La Corporación Milagros del Amor celebra 25 años de trayectoria mejorando las condiciones de vida de hombres y mujeres en nuestras calles.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé


Gladys Rodríguez, directora ejecutiva de la Corporación Milagros del amor. Foto / Javier del Valle

Cuando el timbre suena en la puerta de la Corporación Milagros del Amor en Caguas, es muy probable que anuncie el cambio de una vida. El proyecto de la Primera Iglesia Bautista de Caguas celebra este próximo abril, 25 años de labor con personas sin hogar y en necesidad.

“La Corporación Milagros del Amor no es un negocio, para nosotros es un ministerio de servicio y el modelo que utilizamos es el de Jesús, él no miraba la situación de la persona, brindaba la ayuda a todo el mundo por igual”, destaca Gladys Rodríguez sobre la organización sin fines de lucro que aprovecha la tradición de servicio que hace 120 años mantiene la iglesia bautista.

La persona sin hogar que toca el timbre viene en busca de algunos de los servicios que ofrecen. Está el programa de vivienda permanente -Por mi hogar 1, Por mi hogar 2 y Veredas del río- que se nutre de fondos del Departamento de Vivienda federal (HUD, por sus siglas en inglés). Disfrutan también de las meriendas o de las compras de emergencia para familias que ofrece el Colmadito de Jesús Pedro Viera; de la ropa disponible libre de costo en el bazaar Rincón del Amor y de Espacio de mujer, un moderno ofrecimiento de duchas y área de aseo para damas. A eso se suman los servicios de trabajo social, manejo de casos y sicología que les permite encaminar sus vidas y dejar la calle.

Mejorar su calidad de vida no solo implica conseguirles una vivienda adecuada, sino también ayudarle a superar situaciones como adicción a drogas o alcohol, analfabetismo, condiciones físicas o mentales.


Equipo de trabajo de la organización que atiende personas sin hogar. Foto / Javier del Valle

“Eso incluye también enseñarle a hacer una compra, un arroz, a lavar ventanas, a limpiar una casa, todo eso se trabaja en el área de desarrollo de destrezas de vida. Ahora con la pandemia les damos actividades para el hogar como kit para tejer, canvas para que dibujen y se entretengan un poco y no ocupen la mente en otras cosas”, enumera la directora.

Ésta destaca que cuando se realiza un censo de personas sin hogar, suelen dominar los varones.

“Hicimos Espacio de mujer para que la mujer sin hogar se pueda venir a bañar, no había un lugar en toda esta región para ellas bañarse, los hombres pueden hacerlo en Peregrinos”, dice Rodríguez sobre la organización de FUNDESCO con la que colaboran en el área.

“Las alianzas son imprescindibles en el trabajo de las organizaciones sin fines de lucro. Tenemos la oportunidad de conocer otras organizaciones que brindan servicios como los de nosotros para en el momento en que llega el participante poder identificar cuál es la necesidad y ver cómo lo podemos ayudar y, si no tenemos los recursos internos, ver cómo estas otras organizaciones nos ayudan; de igual manera ellas nos refieren a nosotros”.

Tras asearse, al igual que los participantes varones, las mujeres reciben un kit de higiene, de protección contra el COVID-19, ropa limpia, toalla, una frisa para las noches frías y ayuda social.

SIN HOGAR POR MÁS DE UN AÑO

Milagros del Amor se especializa en atender personas sin hogar crónicos, es decir, que no importa su trasfondo, llevan más de doce meses en la calle. Usualmente tienen pobre salud mental, adicciones a drogas y alcohol o una condición incapacitante, pero no es la única característica. Cualquier persona podría quedar en esta vulnerable situación luego de un problema de violencia de género, tras un divorcio en el que el excónyuge mantiene la residencia o tras la pérdida de trabajo.


En el bazaar Rincón del amor, los participantes pueden adquirir ropa, zapatos
y artículos para amueblar su nuevo espacio. Foto / Javier del Valle

“Se sirve a Caguas y pueblos limítrofes con los programas de vivienda a través de HUD y bajo una sombrilla COC 502 cubre más pueblos en toda el área sur, pero generalmente los participantes que atendemos o nos refieren muchas veces migran de otros pueblos y los ubicamos en Caguas”.

El trabajo con el participante incluye servicios variados que van desde apoyo sicológico, referido a programas de desintoxicación o albergues, identificación de residencia, asistencia con resumé y referidos a entrevistas de empleo o a adiestramientos con programas municipales.

“A mí me ha sorprendido cómo hay personas que me han dicho que, saliendo de una iglesia, atendamos personas transgénero. Nosotros solo vemos la necesidad, aquí no estamos para juzgar a nadie, aquí se atiende a todo el mundo y si no tenemos el recurso lo vamos a buscar”, insiste firme Rodríguez.

También se han enfrentado con la realidad de que, tras vivir bajo un techo, la persona no se acostumbre y prefiera regresar a la calle.


Espacio de mujer permite a las féminas deambulantes bañarse y obterner ropa limpia,
además de servicios sociales. Foto / Javier del Valle

“No se adaptan e intentamos con nuestros recursos de que se quede, pero diferentes situaciones los hacen volver a la calle. No los podemos obligar a estar en una vivienda y nos duele muchísimo porque no es lo que quisiéramos. Cuando mantienen el espacio vemos el progreso de la persona y lo seguimos acompañando”, dice sobre relaciones de confianza que se fortalecen con el tiempo.

Cuando el participante adquiere estabilidad, consigue empleo formal o se autoemplea, comienza a pagar la renta del espacio en el que vive.

“Pero la mayoría de las veces pasan a otro programa. Si la persona es muy mayor, quizás va a una égida o pasa a vivienda pública, pero la mayoría están varios años con nosotros porque estos procesos no se dan de un día para otro, esto toma tiempo y eso es algo que a veces se le hace difícil entender a la gente. Lo importante es ser constante y mantenernos brindándoles el apoyo”, indica y menciona que las restricciones de sus programas son que el participante vandalice o destruya lo que se le ha brindado.

Los participantes son llamados por su nombre en Milagros del Amor y Rodríguez procura mantener el ánimo de empleados que muchas veces cruzan las líneas de la empatía y llegan al cariño, “porque sentimos ese dolor del otro”.

Entre los planes futuros -interrumpidos por la pandemia, pero listos para retomarse- está desarrollar proyectos que atiendan a adultos mayores, la prevención de jóvenes y la alfabetización.

“No todo el mundo entiende que las personas sin hogar no están ahí por poca vergüenza, porque lo escucho mucho: ‘quién le mandó a estar ahí, perdió el tiempo’. Muchos de nuestros participantes han sido víctima de la malicia de otras personas y quizás no han tenido los recursos para poder salir de esos ciclos, así que necesitan gente que los pueda ayudar, que le den ese empuje y nosotros nos ponemos en su lugar y le damos el servicio. A veces es difícil lograr su confianza, pero trabajamos con ellos. Cada vez que vemos una persona sin hogar en la calle, es importante entender que fue un niño en algún momento y tiene una historia, que son seres humanos y que necesitan de nosotros”, dice Rodríguez.

¿Sabes cómo los participantes comprueban que los tratan con honestidad? Cuando los miran a los ojos. “Para ellos eso es bien grande”, culmina la directora.

Hagamos nuestra parte.

 

Corporación Milagros del Amor acepta donaciones:

 

•  Ropa para mujeres y hombres, mayormente delgados, y entre los zapatos el más requerido es tamaño 10.


•  Ropa interior nueva


•  Artículos de aseo


•  Alimentos no perecederos para el colmado


 

Más información: 787/745-4605

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