La organización que cumple 20 años se renueva y el cambio incluye la llegada de la abogada comunitaria a su dirección ejecutiva.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé


Desde marzo pasado Cristina Parés ocupa la dirección ejecutiva de la organización feminista
que este año conmemora su vigésimo aniversario con renovadas energías y con una sólida historia.

Cristina Parés juramentó como abogada con solo 23 años. La carrera profesional de esta egresada de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras despegaba, cuando una vivencia la encaminó a dirigir, desde el pasado marzo, la organización Proyecto Matria.

Una pariente del presidente del bufete de abogados donde laboraba en Puerto Nuevo pidió usar un salón de conferencias para, junto a su abogada, dilucidar aspectos de su divorcio con su esposo, de quien intentaba alejarse tras sufrir violencia doméstica. Parés, entonces novata, estaría en el bufete durante el encuentro en el que el sujeto además le entregaría a la esposa regalos para sus hijos. Un inesperado cambio de planes llevó a Parés a abandonar el edificio por unas horas; las cámaras de seguridad captaron cómo se cruzó con el individuo en el recibidor. Luego se enteró.

Al finalizar la reunión, el hombre sacó un arma de una de las bolsas de regalos para sus hijos y le disparó en la cabeza a la mujer, después intentó suicidarse. Falló en ambos intentos. A su regreso a la oficina, Parés se topó con compañeros siendo entrevistados por la Policía y otros limpiando sangre en la sala de conferencias. Era septiembre del 2010.


   A juicio de la directora, Proyecto Matria trabaja desde “un modelo basado en la esperanza”,
   a pesar de las duras situaciones que atienden a diario.

“En ese momento recordé lo que dicen las feministas: ‘estos casos no son mediables’. Ningún espacio está exento de esto, mientras haya una persona vulnerable, todas las personas estamos en riesgo, es una cadena. Queremos jugar a que los problemas son de los demás, pero no, los problemas son de nosotros. Cuando una mujer llega a decir ‘estoy en una relación de violencia, necesito ayuda’, decirle ‘vamos a una terapia matrimonial’ es otra forma de violencia”, puntualizó Parés.

 “A lo largo de mi vida también me tocaron casos muy cercanos a mi corazón, de gente muy especial para mí, víctimas de violencia doméstica”, afirma aludiendo a personas en su natal Morovis, “el tema yo lo persigo o me persigue, yo no sé, pero siempre me tocaron esos casos”.

Luego del incidente, la trayectoria profesional de Parés evolucionaba mientras alternaba entre bufetes privados y oficinas legales de instituciones privadas y gubernamentales en las que no lidiaba con sobrevivientes de violencia doméstica. Como el tema social seguía latente, comenzó a trabajar pro-bono casos de órdenes de protección en distintos puntos de la isla. Los ganó todos y conoció diversas interacciones familiares como resultado de este tipo de situación, sin embargo, algo le faltaba.

“Si algo he aprendido es que ninguna imagen se borra, ningún caso se borra, los vas a llevar en tu corazón por siempre. Cuando crees que viste lo peor llega otra cosa, pero también hubo momentos hermosos”. 
Cristina Parés
Directora ejecutiva del
Proyecto Matria

“Yo tenía una ignorancia muy grande sobre cómo estos pocos recursos que hay para las sobrevivientes operan, no tenía ese conocimiento, tenía que orientarme mejor”, reconoce.

Siguió su paso por la empresa privada, aunque de forma simultánea colaboró como abogada comunitaria con la organización Ayuda Legal Puerto Rico y luego con la Casa Protegida Julia de Burgos, donde atestiguó la precariedad y el peso de la crianza en mujeres que además huyen de la violencia física y económica en casa.

“Si algo he aprendido es que ninguna imagen se borra, ningún caso se borra, los vas a llevar en tu corazón por siempre. Cuando crees que viste lo peor llega otra cosa, pero también hubo momentos hermosos”, confiesa Parés quien relata recuerdos jocosos en el albergue cantando karaoke junto a las participantes o recibiendo sus detalles especiales.

“Qué vueltas dio la vida, ya no hay vuelta atrás”, reflexiona la mujer de voz firme y carcajadas sonoras. Cuando comenzó a trabajar como abogada quería ser “la súper litigante”, luego dirigió divisiones legales y de litigio, antes de afianzarse en el tercer sector.

A CRECER CON MATRIA

Parés seguía acumulando madurez y experiencias cuando fue invitada por el licenciado Arturo Ríos Escribano a ingresar en la Junta Directiva de Proyecto Matria, en la que estuvo dos años activa. Cuando la directora de la organización fundada en el 2004, Amárilis Pagán Jiménez, dejó su puesto, Parés fue reclutada para ocuparlo y lo acepta en momentos en que celebran su vigésimo aniversario.

“En el momento en que ella dice que se va yo le ruego que se quede y me faltaba entender las situaciones personales que estaba atravesando.  Después que estuve el primer mes aquí entendí por qué Amárilis no se podía quedar, fue casi infantil de mi parte pedirle que se quedara en sus circunstancias. He tenido una reflexión muy profunda de todo lo que le debemos a Amárilis a nivel nacional, a nivel personal las mujeres de Puerto Rico y a nivel organizacional. Se subestima el peso que cargan las directoras ejecutivas de las organizaciones y es un denominador común en el tercer sector. Siento que ahora estoy entiendo mejor ese peso; no es que la complejidad del trabajo sea mayor que el que he tenido antes, pero las poblaciones que sirves aquí te añaden un estresor de que si no las acompañas tú no hay muchas opciones de acompañamiento para ellas. Se necesita una dirección ejecutiva robusta que pueda potenciar toda esa energía de interacción del sector”, expresa Parés.


Cristina Parés junto a integrantes del equipo de trabajo de la organización fundada en el 2004.

En Proyecto Matria tiene las manos llenas. Cuentan con una línea de ayuda a víctimas de violencia doméstica, un programa de vivienda transitoria, el programa “La ruta de las mujeres”, una propuesta de talleres de empresarismo y oportunidades de microempresas y trabajo comunitario como el realizado en Miraflores, barrio de Orocovis, después del huracán María, entre otras iniciativas para impulsar desarrollo. Consideran la pobreza como otro tipo de violencia.

“Estamos por todas partes, pero todo engrana hacia el desarrollo económico de las mujeres, de las comunidades LGBTQ y otras poblaciones vulnerabilizadas”, señala.

Su llegada a la organización coincide con los aires de renovación que la fortalecen. “Estoy fascinada con el trabajo en Matria. La organización ha estado en transformación desde principios de este año. Tuvimos el desarrollo profesional de nuestra anterior coordinadora de política pública, Enid Pérez, que se fue a dirigir Profamilias y provocó el desarrollo de Joselyn Santos Valderrama, que agarró la nave y siguió la propuesta de “La ruta de las mujeres”. Tenemos también una contable nueva y estamos bien contentas”.

La nueva directora destaca el privilegio de atestiguar la génesis de las posturas políticas que asume la organización ya que “está íntimamente vinculado a una experiencia muy cercana a las poblaciones servidas”.

“Ahora veo la importancia de esa llamada que entró por la línea de ayuda que te visibilizó una modalidad de violencia. Esa mujer que piensa que solo tiene para recibir, no sabe todo lo que está dando al compartir su historia, visibiliza tanto. Ahí se integra el activismo”, indica Parés y detalla que en los memoriales que escriben para llamar la atención sobre una situación, “esa oración que escribe Matria está llena del dolor de alguien, de la rabia de que esto está pasando en nuestra población y lo tenemos que atender”.

De ahí que dos décadas después de su nacimiento, Proyecto Matria aún impulse “un modelo basado en la esperanza”.

“Las participantes de Matria evolucionan dentro de los linderos del desarrollo pleno y de un enfoque de derechos humanos. Nuestro modelo de servicios parte de una perspectiva 360 grados que incluye derechos como salud, vivienda, laborales, entre otros. Cuando se vulnera cualquiera de ellos tenemos a una persona vulnerable a la violencia porque aceptará condiciones de vida que no son dignas, a cambio de suplir esa necesidad básica”, insiste.

Para culminar, Parés exhortó a que más personas “en los espacios privados y corporativos” se vinculen con el tercer sector.

“Eso es algo que aprendí en mi camino. Tener una mesa donde se toman decisiones corporativas en la empresa privada y el gobierno debe tener la sensibilidad de personas comprometidas socialmente, en esos espacios hacemos mucha falta y no debemos cerrarnos a ellos, debemos impregnarlos de una forma más equitativa de ver la vida”, propone.

Conoce más de la labor de Proyecto Matria en proyectomatria.org o en Facebook @Proyecto Matria.

Fotos / Javier del Valle

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