El documento libre de costo ofrece recomendaciones e información para estructurar la labor voluntaria en tu organización o comunidad.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé


Presentación virtual de la nueva guía para el manejo de voluntarios
en contextos de emergencia diseñada por la iniciativa,
Ciudadanía Activa PR. Foto / Suministrada

La palabra “emergencia”, sobre todo en estos meses, nos remite a vientos y a lluvia. Sin embargo, “emergencia” igualmente alude a otros eventos específicos que pueden afectar a una comunidad, como puede ser la violencia o la falta de servicios básicos. En ambos casos el respaldo de los voluntarios es vital para superarla y para que su labor sea más efectiva, la Fundación Ángel Ramos (FAR) publicó recientemente “De la movilización ciudadana al voluntariado pertinente: Guía para el manejo efectivo de un programa de voluntarios en contextos de emergencias”.

La publicación de acceso gratuito está dirigida a líderes comunitarios y comparte el conocimiento acumulado acerca de la importancia de la labor ciudadana de la iniciativa de FAR, Ciudadanía Activa, a través de su trabajo con más de 100 organizaciones sin fines de lucro desde que se activó en el 2016. Está disponible en formato digital cuando accesas www.fundacionanagelramos.org.

Astrid Morales, consultora y gestora de Ciudadanía Activa, indica que, aunque recientemente hemos vivido huracanes, terremotos y hasta tornados, en el contexto de la publicación, “una emergencia es una situación inesperada que afecta la cotidianeidad de la comunidad y eso genera en la gente sufrimiento y un sentimiento de abandono y pérdida”.

“Sí, puede ser un huracán, pero también otros eventos que suceden en la comunidad como un evento de violencia o perdidas. La idea es que los principios en la guía ayuden a la comunidad a prepararse mejor haciendo un análisis de necesidad, un diagnóstico de recursos de cara a que pueda enfrentar cualquier emergencia”, señala Morales.

El contenido de la guía está dividido en ocho partes que destacan aspectos centrales del voluntariado en contextos de emergencia. Las estrategias compartidas enfatizan cómo identificar los tipos de voluntarios; cómo encaminar los procesos para el desarrollo y manejo del programa; qué hacer ante el anuncio del evento; como definir las áreas de acción antes, durante y después; cómo documentar la labor voluntaria; cómo preparar al ejército de voluntarios; cómo convocar a la ciudadanía; y, hasta cómo comunicar el impacto de su gestión.

“La guía provee destrezas, conocimientos, pasos, procedimientos y hasta preguntas de análisis crítico que les permitan enfrentar mejor una emergencia”.

La guía fue presentada oficialmente el pasado 30 de junio, en un evento virtual donde participaron representantes del Tercer Sector. La posibilidad de compartir el conocimiento con más personas fue uno de los objetivos de su lanzamiento.

“La guía lo que hace es sistematizar y documentar la experiencia que hemos vivido con organizaciones que hemos impactado y lo amplificamos. Queremos alcanzar no solo a las organizaciones sin fines de lucro, sino también a líderes comunitarios y a comunidades que quieran prepararse de cara a una emergencia. La guía provee destrezas, conocimientos, pasos, procedimientos y hasta preguntas de análisis crítico que les permitan enfrentar mejor una emergencia”, sostiene Astrid Morales, consultora y gestora de Ciudadanía Activa.

META SIEMPRE VIVA

La experiencia nos confirma que, pasados los primeros días tras la emergencia, todavía se requiere la labor del voluntariado. Cuando el impulso inicial de apoyo va menguando, por lo general, las necesidades son iguales o mayores en la comunidad.

Morales indica que la guía estipula como primer paso “hacer un acervo de necesidades de las poblaciones que servimos o de la comunidad en la que estamos enclavados”. 

“A partir de entender los riesgos de la comunidad, ya tú sabes cómo te puedes preparar. Luego agarras el resultado de ese diagnóstico y te preguntas ‘de acuerdo con nuestras competencias y capacidades, ¿qué queremos o podemos atender en una emergencia?’. Esa información nos acerca a ese proceso de convocar y reclutar voluntarios y a determinar cuál es el alcance de las intervenciones, qué vamos a hacer sabiendo que serán a mediano de plazo. La recuperación comienza al día después de la emergencia y puede prolongarse entre seis meses y un año”, explica Morales.

Ese justamente es el reto, mantener la meta viva entre el voluntariado.

“La ciudadanía debe entender que la emergencia es una carrera de largo aliento y requiere continuidad en las intervenciones. Eso se logra rindiendo cuentas constantemente, hablando del impacto logrado y comunicando las necesidades, así seremos más efectivos en mantener la continuidad en la movilización de voluntarios. De lo contrario, el interés de la ciudadanía disminuye”, alerta la experta de Ciudadanía Activa.

Agrega Morales que las evaluaciones realizadas por el centenar de participantes del grupo piloto y de la presentación oficial de la guía “son excepcionales” y se describe el contenido como “pertinente y necesario”. “Las participantes dicen que, con la información de la guía y la presentación —que fue un espacio de resumen y para reflexionar— se sienten están mejor preparados para hacer los análisis en sus comunidades y organizaciones e implementar las recomendaciones”, celebra.

Por su parte Laura López, directora ejecutiva de FAR, afirma que “durante los pasados años, Puerto Rico ha enfrentado una serie de emergencias que han afectado significativa y adversamente el bienestar de nuestra gente”. “Es importante que cada día tengamos mayor conciencia sobre la urgencia de atender situaciones inesperadas de forma ágil y organizada. Por eso, es fundamental la existencia de programas activos y efectivos de voluntariado, pues ante la incertidumbre que provocan estos eventos, la labor voluntaria ha demostrado ser movilizadora y catalizadora de recursos para las organizaciones y las comunidades a las que sirven”, culminó López.


Ciudadanía Activa

Impacto desde el 2016:


• 100 + organizaciones sin fines de lucro


• 7,200 voluntarios movilizados en la isla


• 160 mil horas de servicio directo en organizaciones sin fines de lucro


• Casi $2 millones de dólares en el valor económico del tiempo donado


 

Fuente: Astrid Morales

Fotos / Suministradas

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