La complejidad administrativa aumenta en este proyecto que maneja la organización Plataforma para Impacto Social, ya que aprovecha fondos federales, estatales, municipales y de socios filantrópicos en una inversión que ronda los 100 millones de dólares.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
El establecimiento del proyecto OASIS se perfila como una de las iniciativas más ambiciosas en el tercer sector local para cerrar la brecha entre el capital y los proyectos de impacto. La propuesta de la Plataforma para Impacto Social (PSI, por sus siglas en inglés), -organización hermana de Boys & Girls Clubs de Puerto Rico (BGCPR) y Vimenti School-, busca erradicar las causas de la pobreza y promover la movilidad económica mediante iniciativas integradas entre familias de comunidades en Villa Prades y el residencial Ernesto Ramos Antonini en San Juan.
Con una inversión de 43 millones de dólares, OASIS se construirá en la escuela en desuso Dr. Cesáreo Rosa Nieves en San Juan y no solo albergará la escuela Vimenti, que al momento ubica en el Residencial Ernesto Ramos Antonini, sino que además será un Centro Multifuncional en el que se desarrollarán varios proyectos como incubadoras de negocios, capacitación profesional para adultos o servicios primarios de salud. No solo el cambio sistémico que propone es abarcador, también lo es el manejo en colaboración entre BGCPR, Vimenti y PSI de las diversas fuentes de fondos.
Este mes de septiembre, el gobierno estatal anunció que le otorgó a la Plataforma de Impacto Social un préstamo de 15.2 millones de dólares en fondos del Programa de Subvención para el Desarrollo Comunitario para la Recuperación ante Desastres (CDBG-DR en inglés) para darle vida a OASIS. El Municipio de San Juan prometió destinar 5 millones de dólares anuales. De otra parte, el Departamento de Comercio federal asignó 30 millones de dólares como parte de un programa que beneficiará a comunidades de la capital y que seleccionó seis proyectos entre 565 propuestas.
En el renglón filantrópico ya se han unido a la causa las entidades locales e internacionales: Fundación Banco Popular, Flamboyán Foundation, Colibrí, I Am the Vine, Peter Alfond Foundation y Michael Tennenbaum, entre otras.
“Hemos trabajado en un esfuerzo titánico, de la mano con los socios que han hecho esto posible. Trabajamos desde la visión de que, para que haya un cambio sistémico, tiene que haber un movimiento de capital gigante que en Puerto Rico nunca se había visto. Para lograrlo trabajamos con un modelo de financiamiento combinado. Diseñamos el proyecto y las propuestas con las organizaciones que van a estar llevando a cabo los programas en la comunidad y así pudimos identificar también organizaciones financieras o bancos privados en Estados Unidos y oportunidades de propuestas en el gobierno central que se alineaban al trabajo que nosotros íbamos a hacer”, explica Shaina Cabán Cortés, especialista en comunicaciones y coordinadora de relaciones de la organización Plataforma para Impacto social.
Cabán indica que desde el gobierno central lograron asegurar “una inversión por fondos de recuperación, por programas del Departamento de Educación y del Departamento de Vivienda para desarrollo social”. “Lo que hicimos fue alinearlos al trabajo de la propuesta”, explicó.
“OASIS nos asegurará un espacio donde crecer. La meta final es asegurar oportunidades de movilidad económica, seguir reduciendo la cantidad de familias que viven bajo el nivel de pobreza y creando oportunidades de empleo para las familias que más lo necesitan”. Bárbara Rivera, |
Igual hicieron con los fondos del programa federal Distressed Recompete, de la Administración de Desarrollo Económico, que busca eliminar barreras de movilidad social en las comunidades con un proyecto piloto que está bajo su lupa.
“Ellos querían ver a través de este proyecto piloto si invertían una cantidad grande de capital, lograban movilidad económica, si se removían las barreras para que las familias pudieran prosperar. Literalmente eso era lo que nosotros veníamos haciendo, así que pudimos alinear el trabajo de la construcción del edificio de OASIS, con el desarrollo y la expansión de programas y fuimos identificando lo que hacía falta para poder compaginar todo el trabajo que se necesitaba. Esta labor no es solo de la Plataforma para Impacto Social, se ha hecho de la mano con otras organizaciones como Vimenti, la clínica de salud Vidalus, Project Makers, que se enfocan en el desarrollo empresarial, el Instituto del Desarrollo de la Juventud y Jobs for a Future, que en Estados Unidos trabajan para mejorar la cultura laboral en las comunidades y este es el primer proyecto que tienen en Puerto Rico”, expone Cabán.
La coordinadora agrega que en el proceso de identificar qué necesitaban y cómo reforzar la labor que ya hacían, lograron “que los socios financieros se unieran desde adentro y pudimos alinear todos los esfuerzos”. “Es un trabajo que se había hecho durante muchos años juntos, así que no era lejos de lo que veníamos trabajando”, opina Cabán.
A BUENA HORA
OASIS llegó en un momento de madurez administrativa y programática para las tres organizaciones involucradas en su creación y desarrollo.
Alma Frontera, presidenta de Boys & Girls Clubs de Puerto Rico, asegura que OASIS “representa el sueño cumplido de generaciones de familias que recibieron servicios en nuestro primer Club, en la comunidad de Ernesto Ramos Antonini”. “Junto a ellas aprendimos y entendimos mejor el tema de la pobreza y, a la vez, reafirmamos el potencial y la fuerza de voluntad que existen en nuestras comunidades para construir un gran futuro”, señala Frontera.
La líder repasa que las lecciones recibidas los llevaron a crear hace 11 años el Instituto del Desarrollo de la Juventud “para promover la investigación y políticas públicas dirigidas a fortalecer la seguridad económica de nuestras familias”. “Siete años después, lanzamos Vimenti como un modelo de servicio de dos generaciones para proveer oportunidades de desarrollo social y de movilidad económica tanto a niños, jóvenes y adultos, como a sus familias. Y hace dos años comenzamos a administrar centros de Head Start y Early Head Start para ampliar nuestro apoyo a las familias de bajos ingresos. OASIS representa la culminación de años de aprendizaje, comunicación, relación y comunicación con distintos sectores, con nuestras comunidades y familias en el centro, para mitigar la pobreza, transformar el país y lograr resultados sostenibles”, puntualiza Frontera.
Por su parte Bárbara Rivera, directora de Vimenti, señala que “las organizaciones se fueron preparando” en términos de identificar la estructura de gobernanza interna para manejar un sistema combinado de fondos estatales y federales.
“En Vimenti llevamos más de cuatro años bajo un modelo de alineamiento de valores organizacionales dirigido a lo que llamamos la gobernanza ética y transparencia. Todos hemos pasado un proceso de madurez para evolucionar, siempre enfocados en que las organizaciones se manejen con una gobernanza transparente, que mantengan los procesos éticos y que nos fortalezcamos a nivel estructural internamente para poder manejar un tipo de proyecto como este. Ese fortalecimiento se ha dado con el tiempo”, declara Rivera.
Para el equipo, los resultados son importantes por lo que han destinado una estructura que proporcione datos y pueda medir el impacto alcanzado.
“OASIS nos asegurará un espacio donde crecer. La meta final es asegurar oportunidades de movilidad económica, seguir reduciendo la cantidad de familias que viven bajo el nivel de pobreza y creando oportunidades de empleo para las familias que más lo necesitan. Tenemos que creer en la capacidad de transformar; cuando el sueño salga de ellos, es posible y podemos brindar esperanza a otras comunidades de que se puede generar un cambio y que existe el acceso a nuevas oportunidades para todos”, culmina Rivera.
Fotos / Suministradas / PSI