El centro educativo perteneciente al albergue Hogar Ruth- Mariposa Montessori- trabajó un estudio de caso que muestra cómo curar los daños provocados por la exposición a la violencia desde la temprana infancia en adelante.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé


La exploración del modo en que el aspecto emocional está ligado al desarrollo
de un infante es uno de los hallazgos más importantes del estudio.

Lo primero que debes saber es que las secuelas de experiencias violentas vividas por pequeños desde que son recién nacidos en adelante pueden sanarse. Esa es la meta y la esperanza con la que se ha comprometido Mariposa Montessori, centro educativo del Hogar Ruth, albergue para víctimas de violencia de género y sus familias.

El establecimiento de Mariposa Montessori en marzo del 2021 responde al deseo de atender en el albergue a los niños entre 0 y 6 años que arriban junto a sus progenitoras, para ocuparse de su educación y sanación.

La fundación estadounidense Wildflower Schools aportó capital semilla para el establecimiento del centro educativo basado en la filosofía Montessori. Además, incentivó el desarrollo de un estudio de caso, “Metamorfosis en Mariposa”, que documenta observaciones realizadas a lo largo de un año en el centro durante el manejo del impacto de experiencias hostiles en la niñez, ya que se han especializado en el tema. Los casos y sus logros reportados no te dejarán inmune.

“Nuestro propósito en Mariposa es cómo podemos trabajar a nivel neurológico, porque estamos especializadas en desarrollo, con esos niños expuestos a experiencias adversas en la niñez, para sanar lo que trasciende luego, antes de que eso se convierta en una patología en el niño y sea más complicado de remediar”.
Inesmarí Carrasquillo Santini,
guía líder de Infantes
y Andarines en Mariposa Montessori y coordinadora programática.
 

“Nuestro propósito en Mariposa es cómo podemos trabajar a nivel neurológico, porque estamos especializadas en desarrollo, con esos niños expuestos a experiencias adversas en la niñez, para sanar lo que trasciende luego, antes de que eso se convierta en una patología en el niño y sea más complicado de remediar”, explica Inesmarí Carrasquillo Santini, guía líder de Infantes y Andarines en Mariposa Montessori y coordinadora programática.

Si piensas que el cerebro de un recién nacido no muestra señas de haber vivido violencia desde el vientre, piénsalo dos veces.

“Tuvimos unos gemelos prematuros y fue bien fácil identificarlo (la violencia vivida). Usualmente un bebé llora o está durmiendo casi 18 horas al día, pero empiezas a notar interrupciones en el patrón de sueño, vemos bebés que no lloran para nada ni cuando tienen hambre, ni cuando tienen sueño, ni cuando están sucios. Están en un nivel shock que no les permite conectar con su cuerpo ni interpretar las señales de necesidades básicas para poder expresarlo”, expone Carrasquillo un ejemplo de menores atendidos tras arribar al albergue Hogar Ruth.

Ese par de gemelos pudo dormir 45 minutos seguidos cuando arribó a Mariposa Montessori, en su hogar no pasaban de 10 minutos. ¿Cómo se logra el cambio?

“Con los bebés hemos podido presenciar, y hasta ahora no nos ha fallado, el cambio que trae atender sus necesidades básicas. Les hacemos un espacio y se piensa en todo, desde el tono de pintura en las parades, el tipo de piso que se utiliza, los olores, música suave. La idea es que el bebé sienta un entorno seguro y que no le traiga sorpresas”, indica.

Precisamente las sorpresas negativas van en contra de su desarrollo, ya que la coordinadora explica que los mantienen en “alert mode”. “En ese estado no logran desconectarse de esa manifestación de trauma, por eso es importante que tengan un entorno seguro y que sus necesidades básicas sean atendidas como alimentación, sueño e higiene”, señala Carrasquillo.

SE OBSERVAN MÁS CAMBIOS


La transformación positiva que han podido atestiguar quienes han participado
del estudio les estimula el deseo de dar a conocer el estudio
para buscar maneras de reproducirlo.

Los casos evaluados continuaron mostrando transformaciones. Por ejemplo, recibieron un niño de 15 meses que no caminaba, solo gateaba. “Puede deberse a un sinnúmero de cosas, en su caso llegó aquí a las 8:00 de la mañana gateando y a las 10:00 de la mañana ya caminaba por primera vez. ¿Qué pudimos ver con eso? De las cosas que hemos visto y leído, para un menor en trauma es bien importante tener un entorno seguro y el recurso de apoyo, que viene siendo ese adulto con el que menor hace clic”, indica la coordinadora.

Y esa conexión entre infante y adulto es toda una lotería.

“Lo primero es que el bebé o el niño tiene que conectar con nosotras, si eso no se da, va a ser bien difícil poder ayudarlo a sanar y a transicionar en ese proceso. Se trabaja compartiendo con ellos, conociéndolos, viendo a quién ese menor busca más. Yo puedo hacer un esfuerzo grande para conectar con él, pero él busca a Fulana, pues ya sabemos que ella es la que va a empezar a tratar de adentrarse con él. Eventualmente ellos conectan con todo el mundo, pero es bien importante esa primera conexión con un adulto para crearle seguridad y confianza”, relata la docente.

En las situaciones estresantes de violencia, quizás mamá está presente en la vida de sus niños, pero no disponible emocional y sicológicamente. “Ahí entramos nosotras que nos convertimos en ese recurso de apoyo con sus hijos”.

En otro caso, una bebé llegó a Mariposa con ocho meses y no gateaba. En su primer día en el centro, estuvo sentada con los brazos levantados y no se movía, ni siquiera se ubicó en posición de gateo. Al segundo día, gateó. “Le escribí a la mamá y a la trabajadora social: ‘sí gatea’”, recuerda Carrasquillo satisfecha.

Igual experiencia vivieron con un niño de 15 meses que no caminaba. Por asuntos de seguridad dada la situación en su hogar, pasaba la mayor parte del tiempo en un corral de bebé. Cuando llegó a Mariposa y se expuso a una nueva realidad, caminó sin problemas.

“Si tienes un menor y no lo estás exponiendo para que él pueda desarrollarse de manera óptima, si no tiene espacio seguro, no se va a desarrollar”, explica la docente.

POR QUÉ SUCEDE ESTO

La líder de Infantes y Andarines subraya que “la parte emocional está demasiado ligada a todos los ámbitos del desarrollo”.


El trabajo con el infante va a atado a su entorno, al entendimiento de los efectos
concretos del trauma en su conducta y en su habilidad de desarrollar sus destrezas
y la búsqueda de un bienestar integral.

“Si un niño emocionalmente no está en paz, en calma ni bien, se le va a afectar su desarrollo motriz, su desarrollo del lenguaje, las funciones emotivas, todo lo que es retención, memoria, planificar cosas básicas como me pongo primero la media y luego el zapato. Todo ese tipo de gestión neurológica no se da si el menor no está emocionalmente estable porque está en modo de supervivencia. Si estoy en alerta por todo lo que pasa a mi alrededor, si tengo miedo por la precipitación de violencia, no voy a estar enfocado”, declara Carrasquillo.

Indica que, en esos casos de alerta, se activa el “cerebro reptiliano”, la parte más primitiva de dicho órgano, y supera el resto de las funciones que maneja la estructura del hipocampo, que comprende aspectos del desarrollo como lenguaje, cognitivo y motriz.

Fuera del área de Casa Montessori, en el albergue Hogar Ruth también se trabajan las secuelas de la violencia en mayores de 6 años en adelante. Suele seguirse el mismo protocolo: se identifica la necesidad, se establece la conexión y se proveen los estímulos saludables para sanar. Carrasquillo indica que aspiran a formalizar esta investigación para que no se quede solo en un estudio de caso.

“Queremos darle esa mirada a cómo un espacio seguro te puede transformar la vida de un menor; a veces subestimamos mucho las edades de 0 a 3 años y es la más delicada. Para nosotras fue ver plasmado en papel lo bonito de ver la trasformación del ser humano en sus primeros años de vida”, señala Carrasquillo e invita a que se repliquen espacios como Mariposa Montessori.

“Trabajar con la niñez en trauma es vital porque ellos son el futuro de este país y hay que cuidarlos, hay que ayudarlos para que no vivan en modo de alerta todo el tiempo”, apunta la coordinadora.

Con ella coincide Lisdel Flores Barger, directora ejecutiva de Hogar Ruth, organización ganadora del Premio Tina Hills 2019, quien subraya que “el estudio sobre Mariposa Montessori es un testimonio del impacto real y tangible que una educación centrada en la sanación y el desarrollo integral puede tener en la vida de niños y familias que han experimentado violencia y trauma”.

Al describir Mariposa Montessori insiste en que “no es solo una escuela, sino un espacio de recuperación y empoderamiento, tanto para los niños y las niñas, como para sus madres”. “A través de este modelo, hemos visto cambios extraordinarios en la autoestima, la independencia y la estabilidad emocional de los menores que pasan por nuestros programas”, dice Flores orgullosa.

La líder recomienda que los enfoques educativos informados en trauma no solamente se aprovechen para transformar la educación en Puerto Rico, sino que pueden “convertirse en un pilar fundamental en la recuperación de familias enteras afectadas por la violencia doméstica”.

"Es nuestra esperanza que estos hallazgos impulsen a más organizaciones, legisladores y comunidades a replicar y expandir modelos como el de Mariposa. La educación es una herramienta poderosa de sanación y cada niño en Puerto Rico merece un espacio donde pueda sentirse seguro, respetado y capaz de desarrollar su máximo potencial", acaba Flores.

Para más información, visita https://www.hogarruth.com.

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