Qué hacen, cuáles son sus metas inmediatas y qué las inspira son algunas de las respuestas que ofrecen directivos de las organizaciones sin fines de lucro finalistas al Premio Tina Hills 2021. Conoce a Para la Naturaleza.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé

El vaivén de los bambúes hipnotiza. La zona de los estanques en el antiguo Acueducto de Río Piedras, donde decantaba el agua proveniente del meandro del río, provee una metáfora ideal de las oportunidades alentadoras que ofrece la conservación de nuestro ecosistema natural. En agenda está recuperar las cuatro cuerdas de agua para convertirlas en un acuario donde se introducirán especies endémicas en peligro de extinción o ya extintas.

“Tener unas aguas limpias, unas playas y corales limpios, eso es desarrollo económico. Tener unos bosques saludables con veredas para corredores, para bicicletas en bosques urbanos, para mí eso es calidad de vida y bienestar para las comunidades. De la misma forma, tener una alimentación saludable sin químicos y apoyar una industria local, eso es bienestar económico”, afirma convencido Fernando Lloveras San Miguel, presidente de la organización Para la Naturaleza (PLN).


Representantes de la Fundación Ángel Ramos -a la izquierda Roberto Santa María y Laura López
y a la extrema derecha María Jaunarena y Diego Suárez Matienzo, junto a Andria N. Satz Morán,
Fernando Lloveras San Miguel, Judy Galib Frangie Bras y Tatiana Hernández Cotto
de Para la Naturaleza. Foto / José Pérez

“Tener unas comunidades que van más allá de dormitorios de un proceso industrial masivo, que tengan su actividad, generación de ingresos y cohesión social, para mí como organización podemos ser una variable importante en ser todo eso, por eso no nos vemos nada más como un ente que protegemos los espacios naturales y la biodiversidad, estamos protegiendo al ser humano”, añade el líder de la organización que surge de los esfuerzos que hace 51 años comenzó el Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico para proteger y concienciar sobre el valor del ecosistema de nuestras islas, en medio del desarrollo y desparramamiento urbano que caracterizó la década de los 70’s.

Un buen ejemplo de los resultados que se obtienen cuando se contempla y se aprovecha el recurso natural, lo brinda el lugar donde se realiza esta entrevista. “Precisamente fue el Acueducto de Río Piedras el que suplió agua a la ciudad de San Juan y permitió que creciera, si no es por este sistema de filtración y captación de agua, no sería lo que es hoy”, añade Lloveras.


Judy Galib Frangie Bras, Tatiana Hernández Cotto, de Para La Naturaleza, Ana Teresa Toro,
maestra de ceremonias y Pedro Reina, integrante de la Junta Consultiva del
Premio Tina Hills 2021. Foto / José Pérez

La desconexión del ser humano con la naturaleza ocurre de manera gradual. 

“Por alguna razón, nuestros modelos económicos y sociales nos desconectan de esa fibra que es la que nos nutre y, ha sido a tal grado, que hemos perdido el entendimiento de la importancia de esto. La cultura ecológica busca que em

 

pecemos a valorar correctamente algo que hemos desvalorado por entender que somos un ente dominante y que no necesitamos la naturaleza para lograr nuestro bienestar y yo creo que, lo que hemos aprendido en los últimos años, es todo lo contrario: necesitamos de la naturaleza, está con nosotros. En toda esta trayectoria de 51 años como organización empezamos entendiendo que lo más importante era proteger la naturaleza y 50 años después nos damos cuenta de que, a quien tenemos que proteger, es al ser humano de sus propias decisiones”, señala.

VIVA LA ESPERANZA

“Es un gran honor ser finalista. La Fundación Ángel Ramos es una de las organizaciones más prestigiosas que está todos los años mirando y evaluando el trabajo de muchas organizaciones en Puerto Rico. Sería un gran apoyo contar con ella para seguir con nuestra causa y para buscar que más personas se unan a ella; sería una gran alianza la que tendríamos”.

La buena noticia es que la convivencia con la naturaleza se puede revertir a una más sana, particularmente en una época en que vivimos los efectos que provoca el calentamiento global. Vivir de espaldas a la naturaleza ya no es una opción.

“Todo el mundo puede lograrlo”, asegura Lloveras guiado por sus vivencias con diversos componentes de la sociedad.

“Hemos vivido la importancia de la continuidad, nos hemos dado cuenta de lo cuidadosos que tenemos que ser en construir cada bloque sobre una base sólida. Pero al final del día, pensando en Puerto Rico y en cómo se sostiene este proyecto hacia el futuro, apostamos mucho a la cultura ecológica porque una vez esa persona captura esos valores los pone en práctica y los pasa de generación en generación. La mejor forma de continuidad no es nosotros como organización estar protegiendo para que no dañen nada, sino que las mismas personas y comunidades, como grupo, puedan tener la filosofía y los principios básicos de la conservación para esta generación y para el futuro”, subraya el presidente de PLN.


María "Baby" Jaunarena, presidenta de la Junta Consultiva del Premio Tina Hills 2021, entregó el galardón
de finalistas de esta edición a Judy Galib Frangie Bras, coordinadora de Fundaciones y Desarrollo y a
Fernando Lloveras San Miguel, presidente de Para la Naturaleza. Foto / José Pérez

Para asegurar la salud ecológica de las islas de Puerto Rico, en el 2013 la organización propuso como meta de país alcanzar el 33% de terrenos protegidos para el año 2033, cifra mínima requerida para asegurar agua, aire y suelos de calidad. Al momento, solo se ha alcanzado el 16%; el objetivo global es de 20% para el 2030.

“La otra meta es lograr que Puerto Rico recupere su conexión con la naturaleza y conviva con ella en lugar de usarla o desusarla. Tenemos más de 40 personas sembrando más de 100mil arboles al año y entidades apoyando ese proceso de reforestación que es una de las formas más económicas y viables de combatir este cambio climático que estamos viviendo. Todo el apoyo que hemos sentido y estoy viendo me da mucha esperanza de que nos vamos a reestructurar y que las inversiones que tenemos que hacer para tener unos ecosistemas saludables las vamos a poder hacer”, acaba Lloveras.

Garantizar un suelo digno y limpio, así como la belleza de Puerto Rico y sus islas, es un compromiso compartido. Las generaciones que nos siguen merecen nuestro esfuerzo.

TRANSFORMACIÓN

  • El Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico nace en el 1970 ante la preocupación de que el desarrollo urbano consumía aceleradamente los ecosistemas del archipiélago de Borinquen. La meta de la organización es proteger espacios naturales con alto valor ecológico. 
  • En los 80’s agregan el componente educativo para que se entendiera el valor y la razón de la conservación de lo que muchos consideraban “terrenos baldíos”. El proceso educativo se vincula con la preservación histórica e impacta a más de 80 mil visitantes al año, a través de todas las áreas naturales que conservan. Surgen los intérpretes ambientales.
  • Para la Naturaleza nace como un brazo educativo del Fideicomiso para integrar a la sociedad en la conservación de sus ecosistemas naturales y a manejar sus áreas naturales como la Hacienda la Esperanza en Manatí o Las Cabezas de San Juan en Fajardo, entre otras.
  • A inicios de la década del 2000 estrena el proyecto “Ciudadano científico”, que transforma el impacto educativo de la organización.
  • Se esboza un plan de conservación contemplando toda la isla y a las comunidades. Pre y post huracán María se apoya a las comunidades para que tengan medioambientes saludables, en 33 de ellas se cubren otras necesidades además de la conservación.
  • Inicia la relación de apoyo con agricultores agroecológicos y a partir del 2018 cobra más fuerza.
  • Establecen alianza con 20 escuelas Montessori públicas alrededor de la isla que les permite inculcar una saludable cultura ecológica en niños y jóvenes.

 

 

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