Mentoría a microempresarios, técnicas de agricultura sustentable y apoyo social, son el plato fuerte que esta organización ofrece a la comunidad desde su sede en Yauco.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
De la tierra saben los agricultores, del negocio saben los mentores en empresarismo. En el Centro de Microempresas y Tecnologías Sustentables Yauco (CMTAS), el intercambio de conocimientos de ambas partes fue la génesis del proyecto que nació en el 2010 y que atiende a Yauco y pueblos limítrofes. Los desafíos que enfrenta la comunidad en el barrio Quebrada en dicho pueblo llevaron a la finalista del Premio Tina Hills (PTH) 2023, que otorga la Fundación Ángel Ramos (FAR), a ajustar su programa de servicios.
Cuando recorres la escuela en desuso que convirtieron en su sede en el 2012 junto a su directora ejecutiva, Wanda Santiago Torres, aprecias el abanico de posibilidades de trabajo que poseen para servir a la comunidad: disponen de un comedor comunitario, una biblioteca, una mini clínica en la que ofrecen servicios psicológicos de manejo de ansiedad, áreas de reuniones y un jardín hidropónico.
“Cuando se creó la organización Centro de Microempresas y Tecnologías Sustentables Yauco lo que nos motivó fue brindarle apoyo, a los pequeños agricultores que tenían necesidades diversas, en cómo desarrollar su empresa agrícola. Otra de las cosas que vimos es que no había ningún proyecto que pudiera darle visión a la comunidad, que pudiera darle uso a una escuela en desuso en el barrio Quebrada en Yauco, ahí es que entramos nosotros a rescatar esas facilidades”, describe Santiago la estructura que es un centro resiliente.
“Lo más gratificante de la labor que hacemos es ayudar a esos pequeños agricultores, familias, comunidades, también en el área de desarrollo económico, brindarle apoyo para apoderarse de sus áreas en las comunidades, buscar alternativas de mejorar su entorno, creo que esa es una de las cosas que nos da a nosotros satisfacción, el que podamos ayudar a esas personas y comunidades a empoderarse y mejorar su calidad de vida”, agrega.
El proyecto de biodigestores anaeróbicos que manejan los desperdicios orgánicos es una prioridad para la organización. Ya se han implantado en seis comunidades en Cabo Rojo, Peñuelas, Santa Isabel, Guánica, Mayagüez y en agenda está otro en Yauco. Siguen capacitando agricultores que los usan en sus fincas y, ahora, en Santa Isabel también los aprovecharán pescadores. En los próximos meses conocerán los resultados de la creación de “Biofert”, un producto natural que podría utilizarse en la siembra agrícola.
“A un pequeño porcinocultor en Peñuelas se le instaló el biodigestor anaeróbico para solucionar los desperdicios fecales de animales y de esa manera ha podido continuar con su proyecto. Estamos en las comunidades de Cabo Rojo, Santa Isabel, en Guánica donde también se han instalado biodigestores para resolver diversos problemas ambientales como son los desperdicios orgánicos, para entonces darle utilidad, crear fertilizantes y distribuirlos a los pequeños agricultores para que nutran los suelos de sus fincas”, detalla Santiago.
El programa de ayuda a la población incluye servicios sicológicos no solo en el área de Quebradas si no que abarcan además la comunidad Villa del Mar en el malecón de Santa Isabel, donde establecerán oficinas desde las cuales brindar esa ayuda y talleres de agroempresarismo.
“¿Cómo es el Puerto Rico que servimos hoy? Somos resilientes, somos positivos, con fortaleza, tenemos ánimo de seguir, ánimo de rescatar nuestras áreas comunes, ánimo de dar el máximo para que sigan desarrollándose diversos proyectos en las comunidades y fortalecerlas”, dice la líder convencida.
“Las comunidades que nosotros tenemos hoy tienen esos deseos, esas ganas de echar hacia adelante, así que entiendo que quieren fortalecerse. Yo percibo que las comunidades pueden hacerlo. Hemos tenido ejemplos de otras comunidades que nos han llamado, que han hecho acercamientos para poder rescatar escuelas que están en sus comunidades y ver qué servicios pueden proveerle. Creo que es una consigna general en el país, lo estamos viendo, están tratando de rescatar los espacios para dar servicios a esas áreas que estaban lejanas en las áreas rurales y se les hace difícil ir a buscar servicios”.
Cuando repasa casos especiales destaca la Asociación Llanos Tuna en Cabo Rojo y la comunidad Villa del Mar en Santa Isabel, donde se han instalado biodigestores y se ha creado la cocina comunitaria. “Le estamos dando visibilidad a la comunidad para resolver situaciones que ellos tienen en el entorno”, menciona sobre un ciclo que ha resultado exitoso: dar utilidad al área del biodigestor, crear fertilizantes y cocinas comunitarias.
LA FINCA VECINA
Cerca de la sede de CMTAS está su finca agroturística sustentable con base comunitaria, que definen como “una empresa social” con diversos componentes. Cuentan con un área de cultivo acuapónico, el Domo que podrá ser alquilado para pernoctar, el gazebo para brindar talleres, la casita jíbara y los biodigestores. Próximamente permitirán que la comunidad haga sus caminatas dentro de la finca para evitar accidentes en las carreteras, y se delimitará un área para acampar.
“Todas esas cosas, después de todos estos años de mucho sacrificio, de altas y bajas, entendemos que estamos aptos y seguros para continuar día a día, enfrentarnos a las situaciones que tenemos y saber que estamos dispuestos y disponibles para nuestras comunidades cercanas. La comunidad Quebrada puede ver también que tienen un proyecto que es icono aquí en el barrio para ellos, que son partícipes, que hemos creado empleos para miembros de la comunidad, esa es otra satisfacción, sabemos que estamos aportando otro granito de arena a esas familias con los ingresos que ellos están ganando aquí”.
CMTAS contempla continuar con la instalación de biodigestores anaeróbicos, con la capacitación y el apoyo a la creación de microempresas agrícolas.
“Hemos estado en los pasados dos años creando y fortaleciendo esos agricultores y diversas otras empresas que nos llaman para fortalecerlos en permisos, en planes de negocios, así que tenemos diversidad de proyectos que podemos desarrollar en CMTAS como es el Colmado comunitario, que vamos a tener un punto de venta. Todavía tenemos cosas que podemos desarrollar tanto aquí como en las comunidades”, indica y señala como otro punto fuerte “las alianzas que hemos hecho con diversas organizaciones, con instituciones académicas, con agrónomos, con organizaciones y líderes comunitarios”.
“Yo creo que CMTAS es una visión de cómo podemos transferir nuestros conocimientos, nuestras personas que tenemos en el equipo que son diversos, y eso nos ayuda a nosotros a continuar con nuestro proyecto”, menciona.
“Me imagino para el futuro cercano tener el proyecto de la finca agroturística para que todo el mundo vea que sí se puede, que puedan ver esas prácticas agrícolas y que puedan aprender de nosotros. Lo otro es continuar con los biodigestores para solucionar problemas a los pequeños agricultores para que ellos continúen con la crianza de animales, árboles frutales, lo que necesiten para echar adelante a Puerto Rico”, dice Santiago.
Finalista al PTH 2023 por segunda ocasión, la directora recalca que aspiran a ganarlo “por la persistencia, por la fortaleza y por el desarrollo que hemos hecho en tan corto tiempo”.
*¿Qué dicen de CMTAS sus participantes? Mira el vídeo creado por Javier del Valle.