La iniciativa Ciudadanía Activa PR de la Fundación Ángel Ramos presenta el documento gratuito que atiende otra vertiente del voluntariado.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
Dirigido a compañías privadas con interés en desarrollar un voluntariado corporativo y sensibles a la responsabilidad social empresarial, el Manual de voluntariado corporativo ya está disponible libre de costo en la página web de la Fundación Ángel Ramos. El proyecto de la iniciativa Ciudadanía Activa PR de la Fundación Ángel Ramos fue creado por su consultora en desarrollo organizacional, Astrid Morales, y aprovecha la experiencia acumulada tras siete años de gestión.
“El manual le da continuidad a lo que ha estado pasando en Ciudadanía Activa PR en los últimos años. La primera fase estuvo dirigida a fortalecer las estructuras de las organizaciones sin fines de lucro, la movilización y el llamado de acción a la ciudadanía. Luego trabajamos las herramientas educativas para alcanzar a un grupo más nutrido de organizaciones”, afirma Morales.
El año pasado se presentó la primera herramienta educativa, el Manual de voluntariado en contextos de emergencias, dirigido a reforzar la gestión de las organizaciones sin fines de lucro y los grupos comunitarios.
“El Manual del voluntariado corporativo es nuestra segunda herramienta educativa y presenta una guía de implementación y desarrollo del voluntariado corporativo desde la mirada de la responsabilidad social empresarial. Promovido por el huracán María, las empresas se volcaron a ayudar a las organizaciones y a la comunidad. Hubo un aprendizaje de ese periodo, hicimos un análisis crítico y descubrimos que hay buena voluntad e interés económico por parte de las empresas, pero faltaba una guía de herramientas para más allá de salir corriendo tras las crisis se creara una estructura institucionalizada con una mirada más a mediano y largo plazo”, declara la autora del manual.
La responsabilidad social empresarial es definida en el documento como un conjunto de políticas y prácticas empresariales dirigidas a mejorar la calidad de vida y el bienestar de una comunidad, así como a proteger el medioambiente. Ahí se inserta el desarrollo de programas de voluntariado en las empresas.
“Vinculamos el recurso más preciado, que es el capital humano de las empresas, con las organizaciones sin fines de lucro, transformándolo en voluntarios que sirven y que trabajan por el bienestar de las comunidades y el medio ambiente”, agrega.
ESPACIO PARA CRECER
La responsabilidad social empresarial comenzó a formalizarse en la isla en la década de los ochenta, cuando la ley federal les exigió a las llamadas “empresas 936” estadounidenses que recibían un incentivo contributivo por operar en suelo boricua, que apoyaran a las comunidades desventajadas. A partir de la década del 2000, y tras el fin del modelo de empresas 936, la conciencia de conectarse con el tercer sector se fue normalizando entre el sector privado.
El año pasado, la Cámara de Comercio de Puerto Rico auscultó con una encuesta realizada entre sus 600 socios el número de empresas que tienen en vigor medidas de responsabilidad social o sustentabilidad, a través de su Comité de Calidad de Vida y Responsabilidad Social Empresarial. Aunque el 67% de los consultados conoce lo que caracteriza un programa de responsabilidad social empresarial, solo el 45.54% respondió que cuenta con un empleado a cargo de dichas tareas. Más del 60% afirmó que alienta a sus empleados a participar en actividades comunitarias.
“Esa mirada a las organizaciones desde el sector privado ha estado más presente desde el huracán María ya que se vieron obligadas a acelerar sus procesos de alianzas con el tercer sector porque el contexto del país lo requería. Siempre digo que ese periodo fue una escuela acelerada para las relaciones. Hoy existe el ambiente y la conciencia de que con esos espacios de apoyo voluntario mejoramos la calidad de vida de los puertorriqueños, pero faltaba la estructura en el sector empresarial”, dice Morales, quien coordina los esfuerzos de Ciudadanía Activa PR.
Al otro lado de la moneda, las organizaciones sin fines de lucro ya están listas para recibir a los voluntarios corporativos, a juicio de Morales. “El asunto es si será una intervención de un día o para algo más sostenido dentro de la estrategia de la empresa. La guía te invita a desarrollar una política para garantizar que la experiencia de los voluntarios sea un esfuerzo para integrarse a los trabajos cotidianos de la organización”.
Morales define que la política institucional incluida en la guía establece “cómo, cuándo, dónde y para qué” las empresas deben establecer vínculos con las organizaciones sin fines de lucro.
“Hay muchas empresas interesadas que no saben qué puertas tocar, qué preguntas hacer a las organizaciones sin fines de lucro y les proveemos herramientas, un plan de voluntariado corporativo que atienda sus grupos de interés sea niños, ambiente o mujeres, entre otros. Desarrollamos un plan maestro a un año que tenga un plan de trabajo definido con las organizaciones que quieren impactar. ¿Cuál es el propósito? ¿Cuál es la meta de movilización y servicio? ¿Cuáles son los indicadores de impacto? Cada experiencia en servicio voluntario fortalece destrezas importantes en la interacción con el equipo de trabajo. En la medida en que las empresas puedan tener claro los indicadores de impacto, estas iniciativas pueden ser parte de su estrategia de comunicación sobre cómo apoyan a las organizaciones sin fines de lucro”.
La apuesta de las empresas no solo es a hacer trabajo voluntario si no a alimentar “la conciencia social de sus empleados de que pueden minimizar el impacto de los problemas sociales del país”, finaliza Morales.
Accede al manual AQUÍ.