A primera vista, las artes circenses son su oferta principal, pero tras bastidores hay un programa de impacto a comunidades alrededor de la isla, formación de artistas y gestores culturales.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
Por lo que hemos visto en incontables presentaciones de artes circenses que han hecho los artistas de ACirc en Puerto Rico desde el 2013, sabemos que dominan el difícil arte de hacer reír. ¿Y el de crecer como una organización sin fines de lucro autosustentable? ¿O el de viabilizar el desarrollo artístico de sus participantes? ¿Qué hay del arte de impactar diversas generaciones en distintos puntos de la isla?
Estos objetivos son algunos de los que persigue la organización sin fines de lucro que debuta como finalista al Premio Tina Hills en esta edición 2023 del galardón que confiere la Fundación Ángel Ramos.
En El Bastión, sede la Asociación ACirc en el Viejo San Juan, el suelo a cuadros blancos y negros y las gradas ante el escenario anticipan alegría. El inusual silencio en un espacio marcado por las carcajadas resulta ideal para conversar con Maximiliano Rivas acerca de la evolución de la organización que se dio a conocer con su festival de calle, Circo Fest, realizado en el Viejo San Juan en el 2014. Hoy el evento atrae 70,000 personas, el público lo reconoce “como un producto nacional” y ACirc se ha ocupado de utilizarlo para mercadear tanto a Puerto Rico, como a los productos artísticos que se generan en El Bastión.
“No teníamos idea de lo que estábamos haciendo”, reconoce Rivas los comienzos de la organización sin fines de lucro.
Un primer donativo de la Fundación Ángel Ramos les permitió adquirir la guagua en la que se desplazan alrededor de la isla, pero la ayuda vino atada a las capacitaciones que debían tomar con Asesores Financieros Comunitarios. En principio lo resistieron, pensaban que ese tiempo debían invertirlo en su trabajo creativo.
“Esos cursos nos abrieron la cabeza y empezamos yendo por obligación y después éramos nosotros los que queríamos, ‘¿no tienen más cursos?’. Y asi fue que entendimos lo que era abrir una sin fines de lucro”, recuerda Rivas.
ACirc es fiel creyente de que “desde el arte podemos crear una transformación de país” y por eso “nuestra obsesión de trabajar fuera del área metro”. “El puertorriqueño tiene esa característica de ser siempre un público excepcional, alegre, intenso y agradecido”, describe esos encuentros en distintos puntos, que suelen ser más agradecidos en el interior del país o en las islas-municipios.
Y esto suele suceder: “llegamos nosotros con nuestros embelecos, con nuestras estructuras y a través de un proyecto artístico transformamos el espacio y la gente de repente se da cuenta de que tienen un espacio que podría ser vivo si ellos lo utilizan”.
Ese es el Puerto Rico que van descubriendo y apoyando con cada presentación. Rivas pone como ejemplo una visita al pueblo de Florida, donde el alcalde fue “bien generoso con nosotros, nos recibió como si fuéramos estrellas de rock, hicimos la presentación de Circo Fest en la plaza pública y se llenó de gente”. “De ahí en adelante hicieron una programación en la que nos contratan a nosotros y a otros artistas”, señala.
Igual han comprobado el alcance de los talleres que brindan a niños y adolescentes. “Nos pasó en Vieques, me encontré con una chica que está manejando ahora el Fortín de Miraflores y me dice, ‘¿Te acuerdas cuando vinieron hace 7 años, te acuerdas el taller que hicieron que una de las niñas salió de presentadora y cuando le preguntaste cómo se llamaba ella dijo ‘Gonzalita’? ‘Gonzalita’ todavía se define así, tiene 17 años, tiene un grupo de teatro y han continuado con este ejercicio”, relata Rivas para luego afirmar, “esas son las cosas que nos dan la inyección para decir ‘a vale, es por esto que tenemos que seguir’”.
El líder subraya que los talleres que brindan, las campañas educativas que respaldan, las visitas de universitarios locales e internacionales que reciben para aprender acerca de sus sistemas de producción, han formado un nuevo público sensible al arte circense y, además, han logrado encaminar a artistas del patio a proseguir estudios en Europa.
CARRERA A LARGO PLAZO
“Ahora nos han seleccionado de la Fundación Flamboyán para ser mentores de otros proyectos. Está habiendo un cambio a nivel país con organizaciones como Ángel Ramos, Flamboyán, Titín, como tantas otras organizaciones que están recibiendo el apoyo que nos brindan para poder seguir con esta locura que estamos haciendo. Porque cuando lo pensamos fríamente decimos ‘no estamos bien’, porque nosotros estamos queriendo combatir contra una ola enorme, constante, que cada vez que ganamos una batalla llega otra y otra, pero, sin embargo, nosotros hemos entendido que esto es una carrera de fondo y eso es lo que tratamos de transmitir a estos nuevos gestores, nuevos líderes que están tratando de aportar a este cambio que estamos generando. Lo que compartimos es que no se pueden cansar y para no cansarse tienen que nutrirse de más gente, de fomentar su misión y visión para que otros se sumen y los apoyen. Hoy por hoy estamos siendo mentores de nuevos proyectos”, resume Rivas.
Contar con un edificio propio, viabilizar escuelas estables para desarrollar más artistas, más espacios para el crecimiento de gestores y administradores de las artes de modo que sean iniciativas solventes, ocupar teatros sin uso en el país para desarrollar nuevas audiencias y llevarles un mensaje, están en su plan de acción. De la empatía con el público que ríe a carcajadas pasan a la reflexión de “qué es lo que queremos como país, hacia dónde queremos ir”. “Porque esto no lo vamos a cambiar nosotros solos, necesitamos que cada vez el mensaje se haga más uniforme y todos tiremos para el mismo lado”, insiste.
“Puerto Rico tiene un gran potencial, somos una pepita de oro en el medio del Caribe, gente que viene de afuera cuando lo descubre dice ‘¿y esto qué es, es el paraíso?’ y tiene una producción de talento increíble, por eso seguimos, todavía esto es la puntita del iceberg”, expone.
Como finalista del PTH 2023, asegura que “nosotros ya ganamos”. “El hecho de estar aquí, de haber sido reconocidos entre tantas organizaciones que son igual o más merecedoras que nosotros, eso ya es un premio, porque el trabajo que nosotros hacemos es de muchas horas metidos en nuestra locura y a veces nos enajenamos. Que venga una fundación como Ángel Ramos que nos diga ‘oye, lo están haciendo bien y están quedando semifinalistas’ habla de un reconocimiento, de que estamos en la mira, de que nuestro trabajo está siendo realmente efectivo”, culmina Rivas.
*¿Qué dicen de ACirc sus participantes? Mira el vídeo creado por Javier del Valle.