La alianza entre la Coordinadora Paz para la Mujer y la Fundación Ángel Ramos ha logrado cubrir parte de la falta de servicios de intercesoras legales que sirven a víctimas de violencia de género en los tribunales de Mayagüez y Aguadilla.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé 

Las organizaciones que atienden la zona oeste, Casa Protegida Julia de Burgos y Siempre Vivas, entre otras, levantaron bandera: los tribunales de Aguadilla y Mayagüez necesitaban más intercesoras legales que pudieran servir los crecientes casos de violencia de género que se reportan en el área.   

De ahí surgió la alianza de la Coordinadora Paz para la Mujer con ambas organizaciones y con la Fundación Ángel Ramos, para mejorar las oportunidades de las mujeres que arriban en busca de ayuda para escapar del abuso doméstico. Para esto se creó un fondo de $100,000. 

El proyecto de intercesoras para los Tribunales de Aguadilla y Mayagüez está activo desde el pasado mes de diciembre del 2021 y han antendido más de 70 casos. La iniciativa resulta bien recibida en momentos en que el gobierno estatal declaró un estado de emergencia por violencia doméstica. Hasta abril de este 2022, se han reportado seis feminicidios en el país. 

“Inicialmente el proyecto piloto empezó en Mayagüez y luego llegó a Aguadilla. Ya se han atendido más de 70 casos”, afirma Coraly León Morales, directora ejecutiva de la Casa Protegida Julia de Burgos.

El proyecto cuenta con la experimentada intercesora legal, Ángela Jiménez, como mentora del nuevo grupo de trabajo. Cuando comenzaron la etapa de reclutamiento, se toparon con que hay insuficiencia de intercesoras legales certificadas en el país, proceso que completa la Oficina de la Procuradora de las Mujeres. 

Una intercesora legal es un recurso del que puede disponer una víctima cuando inicia un proceso legal contra un agresor, el cual le orienta, le asiste, le apoya emocionalmente, canaliza ayudas y anticipa riesgos. La Ley 54 del 15 de agosto del 1989 fue enmendada para añadir un inciso que reconoce la figura de la intercesora legal y estipula sus funciones. 

“Al no haber flexibilización en la certificación de las intercesoras legales hay escasez, así que tuvimos que ampliar la mirada para buscar también trabajadoras sociales. Así conformamos un equipo de tres profesionales que está activo. Para lograrlo visitamos los tribunales e hicimos una alianza con la Oficina de Administración de Tribunales para que aceptaran la compañía de las trabajadoras sociales en el proceso”, explica la líder de Casa Julia. 

La intercesora legal es una de las pocas figuras que puede acompañar a una víctima mientras navega en el usualmente desconocido y confuso proceso legal.

“En ambos tribunales tuvimos conversaciones con coordinadores de sala y jueces administradores y estuvieron de acuerdo en aceptar el acompañamiento de trabajadoras sociales. Esa decisión queda a discresión de los jueces en cada tribunal, ellos reconocieron la necesidad de las sobrevivientes ser acompañadas y orientadas para salvaguardar sus derechos” expone León. 

Es difícil comprimir la labor de las intercesoras legales en una jornada tradicional de trabajo. Por ejemplo, en un solo caso, ellas orientan sobre el proceso de solicitud de la orden de protección, explican los derechos de las víctimas y los testigos del crimen, les ayudan a cumplimentar documentos requeridos en la orden de protección, canalizan las necesidades de las sobrevivientes y sus familias, y coordinan para que reciban las ayudas necesarias, entre otros servicios. 

“Esto puede significar días de trabajo. Los procesos se dilatan porque hay responsabilidad de la Policía y del Tribunal, puede significar muchas horas de trabajo y no hay horario porque la violencia de género no tiene hora”, menciona León. 

DESCONOCIMIENTO EN EL OESTE 

El centro de la Casa Protegida Julia de Burgos en la zona oeste atiende regularmente unas 130 sobrevivientes, sin incluir en la cifra a los menores a los que también les ofrecen otros servicios especializados.  

“En comparación con la zona metro, hay menos organizaciones ofreciendo servicios acá; está Alas a la mujer, Siempre Vivas y Casa Julia. Por eso hay menos conocimiento sobre los derechos de las víctimas. Ha sido fundamental estas alianzas formales con los tribunales para poder llenar esos vacíos de servicio. Antes de este proyecto había intercesoras legales en los dos tribunales, pero había horarios sin cobertura. Con este proyecto se están pudiendo ampliar los horarios y más ahora con el aumento en femenicidios y casos de violencia de género en el país”, indica León. 

Reconoce, además, el valor del programa porque “la falta de acceso a la justicia es uno de los problemas que enfrentan las víctimas”. “Que cuenten con el apoyo de una intercesora legal puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte”, aseguró la directora. 

“Sin romantizar el asunto, hemos salvado vidas”. 

“El proceso legal causa temor e inseguridad en la sobreviviente y más en el contexto de una experiencia dramática. Contar con alguien que domine los espacios, que identifique las necesidades y los niveles de peligrosidad en que está la víctima es vital”, sostiene León y celebra la alianza colaborativa entre organizaciones sin fines de lucro. 

“Esa siempre ha sido la apuesta y, en momentos de emergencia, esta solidaridad ha permitido la respuesta rápida y eficiente a situaciones novedosas y de necesidad específica”, explica. 

“Sin romantizar el asunto, hemos salvado vidas”, manifiesta, de otra parte Frances Hernández Rodríguez, especialista en Asuntos Programáticos y Administrativos de Coordinadora Paz para la Mujer.  

“Lo que hemos visto en los casos es que la presencia de la intercesora legal permite identificar aspectos de seguridad, como por ejemplo, a una sobreviviente no se le ocurre que le puedan vigilar el teléfono o que tenga que prepararse antes de huir de la relación o qué debe hacer luego de presentar una orden de protección. Esos 70 casos son un gran salto”, insiste Hernández.  

Acota también que el trabajo de la intercesora legal “hay que hacerlo”. “Es difícil, es complicado, pero se salvan vidas y tiene que seguir. Que una sobreviviente no esté sola hace toda la diferencia del mundo”, culmina.

Si necesitas orientación puedes comunicarte con la Coordinadora Paz para la Mujer al 787-281-7579 o llamar al 939-266-8446. 

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