La conoció en el 2005 durante las consultas para guiar los lineamientos de la IP, pero empezó a trabajar con ella en el 2009, con las evaluaciones de dicha iniciativa, a la cual le veía posibilidades de acción extraordinarias.

“Su legado mayor en mi vida es la pasión por la niñez en Puerto Rico. Para mi siempre fue importante su opinión y siempre fue muy crítica desde una perspectiva fogosa. Su fogosidad hacía que tuviera una manera particular de compartir sus observaciones y cuando tú la escuchabas te dabas cuenta de que era una retroalimentación valiosa para el diseño de lo que se estuviese trabajando; cualquier instrumento nuevo necesitaba su mirada inquisitiva. Y lo próximo, después de su crítica, era el trabajo en equipo. También le gustaba escuchar”, puntualiza Pacheco.

López de Méndez ideaba, delineaba, creaba y ponía en marcha para empezar de nuevo poco después. “Todos sus proyectos iban tres pasos adelante, eso permitió que fuera una gran generadora de proyectos importantes, aún en tiempos difíciles”, insiste Pacheco.

EN BUSCA DE MÁS

Cuando Doreen Colón Camacho, gestora del Programa de Integración de las Artes Visuales del Museo de Arte de Puerto Rico, piensa en un gran logro de su apreciada colega, no titubea en señalar “el convencer y darles luz a los maestros, directores escolares, facilitadores y cuidadores, sobre el valor del arte y la cultura en el proceso de enseñanza y aprendizaje”.

“¿Y sabes qué tenía Annette para derrotar barreras?, peritaje, rigurosidad académica y profundidad intelectual”, insiste Colón Camacho, “pero a la misma vez eso no confligía, ni despertaba unas actitudes banales ante el mundo. Ella era el muro en el que nos apoyábamos todos”.

¿Qué sigue? Llegó el momento de honrar a Annette a fuerza de trabajos bien fundamentados, ágiles y adecuados.

“Uno de sus fines era concienciar a los educadores, a las instituciones gubernamentales, a la ciudadanía, sobre los criterios de calidad que deben estar presentes en los ambientes educativos. Su entrega y su lucha por mejorar las condiciones educativas para nuestra niñez siempre nos lanzó a apostar por más. Hoy y siempre nos inspirará a crear, a cambiar y a proveer oportunidades de crecimiento a nuestros niños, porque así construimos un mejor país”, culminó Santa María, presidente de FAR.

 

Fotos / Archivo FAR / Javier del Valle

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