La incursión de la joven en la Liga de Estudiantes de Arte de San Juan elevó su proyección y el alcance del programa de voluntarios que allí amplió.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
Los alumnos arriban a la Liga Estudiantes de Arte de San Juan listos para descubrir su talento y llevarlo a otro nivel. Y resulta que igual perspectiva tuvo una voluntaria, Lymarie del Campo, quien en la institución que hace más de cinco décadas se dedica a la enseñanza de las artes visuales a personas de todas las edades, dio rienda suelta a su creatividad para ampliar el alcance de los recursos de esta.
En el año 2021 la joven se unió a la Liga de Arte y aplicó sus conocimientos en mercadeo y psicología industrial como voluntaria, gestando el programa de voluntariado, “SumArte”.
“Lymarie llega a la Liga como estudiante de maestría de psicología industrial de la Universidad Albizu, en un acuerdo con la profesora Astrid Morales, con la que hacíamos un proyecto, y ella se entusiasmó tanto que pidió hacer su práctica aquí”, relata Marilú Carrasquillo, directora de la organización que participa en el ciclo activo del Programa de Formación y Desarrollo de Voluntariado de la Fundación Ángel Ramos (FAR).
Así comenzó una experiencia de enriquecimiento laboral y creativa mutua, que hoy lleva a Carrasquilo a afirmar que “Lymarie es realmente extraordinaria”. “Es una muchacha que va más allá de todas sus tareas”, describe.
“Trabajó con las evaluaciones de nuestros estudiantes, haciendo primero un diagnóstico del proceso, luego, elevando recomendaciones para su implementación e interpretando los resultados y culminando con la presentación de un infográfico con los datos más relevantes de las evaluaciones recopiladas durante el año escolar 2021-2022”, resume Carrasquillo.
“Ella fue más allá de sus tareas e inventaba iniciativas con sus dos visiones de mercadeo y psicología industrial, más la admiración y el afecto que sentía por la Liga; ella estaba maravillada de cómo nosotros habíamos podido enfrentar la crisis de la pandemia, cómo nos habíamos reinventado, e insistía en que eso se tenía que dar a conocer”, añade.
Del Campo tenía un trabajo a tiempo completo, más estudiaba el grado de maestría, cuando comenzó su trabajo como voluntaria en la Liga de Arte.
“Al completar su práctica asumió un nuevo reto en nuestra institución: ser coordinadora del programa de voluntariado de la Liga de Arte. Ella ideó el nombre del programa: SumArte. Trabajó todo el proceso de conceptualización e institucionalización, exhibiendo siempre el mayor de compromiso, amor y responsabilidad por la Liga de Arte. Lymarie adaptó los documentos del programa y fue ella quien logró reclutar las primeras voluntarias. Su labor en todas estas facetas voluntarias siempre fue más allá de sus responsabilidades, convirtiéndose rápidamente en parte de la Liga y pensando siempre en el bienestar y mejoramiento de nuestra institución. Nos recomendó hacer un newsletter y consiguió un trabajo voluntario para hacer un logo nuevo. La verdad es que Lymarie ha sido para nosotros extraordinaria y la extrañamos muchísimo porque es sobresaliente, ella es un tesoro para la Liga. Yo estoy segura que en el futuro vamos a poder contar con ella de manera voluntaria”, añade Carrasquillo.
La joven dejó la Liga de Arte en agosto pasado con miras a prepararse para su examen de grado. La sustituyó otra voluntaria, Paola Cabrera. “Ella también es muy buena y terminó el proceso que ya estaba encaminado. Ella dio la idea de que destacáramos a Lymarie”, dice Carrasquillo.
QUÉ HACER CON LOS VOLUNTARIOS
Uno de los escollos que enfrentaba la Liga Estudiantes de Arte es que no podían concretar su programa de voluntariado.
“Siempre hemos pedido unas horas voluntarias, pero nunca lo hemos hecho porque a veces no teníamos las ideas de qué podía hacer un becado. Ahora, con esta estructura del programa de voluntarios, con todo lo que hemos aprendido y las ideas que Lymarie nos dio, nos dimos cuenta de cuántas cosas pueden ser trabajo voluntario”, dice la directora.
“La verdad es que Lymarie ha sido para nosotros extraordinaria y la extrañamos muchísimo porque es sobresaliente, ella es un tesoro para la Liga”. |
Con mirada fresca, del Campo les abrió los ojos a nuevas posibilidades.
“Los voluntarios pueden mejorar el trabajo de una organización de muchas formas. Uno de los de los beneficios más grandes del Programa de Voluntario de FAR es enseñarnos a nosotros la diversidad de ayudas que pueden venir del voluntariado. Quizás estábamos muy encajonados en que ‘el voluntario puede hacer esto’, con unas tareas muy específicas, cuando hay una gama de posibilidades que incluye hasta promoción, buscar materiales, hacer otras tareas y eso cuesta. Cuando nos enseñaron a contabilizar, no solamente el trabajo si no el apoyo que recibíamos del voluntariado en el informe monetario, vemos el ahorro que obtenemos de esos trabajos voluntarios y de la variedad de labores que pueden hacer las personas que son de gran ayuda para la Liga”, sostiene.
Por eso recomienda a potenciales voluntarios a que “vean la importancia de esa oportunidad de trabajo”.
“Van a sentir una gran satisfacción de cómo su trabajo voluntario puede ayudar a tantas organizaciones y también será una inmensa ayuda”, acaba Carrasquillo.
Foto: Suministrada