Nadie puede describir mejor el impacto del escutismo que las participantes del movimiento en Puerto Rico. Conoce las experiencias de Anna, Bianca y Liany.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
Lo han experimentado y saben que poseen todo para derrotar la noción de que las Niñas Escuchas solo sirven para vender galletas.
“Muchas veces dudan de nuestro potencial y piensan ‘ah, son unas niñas, sólo venden galletas’. Y nosotras podemos hacer de todo, siempre damos la milla extra porque hemos aprendido eso, a trabajar fuerte y a dar lo mejor de nosotras mismas porque eso es parte de nuestros valores, de nuestra ley. Cuando me dicen, ‘no puedes hacer eso’ yo digo, ‘yo puedo hacer eso porque soy Girl Scout”, explica orgullosa Anna Hernández, joven de 17 años de Bayamón, que hace nueve años pertenece a la Tropa 294 de San Juan.
“Lo que yo estoy haciendo aquí es algo que no puedo hacer en ningún otro sitio. A mí me está llenando y yo sé que a mí me falta mucho por hacer y lo que estoy haciendo ahora está cambiando de cierta forma a otras niñas y a mí misma como líder. Yo sé que aún me queda tiempo aquí".
Bianca Díaz,
integrante de la Tropa 066 de Encantada |
Junto a sus compañeras, Lyani Ayala y Bianca Díaz, comparten con Oenegé lo que ha significado el escutismo en su desarrollo y por qué les sigue intrigando tras dejar la infancia.
Lyani tiene 15 años, es natural de Toa Baja, aunque hace ocho años integra la Tropa 252 de Toa Alta, mientras que Bianca, natural de San Juan e integrante de la Tropa 066 de Encantada, es toda una veterana que comenzó en el nivel Daisy (el primero) en el 2012.
“Yo veía las nenas grandes tan cool, extrovertidas, tan activas y yo decía yo quisiera ser así, sentía que no podía y mira hoy. Los campamentos eran muy divertidos y decidí hacerme staff para inspirar a las nenas chiquitas como me inspiraron a mí, porque te llenan el corazón de alegría. Es hermoso”, recuerda Bianca.
“Inspirar es gratificante”, dice Liany y sus compañeras coinciden.
Luego de laborar en múltiples campamentos, Jeannette Cruz Beltrán, oficial de enlace comunitario e interagencial de las Girls Scouts en Puerto Rico, asegura que cada joven escucha que retorna a la organización y ve la evolución de las niñas con las que trabajaron cada verano, “puede sentirse orgullosa de esa labor porque la hicieron ellas”.
“He escuchado a las pequeñas decir a sus líderes, ‘cuando sea grande quiero ser como tú’, y esa es la oportunidad más linda de trascender, de dejar esa huella porque ya lo están haciendo. No hay que esperar a ser grande para ser líderes, ya lo son y se están desarrollando de esa manera”, resalta Cruz.
“Creo que, con solo cambiar el punto de vista de una sola persona, ya uno es líder”, opina Liany, “de que era tímida y ya no lo es tanto, te da felicidad cambiar al menos a una niña”.
“Darle las herramientas para que trabajen juntas y para que podamos lograr algo es ser líder”, agrega Anna.
GIRLS SCOUT EN ESCUELA SUPERIOR
A mucha honra llevan las chicas su permanencia en las Girls Scout durante la última etapa escolar. Liany cursará el décimo grado en la Puerto Rico Christian School en Levittown, mientras que Bianca y Anna ya son seniors en el Colegio San Antonio de Padua en Río Piedras.
“Muchas chicas en mi escuela eran Girls Scout y dejaron de serlo y cuando me ven vendiendo galletas me dicen, ‘nena, pero ¿tú sigues ahí?’. Yo creo que a ellas nunca les llegó el mensaje de Girls Scouts, sólo querían vender galletas”, dice Bianca.
Un amigo de Anna le dijo “ya tú estás grande pa’ eso’”, comentario que no parece afectarle. “Lo que yo estoy haciendo aquí es algo que no puedo hacer en ningún otro sitio. A mí me está llenando y yo sé que a mí me falta mucho por hacer y lo que estoy haciendo ahora está cambiando de cierta forma a otras niñas y a mí misma como líder. Yo sé que aún me queda tiempo aquí”, reflexiona la joven.
Integrar el aniversario centenario en Puerto Rico de la organización es motivo de orgullo.
“He escuchado tanta gente decirme ‘cuando era chiquita era Girls Scout y me encantaba’, escuchar que ha cambiado a tantas niñas me da mucha emoción”, relata Liany.
“Son 100 años de cómo el movimiento ha cambiado a niñas y a mujeres y ha desarrollado a tantas personas y nos ha abierto las puertas, es algo que genuinamente nos ha ayudado a nosotras. Siento que el movimiento ha hecho un gran impacto en Puerto Rico”, destaca Anna.
El tiempo pasa, pero Lianys afirma que cosas como “sus principios, su visión y la promesa”, no cambian en las Girls Scouts. “Ni sus canciones”, dice Cruz y les arranca carcajadas a las jóvenes.
¿Qué ha cambiado? “No hemos tenido que hacer muchos cambios porque siempre fue una organización muy inclusiva, siempre le dimos el espacio a todos”, resalta Bianca.
“Quizás ha sido cómo darles la vuelta a las cosas para adaptarnos, como cuando llegó el COVID que hicimos campamentos on-line, talleres, actividades para que las niñas pudieran tener la experiencia en ese año en que no podíamos encontrarnos presencial. No hemos cambiado quiénes somos, pero sí hemos buscado cambiar con los tiempos”, menciona Anna.
No bien terminaron de escuchar la pregunta de si sus futuras hijas serían Girls Scouts cuando contestaron: “Obvio”, al unísono.
Los parchos, sellos y medallas los lucen en sus chalecos con la seguridad de quien hizo una labor sobresaliente.
“Esta es la medalla de bronce de las Girls Scouts”, explica Bianca, “es un proyecto que nosotros trabajamos para ayudar a la comunidad, el mío lo trabajé con las abejas que siempre han sido una parte muy grande de mi vida y decidí ayudarlas… aunque soy alérgica”, explica.
“Nosotras nos ponemos un chaleco que está repleto de colores y son diferentes tipos de parchos o pins y cada uno simboliza algo, algunos nos distinguen como tropa o niveles, como las estrellitas; otros son puentes, por cuántos años llevamos; y otros son de qué cosas hemos hecho. Hay unos proyectos que están preestablecidos y los trabajamos con nuestros staff y líderes en reuniones y campamentos, están los journeys, que son un poquito más elevados y buscan tomar acción dentro de algo, y están las medallas, que son los más grandes reconocimientos; están la de bronce, plata y oro. Son proyectos que se trabajan a nivel de comunidad y se puedan mantener o hasta hacen que se establezca una ley”, explica Anna.
“Yo tengo la de plata y fue por un proyecto de leptospirosis”, indica Liany la iniciativa de orientación en escuelas públicas y privadas de su comunidad sobre la prevención de esta enfermedad que puede ser mortal, tras el fallecimiento de su primo a causa de ella.
“Eso fue lo que me impulsó a trabajar. La leptospirosis es una enfermedad provocada por el orín del ratón. Hice reuniones para orientar a los estudiantes y fue una experiencia muy buena hacerlo y creo que voy a seguir con el tema”, asegura Liany.
Lo próximo para Anna y Bianca es trabajar su proyecto con miras a ganar la medalla de oro. “Es lo que dices desde chiquita, ‘ay, yo voy a hacer la de oro’ porque es el más grande logro para nosotras”, culmina Anna.
Créanles a las tres cuando dicen que harán algo, son Girls Scouts.
Para más información sobre el movimiento Girls Scouts en Puerto Rico y su celebración centenaria, visita cgspr.org o su página de Facebook @CaribeGirlScoutsCouncil.
Foto / Javier del Valle
EN QUÉ CREEN LAS GIRLS SCOUTS
PROMESA
Por mi honor yo trataré de servir a Dios y a mi patria, ayudar a las personas en todo momento y vivir conforme a la ley de las Girls Scouts.
LEY
Yo me esforzaré a: ser honrada y justa, cordial y servicial, considerada y compasiva, valiente y fuerte, y responsable de lo que digo y hago.
Y a: respetarme a mi misma y a los demás, respetar la autoridad, usar los recursos de manera prudente, hacer del mundo un lugar mejor, y ser hermana de cada una de las Girl Scouts.
MISIÓN
Girl Scouts ayuda a las niñas a desarrollar la confianza en sí mismas, el valor y los principios para hacer del mundo un lugar mejor.