La nueva presidenta de Boys & Girls Clubs de Puerto Rico insiste en el mejoramiento de oportunidades para nuestros jóvenes como una de las llaves para el desarrollo económico isleño.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé


Alma Frontera dirige la organización, ganadora del Premio Tina Hills en el 2014,
desde agosto del pasado año 2024.

Por incierto que se pinte, el futuro no amilana el empeño de Alma Frontera. La energía de la nueva presidenta de Boys & Girls Clubs de Puerto Rico se alimenta con cada rostro, historia y posibilidad de superación que encuentra. Y en la organización sin fines de lucro que lidera desde agosto del 2024 sobran.

Hablamos de 57 años de labor en Puerto Rico de Boys & Girls Clubs y 55 años desde el establecimiento de su primer club, Ramos Antonini. Hablamos de más de 500 empleados que laboran en 25 centros, 11 clubes por la isla, dos Early Head Starts en San Juan y San Lorenzo, en los que sirven directa e indirectamente unas 16,500 personas entre 0 a 60 años mediante diversos programas.

“Quiero trabajar una estructura aún más fortalecida para poder aportar al sector todavía más; que seamos más grandes, mejores y más valientes”, resume sus expectativas con la organización la especialista en comunicaciones y desarrollo económico.

Frontera no es un rostro nuevo en el tercer sector. Llegó a él impulsada por la labor que realizó tras los huracanes Irma y María en el 2017, situaciones en las que capitalizó sus conocimientos en logística y producción para gestionar la entrega de $10 millones de dólares en mercancía y productos en comunidades necesitadas en la isla provenientes de donantes en y fuera de Puerto Rico.

“Dije, ‘necesito ayudar’, se me prendió ese chip”, recuerda el impulso inicial de ponerse al servicio de la recuperación de la isla -y otras caribeñas- tras los ciclones, que resultó ser la puerta de entrada a otro escenario laboral.

“Sé que suena cliché, pero yo no me podía levantar en esos días sin pensar que estaba haciendo algo de ayuda. El concepto de ayudar es una cosa cuando hay emergencia, y otra cuando no la hay. Era un mundo que no conocía, una realidad y unas necesidades que no había visto con mis ojos. Era una mezcla de todas esas cosas, y que ayudar no era una opción, era un deber”, recuerda jornadas laborales de 16 horas que propiciaron colaboraciones inéditas entre socios filantrópicos en y fuera de la isla.

“La confianza que me dieron impuso un nivel alto de responsabilidad ante el donante y ante quien recibe. El nivel de sensibilidad, de entendimiento, de empatía, fue un momento de ver que todos estamos en el mismo bote, aunque no lo queremos aceptar o nuestras acciones no lo reflejan todo el tiempo”, identifica una de las múltiples lecciones aprendidas.

Como voluntaria se acercó al Colaboratorio en Santurce y en diciembre del 2017 fue invitada por Foundation for Puerto Rico a ser su directora de Programas. En el 2020 se une al exsecretario Manuel Cidre en el Departamento de Desarrollo Económico y Comercial. En el 2021 retornó a Foundation for Puerto Rico como vicepresidenta de la organización, hasta que el 1 de agosto de 2024 arribó a Boys & Girls Clubs como su debutante presidenta.

EL RETO NUESTRO DE CADA DÍA

Quien piense que la labor en Boys & Girls Clubs de Puerto Rico ya está hecha dada su longevidad, es porque desconoce cómo opera el tercer sector. No contar con fuentes fijas de fondos dificulta la planificación de servicios que, haya dinero o no, siempre hay que ofrecer.


"Me gustaría pensar que algún día nuestro trabajo no fuera necesario, pero no es
una realidad, cada vez se necesita más”, reflexiona Frontera quien comenzó
a trabajar directamente con el tercer sector en el 2017.

“Ocurre igual en todas las organizaciones”, dice Frontera sobre el concepto de trabajo errado, “a la hora de la verdad nosotros le respondemos a las necesidades de la comunidad y la comunidad evoluciona todos los días. Me gustaría pensar que algún día nuestro trabajo no fuera necesario, pero no es una realidad, cada vez se necesita más”.

Olga Ramos, la pasada presidenta, integró primero la Junta directiva de Boys & Girls Clubs de Puerto Rico y portó varios sombreros a lo largo de 15 años en la organización. En la dirección compartió responsabilidad con el anterior presidente, Eduardo Carrera, manejando como dupla los temas de innovación externa y operación.

“En esa época surge Vimenti, el Instituto del Desarrollo de la Juventud, Project Makers y lo que ahora Eduardo corre que es la Plataforma para Impacto Social. Lo que siempre se buscaba era atender una necesidad de la comunidad y dijeron ‘si nuestra misión es erradicar la pobreza infantil, solos no lo vamos a poder hacer. ¿Cómo podemos ayudar a este sector para que se refuerce?’”, repasa Frontera esfuerzos que cambiaron el rumbo de la organización que ahora lidera y de cuyos inicios aprendió tras reunirse con su primer director ejecutivo, José Campos.

Quizás en ese momento llegó el segundo clic de Frontera con el tercer sector. En la coyuntura especial que ofrece la reconstrucción del país, la premisa de Boys & Girls Clubs de Puerto Rico está alineada con su filosofía de no repetir lo que no funciona.

“Yo lo estaba viendo desde una perspectiva de desarrollo económico y era sorprendente que tuviera que explicar la correlación de la importancia de educación, salud, seguridad y de que todo es desarrollo económico. A los donantes de Boys & Girls Clubs de Puerto Rico les digo ‘si no estamos dispuestos a apostar a la juventud, de qué futuro estamos hablando. ¿Quién es tu fuerza de trabajo? ¿Quién es tu futuro consumidor? ¿Queremos que sean educados? ¿Qué nos puedan cuidar a nosotros después? ¿Les estamos dejando el país en una mejor circunstancia?’. Queda mucho trabajo, pero podemos verlo todo desde una perspectiva donde todo está atado al desarrollo económico”.

No es difícil comparar a Boys & Girls Clubs de Puerto Rico con un monstruo gigante con múltiples cabezas. Frontera sonríe al escucharlo, pero reconoce que el crecimiento de la organización no se detiene.

“Te diría que es un monstruo que ya tenía múltiples cabezas en proceso de independizarse, así que qué orgullo ver eso. Vengo en un momento donde hubo mucha innovación hacia afuera para atender la necesidad, así que estoy bien contenta de poder dedicarle unos años a la innovación interna para evolucionar como organización, a sabiendas de que hay un sector más fortalecido”, explica.

"¿Quién es tu fuerza de trabajo? ¿Quién es tu futuro consumidor? ¿Queremos que sean educados? ¿Qué nos puedan cuidar a nosotros después? ¿Les estamos dejando el país en una mejor circunstancia?’. Queda mucho trabajo, pero podemos verlo todo desde una perspectiva donde todo está atado al desarrollo económico”.
Alma Frontera
Directora ejecutiva de
Boys and Girls Clubs
de Puerto Rico 
 

Frontera ve con entusiasmo la lealtad de los empleados con “el movimiento”, como definen la labor que realizan; es usual que lleven más de una década de labor, que crezcan en múltiples roles y que empleen egresados de sus programas. Ya visitó todos los clubes y todavía le conmueve la emoción de los integrantes por entrar a recibir servicios cuando el reloj marca las 3:00 p.m.

“Nuestros clubes siguen ofreciendo un espacio seguro para que los niños sigan siendo niños física y emocionalmente”, indica tras mencionar las responsabilidades que asumen muchos de sus participantes, especialmente en la crianza de hermanos.

“Llego a una organización que hace tres años decide expandir para atender Early Head Start y a mayores de 60 años, porque estamos viendo que la necesidad y el gap educativo cada vez es mayor. Hace varios años la organización adopta el 2Gen approach porque decimos ‘si estamos queriendo combatir la pobreza, atender al menor no es suficiente, sigue estando atrapado en circunstancias que no están en su control’. De ahí la importancia de atender a la familia y al núcleo completo que puede incluir, además de papá y mamá, abuelos, tíos o cuidadores legales”.

Para finalizar, la presidenta comparte una anécdota: un participante del Boys & Girls Clubs de Loíza se topó con una balacera y, aunque su casa le quedaba más cerca, decidió correr de regreso al club.  “Si eso no significa que somos seguros, no sé qué lo va a ser”, dice celebrando la fortaleza del vínculo entre participantes y empleados del Club loiceño, y el desarrollo holístico que promueven.

“Esta es una organización que ha podido celebrar su historia. Estoy emocionada, honrada y esperanzada, sin duda, es aquí donde tengo que estar”, acaba Frontera, inquieta por aportar a la expansión de Boys & Girls Club en el tramo que le corresponde.

Para saber más de Boys & Girls Clubs de Puerto Rico, visita: https://bgcpr.org.

Fotos / Javier del Valle

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