La nueva exposición retoma las actividades presenciales en la Sala de Exposición de Arte Fundación Ángel Ramos (SalaFAR).
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
Imagínalo cargando el lienzo, el caballete, sus pinceles y pinturas, atento a identificar el escenario ideal para trasladarlo a su lienzo. Así acostumbraba a llegar el artista Jun Martínez a los espacios donde pintaba tanto paisajes, así como las flores que llama “criaturitas pequeñas”.
De esa práctica que ha puesto en pausa nace la muestra “Esto también permanece”, con la que regresa la actividad presencial a la Sala de Exposición de Arte Fundación Ángel Ramos (SalaFAR), tras los cambios impuestos por la pandemia. Ya la muestra está abierta al público general en el espacio situado en el vestíbulo del Edificio Ángel Ramos en Hato Rey. La entrada es libre de costo.
El artista presenta 16 pinturas en pequeño y mediano formato pintadas al óleo. Martínez suele pintar al aire libre las escenas de la naturaleza que llaman su atención.
“Desde que comencé a pintar, mi práctica se organiza en ciclos de pintar afuera en bosques o en fincas, como una de flores de unos amigos en Naguabo. Después de los huracanes el paisaje cambió y hace como un año que estoy pintando con las fotos que tomaba. La naturaleza ofrece espacios para tener reflexiones y mis pinturas son eso; esta exposición en SalaFAR es una de tantas reflexiones que llevo haciendo en los últimos dos años”, explica Martínez desde su taller ubicado en el Proyecto Casitas de Artistas Residentes del Municipio de Bayamón.
Egresado de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras, y de la Escuela Central de Artes Visuales, el artista considera la pintura “como un ejercicio de contemplación activa”.
En su escrito para esta exhibición indica: “Los lienzos que presento son un testimonio de estas experiencias y reflexiones ante las flores. Contrario a un acto de enajenación y lejos de ignorar las circunstancias que me rodean y de las cuales soy parte, insisto desde la vulnerabilidad en que los sistemas de muerte no tienen ni la primera ni la última palabra. Esta es una propuesta a no renunciar a la dicha de sembrar, admirar o pintar campos de flores, de aspirar a nuestro propio florecimiento y de afirmar con fuerza creadora que esto también permanece”.
“Como es un proceso bastante intuitivo, no tengo un plan de cómo va a ser la selección antes de llegar al lugar. Escogerlo es bastante sencillo: donde me siento cómodo o incómodo porque también quiero hablar de esa incomodidad”, sostiene.
“Aunque ahora mismo mi trabajo se basa en pintar en el taller, parte de la experiencia de haber estado en el campo y no es idílica, perfecta, color de rosa”. |
En “Esto también permanece”, es la primera vez que Martínez incluye una pieza protagonizada por flores secas. Se trata de “La luz dolorosa” y muestra girasoles sin vida. Asegura fue la pieza más retante en este cuerpo de obras.
“La muerte es parte de los ciclos de la vida y de la continuidad. Es un acercamiento fuera de la zona de confort o de lo que acostumbro a pintar. Esta pieza es explícitamente sobre flores secas lo que es un reto en términos del color, es más rígida, pero como quiera quería buscar algo ahí y me tiré”, puntualiza.
Destaca también “Brevedades”, una serie de 10 pinturas pequeñas que, unidas, integran una sola imagen.
“Parten de una sola foto que tomé, la proyecté grande en las paredes del taller y cada una es un pedacito de esa imagen. La fragmenté para explorar. Cuando miras un paisaje hay muchas cosas que ignoras, empiezas con lo que te llama la atención y lo demás lo obvias, aquí voy a pintar solo lo que me interesa. Cuando pinto los campos de flores juego con lo particular o lo pequeño dentro de ese gran juego visual”, sostiene.
La pieza que da nombre a la exhibición, “Esto también permanece”, muestra tres girasoles mirando en distintas direcciones.
AL AIRE LIBRE
Se pinta desde el recuerdo o desde la presencia para atestiguar los sujetos. Martínez combina ambas.
“Cuando estaba en la universidad, me decían en broma “el último impresionista”, no creo que lo sea, mucha gente hace el ejercicio de pintar afuera. Para mí es bien importante el contacto directo con la realidad. Aunque ahora mismo mi trabajo se basa en pintar en el taller, parte de la experiencia de haber estado en el campo y no es idílica, perfecta, color de rosa. Más que los mosquitos, el mayor problema era el sol pegando fuerte y la humedad; tardé en hacerle caso a la gente de la finca y comprarme un sombrero”, recuerda entre risas.
“Por mucho tiempo estuve bastante purista y estricto con que solamente iba a pintar paisajes si estaba en el paisaje. En este último año es que empiezo a aplicar esas maneras de pintar que aprendí, con otras herramientas tecnológicas como proyecciones o fotografías y voy integrando otros elementos a ese proceso de ‘voy al campo yo solo y pinto yo’. Pero ya llevo tiempo en el taller y saldré pronto a ver qué me encuentro, eso mantiene dinámico mi proceso creativo, es cuestión de saber que me toca moverme”.
El artista de 30 años celebra que SalaFAR le permita llegar a un público diverso.
“SalaFAR es un buen impulso. Uno pinta para uno y para compartir y comunicar cosas y es una alegría cuando más gente puede tener acceso a eso. Cada uno percibe la obra a su manera y ahí está”, culmina el artista.
SalaFAR abre al público de lunes a viernes, en horario de 8:00 a.m. a 5:00 p.m. Para más información, llama al 787-763-3530.
Fotos: Javier del Valle