Si el gobierno federal tiene una idea clara de cuántas personas habitan en nuestra isla, puede diseñar con mayor precisión las respuestas a las necesidades que enfrentamos. Eso propone el Censo 2020.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé

Si cinco personas responden al Censo 2020, cinco personas contará el gobierno federal y para cinco personas aprobarán fondos, proyectos e iniciativas a lo largo de la década que acaba de comenzar. Así de sencillo puede explicarse la importancia de llenar el censo dirigido a contar a todas las personas que habitan en Estados Unidos y en sus cinco territorios: Puerto Rico, Samoa Americana, Islas Marianas del Norte, Guam y las Islas Vírgenes estadounidenses.

La iniciativa es comandada por la Oficina del Censo de los E.E.U.U., donde se realiza por mandato de ley desde el 1790. En Puerto Rico se lleva a cabo desde el 1910. El resultado poblacional que arroja el censo determina la distribución de fondos federales para estados y comunidades. ¿Cómo afecta tu vida? Las mejoras a escuelas, hospitales o transporte público, entre otras, se determinan según los resultados de ese conteo. La viabilidad o la expansión de nuevos negocios, también está marcada por la información esencial que este instrumento ofrece a profesionales de todas las ramas.

En el 2020, el cuestionario puede llenarse de tres maneras: accesando https://2020census.gov/es para utilizar la vía virtual, llamando a la línea en español 844 426-2020 o llenando los papeles que dejaron en tu casa en una bolsita blanca que de forma llamativa dice CENSO y enviándolos por correo en el sobre predirigido incluido en el paquete. La primera fecha límite para cumplir dicha gestión es el 31 de julio. De ahí en adelante, enumeradores del Censo visitarán tu casa para recabar la información o podrás enviarla por las tres vías mencionadas antes de octubre.

Gisselle Laffitte, portavoz de la Oficina del Censo en la isla, trabajó en la edición del 2010 en la cual el conteo de habitantes en nuestro suelo fue de 3.4 millones.

“Supuestamente esto viene bajando así que, si no nos contamos todos, pues vamos a ser todavía menos”, alertó.

“Este es el primer paso para que la economía de Puerto Rico mejore o puede ser el paso para que la economía empeore, si no contestan el cuestionario. Hay que hablar bien claro, esto tiene que ver con dinero, con mejores escuelas, con servicios para todos, especialmente para la gente mayor, hablamos del Seguro Social, de los seguros médicos, de la salud, de los hospitales privados y públicos, de los préstamos que nos dan para comprar las viviendas. Todo depende de la información del censo”, puntualizó.

Laffitte puso como ejemplo las ayudas federales que el gobierno ha enviado durante esta pandemia, las cuales han sido canalizadas por agencias gubernamentales estatales o por organizaciones sin fines de lucro, en el caso de comida o efectos de protección sanitaria, entre otros.

“Todo eso proviene de fondos federales. ¿Y qué quiere decir eso? Que los fondos federales en Puerto Rico se dan a base del conteo del censo y, si no se hace correctamente, el dinero no va a llegar. Si no nos contamos todos, eso nos va a afectar en todas las ayudas y en todas las emergencias que tengamos de ahora en adelante hasta los próximos diez años. El censo se actualiza en ese término, es un conteo fijo”, dijo.

El conteo de la población se realiza por comunidad, por municipio y por la isla completa. Y no solo aspira a contar puertorriqueños, sino a todo el que vive aquí.

EXTRANJEROS TAMBIÉN CUENTAN

Personas extranjeras que vivan en nuestro país también son convocadas a llenar el cuestionario del censo.

“En lo que va a ayudar el censo es en que las personas que vivan en Puerto Rico tengan dinero en el bolsillo. Y no digo puertorriqueños solamente porque queremos contar a todos: a chinos, a dominicanos, a haitianos, a mexicanos, a colombianos, a venezolanos. Todos lo que viven en Puerto Rico deben contestar el censo porque de una manera u otra recibimos esos servicios que viabiliza en las carreteras, en la energía eléctrica, en el agua potable, que son cosas básicas que necesitamos. Situaciones como la pandemia lo demuestran, hubo un dinero que le llegó a todo el mundo, pero fue a base de los datos estadísticos del censo”.

Usualmente, algunas personas manifiestan temor ante el cumplimiento de esta responsabilidad ciudadana. Que la información provista sea compartida con otras agencias gubernamentales, lo que resulte en un problema para el individuo, es una preocupación recurrente. Sin embargo, la Oficina del Censo asegura que no comparte sus datos. En su portal se aclara que “por ley, la Oficina del Censo no puede compartir ninguna información que lo(a) identifique a usted, su hogar o su negocio, ni siquiera con la Policía. Su información está protegida bajo el Título 13 del código de los EE. UU.”.

Agregan que los empleados de la agencia con acceso a los datos hacen un juramento para proteger la información de por vida y que antes de publicar cualquier estadística del 2020, verifican que cumpla con sus estrictas normas de confidencialidad. 

“Es totalmente confidencial”, asegura Laffitte. “En ningún decenal ha habido ningún caso en que una persona haya sido extraditada, encarcelada o perjudicada por la información que ofreció en el censo”.

Reconoce la portavoz​ que algunos ciudadanos piensan que la información va a parar a otra agencia “y yo he escuchado en residenciales ‘no me atrevo a poner la cantidad de personas que viven en mi apartamento porque el contrato que tengo se supone que sean menos y puedo perder mis beneficios’”, relata Laffitte.

“La realidad es que eso es falso porque la información es puramente datos estadísticos para la economía: no es quién tú eres y qué haces. La información es solo para el censo, por ley es privada y el censo ha sido enfático en cumplirlo”, agrega.

La portavoz solicita a las organizaciones sin fines de lucro que concienticen a sus participantes sobre la importancia de ser contados en el censo, como manera de allegar ayudas que les impulsen a sobrellevar el difícil panorama que nos dejan la crisis económica, los huracanes, los terremotos y la pandemia. Nada tienen que perder y mucho tienen que ganar.

Fotos: Javier del Valle

 

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