Luego de haber sido finalista en otras ediciones y reconocida en la edición especial por su labor tras la emergencia del Huracán María, Taller Salud gana el Premio Tina Hills 2021. Conoce el trabajo de esta organización sin fines de lucro.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé

La definición de salud que maneja Taller Salud es elástica. Primero se ocupó del cuerpo femenino y, después, de los factores externos que lo afectan. En la planificación de servicios de la organización comunitaria con 42 años de experiencia, el término “salud” adquirió el apellido, “integral”, que varió las definiciones con que -tanto organización como participantes – diseñan el deseado estado de bienestar.

“Lo primero es que nosotras entendemos la salud como un derecho humano que no es negociable y lo segundo es que para nosotras la salud tiene apellido; la salud es integral, es un estado de equilibrio que cada persona tiene con su entorno, eso quiere decir que cada persona define lo que es salud para sí misma y eso también le aplica a la comunidad. Ha llegado un punto donde nosotras nos consideramos testigos y facilitadoras del proceso de apoderamiento de su propia salud que lidera la persona”, dice Tania Rosario, quien hace cinco años dirige la organización.

Sin duda, esta etapa de crecimiento requiere “que alguien te dé la mano”. “A veces las circunstancias de vida, especialmente en nuestras comunidades con más vulnerabilidad, los retos son múltiples y son como unos muros altos de sobrepasar. Nuestro trabajo es defender el derecho de la gente a su proceso de imaginar la vida que quieren, apalabrar y encaminar los procesos que sean necesarios para vivirla”, añade la directora.


Tania Rosario, directora ejecutiva de Taller Salud. Foto / José Pérez

El modo flexible con el que la organización abraza el concepto de salud, la llevó a concebir Acuerdo de Paz, un programa de acompañamiento y mentoría basado en evidencia, establecido en 2009 para prevenir la violencia en comunidades de Loíza, transformar conductas afines y establecer una cultura de paz sostenible. Identificar, interrumpir y transformar es la vía de acción con los participantes, junto al impulso para culminar estudios e incentivar el desarrollo económico.

“Nosotros llegamos a Acuerdo de Paz de la mano de las mujeres que nos dejaron saber que, si había una prioridad de salud para ellas, era que no le mataran sus hijos. Ahí es donde viene la flexibilización, decir ‘si esto es una prioridad de las mujeres pues debe ser una prioridad feminista’, no importa que no lo hayamos hecho antes, podemos aprender o podemos encontrar un modelo o adaptarlo a nuestra realidad y podemos aprender en el camino”, menciona Rosario.

Lo que a todas luces era un problema en alza por años y sin solución a la vista, comenzó a ceder. Tras el primer año se redujeron en un 52% los asesinatos violentos, indica.

“Se ve como una estadística impresionante, pero en las vidas de la gente eso reduce el miedo cotidiano de que el próximo joven muerto sea tu hijo, sea tu hermano, tu padrastro, eso impacta la dinámica de todo el pueblo. Si la gente tiene miedo, opera desde ahí, está más acorralada, tiene menos capacidad de imaginarse la belleza que merece, así que no había horizonte para uno apostarle a un futuro con una sombra como esa en nuestras comunidades; era una tarea urgentemente feminista y nunca lo cuestionamos”.

La revisión de la misión, la visión y los valores de la organización fueron un requisito.

ACCIÓN Y COMPAÑÍA


Roberto Santa María, presidente de la Fundación Ángel Ramos, entrega a representantes de
Taller Salud el Premio Tina Hills 2021. Foto / José Pérez

Antes de este proyecto, Taller Salud implantó un modelo de promoción y de educación en apoderamiento de la salud. Rosario puntualiza que “nunca se han considerado una organización exclusivamente de brindar servicios”.

“Es una organización que aboga y acompaña a comunidades y organizaciones en procesos de decidir políticas públicas que les afectan y eso ha sido así desde los principios”, menciona y como ejemplo indica que integraron el comité que redactó la Ley 54 (Ley de Prevención e Intervención con la Violencia Doméstica) y los esfuerzos por fundar el primer albergue de víctimas, Casa Protegida Julia de Burgos, entre otros.

Ahora enfrentan una pandemia para la cual, según su directora, se prepararon durante el huracán María, pues evitaron cometer errores como esperar una “respuesta coherente” del gobierno. 

“Estamos conscientes de que la coyuntura histórica que vivimos nos convoca a renovar nuestros valores fundacionales. Sabemos también que son las comunidades más vulnerables y desprotegidas quienes llevarán la peor parte ante la crisis que vivimos, ya sea por recortes en los servicios disponibles o por apatía social. Al recibir este premio, Taller Salud invertirá en aquellas áreas que nos permitan expandir nuestros servicios a otras regiones de la isla, incidir efectivamente en la aprobación de medidas de política pública a favor de las comunidades que viven mayor exclusión social y crear consciencia ciudadana de la necesidad de sumar las acciones solidarias individuales para generar un efecto multiplicador”.

“Para la pandemia no esperamos nada, el viernes 13 de marzo ya habíamos decidido que el lunes 16 íbamos a tener una línea de 24 horas de atención a víctimas -sin tener call center ni empleadas para eso- pero sabíamos que, si se declaraba un confinamiento como ocurrió ese domingo 15, nuestras víctimas iban a estar confinadas con sus agresores. La experiencia del huracán nos dejó ver que la escala de daños se puede magnificar en cuestión de horas, que la toma de decisiones en los primeros cinco días es crucial y que se deben tomar con una conciencia interna y externa de cuáles son tus dimensiones de impacto, cuál es tu capacidad y cuáles son tus prioridades y nuestra prioridad son nuestros participantes, así que no hubo ni un segundo de duda”.


Representantes de la Fundación Ángel Ramos -a la izquierda Roberto Santa María y Laura López
y a la extrema derecha María Jaunarena y Diego Suárez Matienzo, junto al equipo
de Taller Salud. Foto / José Pérez

De inmediato, comenzaron a recaudar fondos para ampliar el alcance de dicha iniciativa porque “la velocidad es clave en las emergencias”.

“Principalmente, porque comunica el mensaje de que las vidas de nuestros participantes son nuestra prioridad, pues la inacción lo que comunica es que hay unas vidas que son dispensables, que no importa si se pierden. Nosotras, dentro de nuestra escala, de lo que era posible hacer, estábamos decididas a comunicar el mensaje opuesto desde la primera hora de ese confinamiento: que íbamos a mover cielo y tierra para garantizar su seguridad, su acceso a alimentos en momentos en que la falta de información estaba causando angustia”.

Por primera vez en cuatro décadas, la organización aspira a ser propietaria de una sede en Loíza y desde ahí expandir algunos de sus modelos exitosos a otras zonas de la isla.

“Veo una sede bien bonita, veo una escuela de formación de liderazgo y de apoderamiento en salud para Puerto Rico y el Caribe, veo una clínica móvil de salud integral de las mujeres que pueda dar servicio en nuestra región y moverse a regiones que tienen indicadores más altos de falta de acceso a servicios que podemos brindar”, anticipa planes futuros.

Taller Salud ya es considerada integrante importante en Loíza. 

“Nos lo dejan saber de maneras bien bonitas. Después del huracán Hugo, el trabajo de Taller Salud en Loíza se solidifica más y el compromiso y las relaciones se van construyendo de forma más sostenida en el tiempo y ya no había vuelta atrás. Después de Acuerdo de Paz, que para que su modelo sea efectivo necesita que quienes lo lleven a cabo sean los loiceños, por primera vez la mitad de nuestro equipo era gente de la propia comunidad y eso automáticamente empieza a transformar la organización. Con el pasar de los años, en las Fiestas de Santiago Apóstol, en los eventos comunitarios, en la Cabalgata de Reyes, hemos ido viendo cómo nuestra presencia es esperada, pedida. También, nos han dejado saber de muchas maneras cuánto agradecen que hayamos estado aquí después de María y eso no hay quien lo borre”, resume la interacción Rosario.

No hay marcha atrás, Taller Salud ya es Loíza.

TRANSFORMACIÓN

  • A finales de los 80’s la colectiva decide incorporar y registrar la organización en el modelo sin fines de lucro.
  • A finales de los 90’s se establecen dos sedes: en Río Piedras, donde se realizan estudios de género e investigación feminista, y en Loíza donde llevaban diez años de trabajo con las féminas. Decidieron permanecer solo en Loíza.
  • Realizan charlas y talleres de concienciación sobre la salud física a través de autoexamen de mama, vaginal y trabajo de prevención de violencia sexual y doméstica en espacios seguros y comunitarios.
  • Visitan escuelas para trabajar con adolescentes temas relacionados a la prevención de violencia en el noviazgo y educación sexual integral.
  • En escuelas de la región educativa que incluye a Loíza -que comprende pueblos como Canóvanas y Río Grande- se trabajó la prevención de violencia sexual en la niñez educando al personal escolar y promoviendo círculos de lectura de cuentos con niños y niñas para identificar riesgos de violencia sexual.
  • *El inicio del Programa Acuerdo de Paz es innovador, ya que al empoderamiento político y apoderamiento del cuerpo que propone la organización, se une un enfoque de salud pública que toma acción para detener la violencia comunitaria.
  • El huracán María fue un hito y la respuesta que ofrecieron provocó una nueva transformación en la organización.
  • Al momento, siguen un modelo de financiamiento híbrido que se nutre de fundaciones de Estados Unidos y Puerto Rico, de donantes individuales a través de las distintas plataformas de donación en línea, donaciones del gobierno federal y del gobierno estatal a través de la Comisión de Donativos Legislativos. Aprovechan trabajo voluntario y donaciones en especie.

 

Fotos / José Pérez

Vídeo / Juan Carlos Álvarez Lara

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