El personal que trabaja en albergues de niños y jóvenes se esmera para asegurarse de que vivan un periodo navideño rodeados de amor y esperanza, aún en medio de las complejas circunstancias que enfrentan.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé


El foco principal para quienes laboran en
hogares de niños y jóvenes está en la búsqueda
de experiencias edificantes que les permitan
disfrutar las fiestas sin ignorar sus complejas
circunstancias de vida.

Los días festivos marcados por el compartir familiar están a la vuelta de la esquina. Los niños y jóvenes cuya custodia pertenece al Departamento de la Familia que viven en albergues en el país también lo saben y esperan que sus navidades sean especiales.

El personal que les atiende no escatima en esfuerzos para que reciban atención, cuidados, regalos, actividades recreativas, menús especiales, visitas y hasta aprendan canciones navideñas, pero en muchos de ellos queda latente un deseo.

“La Navidad es una época emocionalmente difícil para nuestros niños porque ellos anhelan estar con sus familias”, confirma Keila La Santa, directora ejecutiva del Hogar Cuna San Cristóbal.

“Algunos no están con sus hermanos, no están con sus papás. Ellos reciben mucho amor en las navidades de parte del personal y de las visitas que recibimos de diversas entidades. Ellos saben que es algo temporero, pero no es el mismo que estar un seno familiar, por más que queramos parecernos, jamás y nunca nos comparamos con eso. Aunque ellos reciban muchos regalos, el reclamo de querer estar con sus familias siempre permanece”, indica La Santa.

Es tiempo de festejar, pero también de conversar. En el albergue se tienen muchas conversaciones sobre el tema familiar en esas fechas.


El personal de albergues como el Hogar Cuna
San Cristóbal se aseguran de hacer eventos
especiales y de atender el aspecto emocional
con mayor énfasis durante el periodo festivo.

“Nosotros siempre le hablamos con la verdad a los niños, obviamente nunca le hablamos mal de su familia, les explicamos que están en un proceso de transición en lo que su familia se puede recuperar y estar bien para poder cuidar de ellos de ser posible. Hay otros que tienen la certeza de que no van a regresar con su familia biológica y nosotros le interpretamos eso a los niños y ellos lo van entendiendo a su forma, dependiendo de la edad. Los que ya tienen conocimiento de eso, tienen esa esperanza de poder unirse a una familia o ya están en proceso de vincularse a una nueva familia. Todos están en una etapa distinta”, expone.

Ese anhelo familiar puede provocar cambios tanto en conducta como en emociones. La directora puntualiza que el personal del albergue está consciente de que “esta es una época compleja”, de modo que pueden presentarse manifestaciones conductuales relacionadas “con ese no poder estar con la familia, con ese sentimiento de pérdida, de duelo que no es un proceso lineal, no tiene un principio y un fin, sino que hay que vivirlo con ellos”.

"Lo mejor que pueden regalarles a nuestros niños es la experiencia de conectar con ellos. Es mejor jugar con ellos, traerles una obra de teatro o una experiencia de un mago, algo así es mejor que traer un regalo y ya".
Keila La Santa,
directora ejecutiva
del Hogar Cuna San Cristóbal

Por eso se esmeran en crear memorias especiales para ellos. Por ejemplo, el Día de Acción de Gracias preparan una mesa larga a la que se sientan niños y empleados del albergue en la que comen y comparten juntos.

“Para el Día de Navidad, se le compran unas pijamas y todos se levantan ese día con sus pijamitas bonitas, todos iguales. El año pasado me levanté con un vídeo de los niños cantando canciones navideñas que aprendieron en la escuelita y en el hogar. Ellos reciben muchos regalos y con eso comparten durante el día en las facilidades de la entidad”, describe La Santa.

Ante la realidad de que no pueden compartir con sus familias biológicas, ¿cuál sería el regalo más preciado? Pasar tiempo de calidad con ellos.


Lecturas de cuentos, manualidades,
visitas artísticas y dinámicas creativas
en las que los niños puedan
compartir y expresar lo vivido en el año forman
parte de la agenda del periodo navideño.

“Lo mejor que pueden regalarles a nuestros niños es la experiencia de conectar con ellos. Es mejor jugar con ellos, traerles una obra de teatro o una experiencia de un mago, algo así es mejor que traer un regalo y ya. Quizás pueden apadrinar para que salgan de paseo a algún lugar donde hagan fotos o actividades de Navidad”, recomienda La Santa.

Si te interesa cambiar la tónica de la época festiva en los albergues del país, te sugerimos que contactes a sus directivos y planifiquen momentos especiales que conviertan la Navidad 2024 en una memorable.

Fotos: Archivo

 

¿VAS DE VISITA A UN ALBERGUE DE NIÑOS?

  • Lleva solo un regalo por niño ya que reciben demasiados en esta época.

  • Procúrales experiencias especiales como leerle un cuento, jugar juntos o cantar.

  • Pregunta antes de llevar artículos usados, a veces no les hacen falta y podrían ser mejor utilizados en otras organizaciones. Recomendación: no lo dejes frente al portón del hogar.

  • Indaga en programas de voluntariado o de recaudación de fondos que tengan activos si interesas que tu colaboración sea duradera.

Fuente: Keila La Santa

Web Analytics