Para La Naturaleza presenta en la UPR-Mayagüez una abarcadora muestra que explora el mundo botánico del archipiélago de Puerto Rico.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé


Rudolphia Volubilis, acuarela sobre papel de Agustín Stahl, exhibida en la muestra.
La pieza fue donada por el Dr. José A. Nolla. Foto / Suministrada

Hubo una época en que documentar la flora de Puerto Rico quedaba a merced de naturalistas y entusiastas del tema, quienes asumieron la responsabilidad con gusto, a juzgar por la calidad y la cantidad de las ilustraciones y anotaciones realizadas para documentar nuestras plantas. Para que los boricuas del 2023 conozcan ese legado, Para La Naturaleza presenta la exposición “Flora Borinqueniana: Tres siglos de ilustraciones botánicas”, que hasta el 8 de julio puedes ver en el Museo de Arte de la Universidad de Puerto Rico (MUSA) en Mayagüez.

Curada por el doctor Eugenio Santiago Valentín, profesor de Botánica de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, el proyecto recibió en el 2022 una subvención del National Endowment for the Humanities. La muestra se divide en tres periodos: finales del Siglo XVIII, Siglo XIX y primeras tres décadas del Siglo XX.

Del Siglo XVIII se seleccionaron piezas de los naturalistas Martín de Sesse, en su Real Expedición Botánica a la Nueva España, así como de Nicolás Baudin, de la expedición francesa a las Antillas.


Podrás visitar la exposición Flora Borinqueniana en el Museo de la Universidad
de Puerto Rico en Mayagüez hasta el 8 de julio. Foto / Suministrada

Los exponentes seleccionados para describir la labor en el Siglo XIX son Domingo Bello y Espinosa y Agustín Stahl, mientras que el Siglo XX será representado por la obra de la puertorriqueña, Ana Roqué de Duprey y Frances W. Horne, enfatizando así en el importante papel de las mujeres en la historia botánica del país.

“Flora borinqueniana” aspira a recrear la época que consigna. Verás más de 80 objetos originales como frascos del siglo XIX, mapas, libros, ilustraciones botánicas a la acuarela sobre papel y en grafito, especímenes botánicos originales del siglo XIX y XX (algunos recolectados por Agustín Stahl) y una selección de libretas de Ana Roqué de Duprey, entre otros. La muestra provee también la interacción del visitante con 50 reproducciones de objetos alusivos.

“Cuando ya dábamos por perdida la búsqueda, me llaman de Tenerife y me dicen: ‘aparecieron los cuadernos de dibujos de Bello’”.

Te toparás también con obras de artistas como Francisco Oller, uno de nuestros primeros pintores en brindarle prominencia a las plantas en sus lienzos, enlaces para escuchar música de la época, como las danzas de Manuel Gregorio Tavárez, y plantas que, siglos después, siguen embelleciendo nuestra isla. Más de 20 instituciones en Puerto Rico, Estados Unidos, Francia y España prestaron piezas y objetos de sus colecciones para ser expuestos.

“Esta es la primera vez que las obras de estos seis naturalistas están en una exhibición en Puerto Rico. Aunque suene clichoso, para mí es un sueño hecho realidad. Llevaba tiempo con la idea de que estas historias tenían que contarse, pero el descubrimiento de Tenerife fue la chispa”, asegura el profesor Santiago.

¿Tenerife? ¿De qué habla?

DE ISLA A ISLA

Hay historias que merecen contarse y esta es una de ellas. El profesor Santiago llevaba tiempo indagando en el trabajo realizado por el naturalista español, Domingo Bello y Espinosa, quien, aunque se desempeñó como abogado en Mayagüez donde se instaló en el 1850, dedicó su tiempo libre a la botánica y realizó una extensa obra sobre las plantas de Puerto Rico. De regreso a su natal Tenerife publicó trabajos relacionados, pero se perdió la pista de los dibujos.

“Quise desarrollar dos proyectos de Botánica para mi gremio, hice la revisión taxonómica del listado de plantas que hizo Domingo Bello y Espinosa en Puerto Rico. Trabajó 900 especies y para ser amateur está muy bien porque era una época sin literatura científica sobre el tema y todavía Agustín Stahl no había publicado su obra en Puerto Rico”, indica Santiago.

Los naturalistas realizaban expediciones en las zonas rurales, mediante las cuales se coleccionaba conocimiento que se compartía con dibujos y anotaciones sobre características como tipo de hojas, forma de la flor o el tallo. La obra más conocida de Domingo Bello y Espinosa es “Apuntes para la flora de Puerto Rico”, que publicó entre 1881 y 1883, y en la que describió 59 plantas que aún no habían sido identificadas. Al entonces naturalista Agustín Stahl, le dedicó una especie.

Santiago buscaba las acuarelas sobre Puerto Rico creadas por Bello y Espinosa y no aparecían ni en Puerto Rico ni en Tenerife, donde solo halló documentos correspondientes a la periferia y propios de su gestión como alcalde de La Laguna. El especialista boricua realizaba una investigación sobre el tema que publicaría en la revista internacional de taxonomía “Taxon”.

“Cuando ya dábamos por perdida la búsqueda, me llaman de Tenerife y me dicen: ‘aparecieron los cuadernos de dibujos de Bello’. Estaban en unos armarios en remodelación en el Museo de Bellas Artes de Santa Cruz, el primer sitio al que habíamos ido a buscarlos”, revela Santiago.

En portafolios amarrados con cintas y en cuadernillos ilustrados se concentraban horas de labor en Puerto Rico. “La primera página tenía su sello de abogado en Mayagüez. Es un tesoro. Estuve en Canarias todo un verano y miré todas las imágenes, medio millar entre láminas grandes, cuadernillos, acuarela y lápiz. Las acuarelas nunca se publicaron, él se preparaba para eso”, describe el trabajo de Bello y Espinosa, quien falleció en el 1883.

Hoy puedes ver algunos de esos tesoros en la exposición abierta en el MUSA.

“Flora Borinqueniana está pensada para muchos públicos, para que descubran áreas nuevas de interés. Aunque tiene un componente altamente histórico, no olvida la construcción del conocimiento botánico por tres siglos. Esta es una celebración del patrimonio natural de Puerto Rico”, culmina el curador.

Fotos / Suministrada

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