La organización especializada en servicios de albergue, acompañamiento y prevención de violencia de género es liderada por Lenna M. Ramírez Cintrón.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé


La nueva directora ejecutiva Lenna M. Ramírez Cintrón asume el rol en el
marco del 45 aniversario de la organización sin fines de lucro.

No se trata de una simple mudanza de oficina. Lenna M. Ramírez Cintrón es la nueva directora ejecutiva de la Casa Protegida Julia de Burgos, organización en la que comenzó en el 2020 como técnica social, posición desde la cual compartió iniciativas educativas para erradicar la violencia de género, y luego fungió como coordinadora general de servicios, desde donde manejaba alianzas y allegaba fondos económicos.

Cuatro años después, su agenda como líder luce repleta de proyectos y de necesidades, aunque asegura tener toda la disposición para superarlos puesto que “Casa Julia pone en el centro de todo a nuestras sobrevivientes, ellas son el corazón de la organización y eso es lo que nos hace transformarnos todo el tiempo y ver qué otros servicios hacen falta”.

Desde sus sedes en la zona metro, sur y oeste, la organización sirvió el año pasado a 523 participantes y a sus familias a través de dos albergues y ocho programas de servicio incluidos los de niñez, ambulatorios y de vivienda, entre otros.

-Casa Julia apuesta por la educación de sus participantes y de la comunidad. ¿Sigue siendo una prioridad?


Actualmente, se encuentran en proceso de mejoras a la plata física
de la organización, con énfasis en las áreas para niños y niñas.

Sí, porque entendemos que la educación es primordial para la prevención, para realmente transformar las dinámicas en nuestro país y poder erradicar la violencia de género. La única manera en que podemos dejar de sufrir tanta violencia hacia las mujeres en este país es que empecemos a cambiar esas dinámicas tan violentas, a construir otras maneras de relacionarnos y eso va en todo tipo de relación y en todo tipo de espacio.

-Mencionas que están atentos a los vacíos de servicios, ¿qué dificultades encuentran al encararlos?

El tema de las mujeres y de la equidad de género es uno que hay unos sectores que no quieren hablarlo o no quieren visibilizarlo o simplemente no quieren aportar, así que ese uno de los grandes retos. Hay que continuar educando en la necesidad de apoyar proyectos como Casa Julia, que ya cumplimos este año 45 años.

-¿Cómo asumes la dirección de la organización?

"La única manera en que podemos dejar de sufrir tanta violencia hacia las mujeres en este país es que empecemos a cambiar esas dinámicas tan violentas, a construir otras maneras de relacionarnos y eso va en todo tipo de relación y en todo tipo de espacio". 

Lenna M. Ramírez Cintrón

Directora ejecutiva 

Casa Julia 

El año pasado comencé como directora interina y en septiembre empecé oficialmente en el puesto. Sobre todo estoy súper honrada de que se me haya dado la oportunidad de estar en esta posición de muchos retos pero también súper esperanzada. Este es un espacio donde llega mucho dolor y donde acompañamos mucho dolor, pero siempre hay algo en el día a día que que me lleva a decir ‘aquí es que hay que estar’. Por ejemplo, el pasado jueves mi día comenzó con una llamada de auxilio de una mujer que está viva de milagro, se salvó, y el viernes culminé mi día con todas mis participantes esperándome para comer pizza porque una de ellas se va y en agradecimiento, de lo poco que tiene, quiso compartir con sus compañeras. Ver esas transformaciones, esa paz, esa alegría volver, lo que hace es reafirmarme en que estos espacios seguros y de sanación son importantes, y seguir con el sueño de lograr que todos los espacios en Puerto Rico sean seguros.

-¿Cómo el público general recibe hoy el mensaje de prevención de violencia de género?

Hay momentos en los que he sentido que la gente lo toma con cautela.

-¿La resistencia es generacional?

Creo que no, me he encontrado con gente de generaciones mayores que están muy abiertas. Sí tengo que decir que cuando voy a escuelas, a universidades lo que veo es un hambre de nuestros jóvenes y niños de aprender y de relacionarse de manera diferente. Me parece que el freno está en el miedo a los cambios, a lo nuevo, eso es normal y es importante que lo validemos. Sin embargo, creo que la diferencia está en poder escuchar la experiencia de otras personas y reconocer que hay otros mundos. Dentro de nuestro Puerto Rico hay mundos de pobreza, de violencia y la única forma en que podemos transformarlos es si los miramos y nombramos las cosas que están mal. Hay experiencias que son tan dolorosas que no queremos decir que en nuestro Puerto Rico esas cosas pasan. Pero si no miramos esos mundos de frente y con valentía no podemos trabajarlos ni evaluar con esos lentes violeta cómo esas situaciones afectan directamente a nuestras mujeres  y a la comunidad LGBTT. Esa resistencia es miedo a mirar esas situaciones a las que no estamos acostumbrados.

-Pero hemos visto que ese miedo a ver el problema cuesta vidas.


El acercamiento que trabaja la organización integra el modo en que los niños
y niñas se ven afectados por la violencia doméstica
y forma parte de los servicios que ofrecen.

Por eso es que es tan urgente, por eso es que que tenemos que apelar a la solidaridad de nuestra gente para ver cómo todos somos parte de, o no hacer nada y que sigan pasando estas situaciones. Todos podemos hacer algo para transformar esta dinámica.

-Cuéntanos de los cambios en la planta física de Casa Julia.

La violencia de género no para. En Casa Julia hemos sufrido también las situaciones de país, el COVID, los terremotos en la sede del sur, los huracanes y hemos visto que en esos momentos de emergencia las situaciones de violencia aumentan, así que no se ha dejado de dar el servicio en ningún momento. Mirando cómo podemos hacer que este espacio sea más resiliente en las emergencias estamos preparándonos. Estamos sellando el techo e instalan:do placas solares, gracias a la donación de una fundación de Estados Unidos y de fondos federales CDBG. También vamos a pintar la estructura por dentro y por fuera y arreglar el área de los niños. Lo que buscamos es que Casa Julia sea un espacio de sanación, seguro y resiliente que pueda operar 24-7 en los 365 días del año.

-¿Por qué te enorgullece el programa de la niñez?


La independencia económica y la posibilidad de proveer un espacio seguro
para sus hijos son dos de los aspectos fundamentales que hay que atender
para lograr romper efectivamente un ciclo de violencia.

Ese es un programa súper chulo. Cuando pensamos en la violencia doméstica pensamos en las mujeres y muchas veces invisibilizamos lo que sufren nuestros niños y nuestras niñas. Es importante sanar, pero también romper esos ciclos de violencia que se pueden reproducir, así que tenemos nuestro programa donde tenemos cuidado, tutorías y entonces mamá, que está en ese proceso de retomar y construir una vida nueva, puede trabajar, estudiar, atender sus procesos de tribunales, de terapias y tiene ese respiro que es tan importante en el proceso de sanación. Con los niños vamos identificando las necesidades que puedan tener de desarrollo, tienen su psicólogo, terapias holísticas, arte-terapia y su campamento de verano. Muchas veces nos dicen que es la primera vez que van a un campamento o es la primera vez que van al cine, así que para nosotros es bien importante ese espacio. Una de las de las misiones que tenemos es poder expandir ese servicio a la niñez en otras zonas de la isla.

-¿Qué se necesita para romper el ciclo de violencia?

Hay dos factores que yo creo son los más importantes para que se rompa ese ciclo: el acompañamiento y las situaciones materiales. Si no tengo vivienda o si no tengo trabajo -porque es parte de de las condiciones de violencia- pues es muy difícil salir aunque quiera. No es un asunto de voluntad, es un asunto también de tener cuestiones materiales para no sufrir otros tipos de violencia.

-¿Cuál es tu meta como directora?


La historia de la organización se cimenta además en la esperanza de una mejor vida,
de un futuro libre de maltrato para cada mujer puertorriqueña.

Es un reto bien grande y lo asumo con mucha responsabilidad. Tengo el privilegio de haber conocido a las fundadoras, de haber escuchado sus historias porque en ese momento eran ellas quienes rescataban a las mujeres de sus casas porque no había un albergue, no había la Ley 54, no había reconocimiento de la sociedad de esta problemática, no había un amparo legal para ellas, así que para mí lo que las fundadoras hicieron y lo que simboliza Casa Julia para el país es una bandera de lucha y esperanza de que las mujeres merecemos tener espacios seguros en nuestros hogares, en nuestros centros de trabajo, en las calles, en donde sea y que también tenemos el derecho a vivir vidas dignas, libres, en salud y en bienestar. Yo quisiera decir ‘ojalá que Casa Julia no exista’, pero mientras haya una mujer que sea violentada es importante que estos espacios continúen. Mi meta es seguir visibilizando la necesidad de transformar este país para que sea uno justo y de equidad para nuestras mujeres y que Casa Julia siga funcionando de manera efectiva, siga llegando a espacios donde todavía existe ese vacío de servicio como en el área central de la isla, en el área sur y en el área este.

-¿Existe alguna fórmula probada por Casa Julia que siempre funciona ante la violencia de género?

El acompañamiento. Sabemos que los procesos, por ejemplo, de tribunales, son bien difíciles, bien revictimizantes y el tú estar acompañada e informada es lo que hace la diferencia en que una sobreviviente pueda continuar el proceso y culminarlo o desista, y eso no quiere decir que no quiera estar segura, es que ese acompañamiento puede ser clave. Cuando hacemos talleres siempre decimos que cuando una víctima toma la decisión de contarle a una persona, está haciendo un ejercicio de mucha valentía y de mucha vulnerabilidad y esa primera respuesta puede hacer que se cierre o que decida salir. El país ha cambiado y las necesidades de las mujeres han cambiado, por eso hemos llegado a otros espacios y estamos buscando cómo darle las herramientas para que verdaderamente puedan salir.

 -¿Qué es Casa Julia hoy?

El espacio de todas las personas que creen en la equidad, de los que queremos construir un país diferente. Las alianzas y la colaboración siempre han sido clave desde que Casa Julia comenzó, por eso hicimos la última campaña de “#Nos toca”, porque creemos en que la transformación tiene que ser una de país y que nuestro llamado es a que nos podamos unir, que podamos seguir creando alianzas para realmente cambiar esta dinámica de violencia contra las mujeres.

Para estar al tanto de la labor de la Casa Protegida Julia de Burgos, visita casajulia.org. Si necesitas apoyo, llama al 787/547-5920 a la línea 24/7 de Casa Julia.

Fotos / Javier del Valle

PLAN DE ESCAPE

  • Prepara un bulto con ropa, artículos de aseo, medicina, documentos legales, dinero y llaves.
  • Guarda el bulto en casa de un vecino o familiar.
  • Piensa cómo vas a salir de la casa: taxi, tren urbano, en el carro de alguna amistad.
  • Si deseas llamar a la policía, anota el nombre y número de placa de quien te asista. Puedes solicitar una escolta para acudir al tribunal.

*Fuente: pazparalamujer.org

 

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