La institución fundada por Ricardo Alegría continúa inmersa en las celebraciones en torno a su 30 aniversario; conoce cómo dibuja su futuro.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé

Descubrir cómo otros artistas perciben el mundo siempre motivará visitas al Museo de Las Américas, y si las exposiciones que lo cuentan abordan la historia, la antropología y la arqueología de Puerto Rico y la zona, es muy probable que el visitante quiera regresar. El espacio ubicado en el segundo piso del Cuartel de Ballajá en el Viejo San Juan, fue fundado en el 1992 por don Ricardo Alegría y aún celebra su aniversario.

Hasta finales de este año celebrarán tres décadas de labor y, más que nada, de evolución. Su directora, María Ángela López Vilella, se unió al proyecto hace 32 años y asegura que “para mí empecé el otro día”.


María Ángela López Vilella ha integrado el equipo del Museo de Las Américas desde
sus inicios en la década del 90. Foto / Javier del Valle

“Creo que la diversidad de los temas que tratamos nos permite ser distintos”, opina la titular sobre la pertinencia del museo enclavado en la ciudad adoquinada.

“Hay museos orientados al arte contemporáneo y nosotros somos una fusión, entiendo que eso nos ayuda mucho a que nuestras plataformas y nuestros proyectos sean variados y a que podamos atender distintos gustos a la vez”.

Antes de que comenzara el ciclo de adversidades locales y mundiales —el huracán María, los terremotos y la pandemia por COVID-19— el Museo de Las Américas recibía casi 40,000 visitantes anuales.


La colección de santos de palo es muy popular entre los visitantes del
Museo de Las Américas, ubicado en el segundo piso del
Cuartel de Ballajá. Foto / Suministrada

“Después de la pandemia empezamos a recuperar y ahí vino la remodelación del edificio, pero recuperaremos. Ya este semestre estábamos con números parecidos; está esa necesidad de visitar, de buscar, de conocer nuevas exposiciones y propuestas no sólo de las escuelas y de los turistas si no también de nosotros como pueblo”, explica confiada.

Ya cumplieron un año con las puertas abiertas en medio de los trabajos de rehabilitación del edificio histórico que aspira a ser autosuficiente en sus servicios de agua potable y energía.

“Todo esto nos ha permitido crecer como institución en temas de los que queremos aprender, evolucionar en la forma de presentar exihibiciones y expandir para no quedarnos en la isla si no darnos a conocer en el mundo; algo bueno de la pandemia fue que nos expuso y por ahí es que vamos”, reitera López Vilella.

TRANSFORMAR ES LA CONSIGNA


Don Ricardo Alegría, fundador del Museo de Las Américas, junto al Concilio Taíno Guatu-Ma-Cu A
Boriken en el parque ceremonial Indígena de Caguana. Foto / Archivo / Museo de Las Américas

Para saber cuánto puedes crecer hay que arriesgar y el Museo de Las Américas no tiene temor de hacerlo.

“Del huracán María para acá ha sido una gran experiencia porque ha sido un reto tras otro y la adversidad nos ha ayudado a crecer tanto. Se nos han presentado unas oportunidades y hemos aprendido de ellas. Lo que quiero es seguir con la línea de trabajo, revisitar las salas permanentes como la de santos de palo y la del indígena el próximo semestre y vamos a continuar con África, con conquista, estamos revisando contenidos, el vocabulario que se usa, poniendo al día temas, incluyendo nuevos, es una evolución continua en términos de las exposiciones permanentes. En las exhibiciones temporales, me gustaría traer más proyectos latinoamericanos que nos conecten con nuestros hermanos del Caribe y de Latinoamerica”, anticipa.


Conversatorio alusivo a la exposición que recoge cartas
enviadas por Rafael Tufiño a su hijo, Pablo.
Foto / Facebook / Museo de Las Américas

La institución no solo habla del pasado con sus exposiciones y sus respectivos programas educativos, si no que desmenuza el presente. Se unió al proyecto “Tiznando el país”, —que se gesta en colaboración con la Alianza de Museos de Puerto Rico, la Andrew W. Mellon Foundation y la Fundación Flamboyán para las Artes—, con la exhibición “Travesías/Crossings”, de la boricua Imna Arroyo.

“Creo que la diversidad temática nos hace únicos en ese ofrecimiento para el público, no nos limitamos a exhibiciones de arte moderno si no que incorporamos variantes y no sólo de Puerto Rico, sino del Caribe y Latinoamérica. En el museo siempre van a encontrar algo nuevo”.

Otra colaboración especial resultó tras unirse a la celebración del Centenario del Natalicio de Rafael Tufiño con la exposición “Tufiño Íntimo: Cartas a Pablo”, que incluye algunas de las misivas que el artista le envió a su hijo menor a lo largo de dos décadas. López Villella asegura que las cartas reflejan “al padre, al amigo”. “Las cartas están ilustradas por el artista y son importantes no sólo en el contenido, si no en el hecho de la carta a puño y letra que muchas generaciones no conocen”, describe.

El museo aspira a cubrir las necesidades de información con sus bien definidas líneas temáticas. “Creo que la diversidad temática nos hace únicos en ese ofrecimiento para el público, no nos limitamos a exhibiciones de arte moderno si no que incorporamos variantes y no sólo de Puerto Rico, sino del Caribe y Latinoamérica. En el museo siempre van a encontrar algo nuevo”.

López Vilella desea que el equipo de trabajo y de colaboradores continúe “evolucionando hacia un museo que cumpla con las expectativas del público en términos de contenido, de lo que quieren ver y que lo sientan parte de sus vidas”. “Y si cumplimos la función de llenar un vacío cultural y de inquietud de las personas en términos de arte e historia, vamos por buen camino”, dice la titular.

López Vilella hace un último recordatorio. “Es bien importante que nos apoyen, que sigan visitando los museos de manera presencial y que tengan esa experiencia en vivo con las exposiciones que presentamos. Queda mucho museo por delante y espero que podamos estar 30 años más”, culmina.

Fotos / Javier del Valle

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