Con este gimnasio exclusivo para personas VIH positivas, la organización La Perla del Gran Precio atiende de forma innovadora sus necesidades específicas de salud.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
¿Se llevan bien el VIH y el ejercicio? En la organización La Perla del Gran Precio la respuesta es sí. Para consentir y procurar el bienestar de la población de pacientes VIH positivos que atienden, establecieron un gimnasio que ofrece un programa de ejercicios adaptado a sus necesidades y un área en medicina suplementaria alternativa. Está ubicado en Hato Rey.
“Atendemos a mujeres, a hombres y a transexuales con VIH que tengan bajos ingresos, todos son bienvenidos. Nosotros tenemos el único gimnasio especializado en esto en Puerto Rico, en el Caribe y hemos buscado por Estados Unidos y todavía no hemos encontrado uno igual”, indica Lissette Alonso, fundadora de la organización.
“La particularidad es que aquí vienen las personas VIH con enfermedades como naturopatía, condiciones de la piel como lipodistrofia o son operados de la espalda. Otros tienen algún tipo de condición mental. Tenemos una neurosicóloga que trabaja con ellos, dos terapistas físicos y entrenadores, y les hacemos un programa según la necesidad física del participante. No es que tu vienes aquí a ‘echar pepa’ en los músculos, digo, también pasa”, dice Alonso entre risas.
Sin embargo, uno de los logros más impresionantes es ver cuando los participantes que llegan en sillas de ruedas comienzan a mejorar sus dificultades de movilidad y dependen menos de ella. “En tres meses ya empiezas a ver el cambio, cómo caminan mejor”, subraya sobre el posible resultado.
MEDICINA ALTERNATIVA
Para alcanzar el bienestar de sus participantes, el gimnasio cuenta además con un área de medicina suplementaria alternativa que complementa el tratamiento médico que reciben.
“Tenemos unas personas expertas en esto y diferentes técnicas, modalidades y equipos para darles un tratamiento no convencional, pero sin quitarle su tratamiento médico regular. Para comenzar tenemos que evaluar su caso, por eso tienen que traer todas sus pruebas médicas de VIH y de su sistema inmunológico porque trabajamos chequeando todo eso”, añade Alonso.
Debido a la pandemia por COVID-19, el gimnasio no puede recibir participantes a todas horas y libremente. “Ya no pueden llegar en bonche a usar el gimnasio, lo estamos haciendo por cita y atendemos entre 35 y 40 personas diarias”, indica.
Alonso es fiel creyente en la rehabilitación y en el acompañamiento de personas con VIH, con problemas de drogadicción o de salud mental; tres condiciones que suelen presentar los participantes que sirven.
“Tú tienes que tener fe de que esa persona que tú estás ayudando lo logrará, que podrá estar un poco mejor. No puedes darle la ayuda o el détox y dejarlo solo porque se le hará muy difícil sin apoyo. Ellos saben que nuestras puertas están abiertas”, culmina.
Fotos / Javier del Valle