La integrante de la clase PARACá 2022, programa de verano de la organización Mentes Puertorriqueñas en Acción, repasa su inesperado arribo al sector social y el cambio en su mira profesional.
Por Tatiana Pérez Rivera :: OENEGÉ

La joven Paola N. Cabrera Piña comenzó su internado en PARACá 2022 en la Liga de Arte de
San Juan y, desde entonces, la experiencia transformó su camino profesional y personal.
Ah, el verano. La estación marca una pausa para la mayoría, en cambio para otros significa una puerta de salida. Así les sucedió a tres jóvenes del programa de mentoría PARACá de la organización Mentes Puertorriqueñas en Acción (MPA), quienes en los meses de junio y julio descubrieron intereses y capacidades no imaginadas que les dieron un giro a sus frescas trayectorias profesionales. A lo largo de este mes conocerás las historias de tres egresadas de diversas clases de PARACá. Ya conociste la de Aris M. Class Rivera, PARACá 2022; hoy le toca el turno a Paola N. Cabrera Piña, PARACá 2022; y la próxima será de Yalanis Vélez González, PARACá 2021.
El primer trabajo de Paola N. Cabrera Piña fue en la industria de servicio, fue mesera, asistente de gerente y gerente en restaurantes y hoteles, mientras culminaba su bachillerato en Trabajo Social en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. A los 18 años llegó a la que siempre consideró su “universidad sueño” y de ella se graduó.
“Soy trabajadora social de profesión, pero tenía una carrera muy sólida en la industria de servicio, me iba muy bien. Ya en el 2022 estaba cansada de ese trabajo, decía ‘no puedo seguir aceptando que mi trabajo sea enriquecer a alguien a quien no le importan nuestras vidas’. Cuando me encaminaba a graduarme empecé a buscar opciones de trabajo e internados. En enero de ese año me llega un correo electrónico de una de mis profesoras con información sobre el internado de PARACá y dije ‘perfecto’. Yo llevaba tiempo haciendo prácticas de trabajo social en organizaciones sin fines de lucro porque eso era lo que quería hacer; estuve en Casa Protegida Julia de Burgos y en Iniciativa Comunitaria. Me estuve moviendo en el sector social, pero yo decía ‘Dios mío, ¿cómo entro aquí?’. No veía una convocatoria de empleo. Ahí llega el mensaje de PARACá, mi aceptación llegó un jueves y el viernes llegué al trabajo con mi carta de renuncia; se acabó ser mesera”, declara Cabrera.
El internado de verano PARACá 2022 la llevó a trabar en la Liga de Arte de San Juan. Comenzó asistiendo profesores durante el campamento de verano y luego trabajó los cuestionarios de satisfacción, con los datos obtenidos creó infográficos.
“La experiencia fue tan chula, es que La Liga es una familia, hubo mucho amor y aprendizaje. Hice un buen trabajo y Marilú (Carrasquillo, directora ejecutiva de la Liga de Arte de San Juan), decidió retenerme unos meses más como coordinadora del programa de voluntariado, SumArte”, explica.
Para Cabrera, PARACá 2022 le brindó la oportunidad “de salir de esta burbuja de la universidad y de todos estos trabajos que había hecho”.
"Conocer a estos jóvenes comprometidos con Puerto Rico que están desarrollando sus proyectos transformó mi mundo, yo no sabía que existía una comunidad de jóvenes que estaban transformando al país".
Paola N. Cabrera Piña, PARACá 2022
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“Éramos un grupo grande, como 30 participantes. Conocer a estos jóvenes comprometidos con Puerto Rico que están desarrollando sus proyectos transformó mi mundo, yo no sabía que existía una comunidad de jóvenes que estaban transformando al país. Hice grandes amigos, me gustaron mucho el currículo del programa y los módulos de concientización social. Visité lugares e iniciativas en Puerto Rico que no tenía idea que existían, fue una experiencia increíblemente enriquecedora, de mucho crecimiento, de transformación. Lo disfrute mucho”, describe Cabrera.
Continuó laborando como coordinadora en La Liga y mantuvo contacto con MPA. En septiembre de 2022 el huracán Fiona impactó a Puerto Rico y Carolina Mejías, directora ejecutiva de MPA, se encontraba en Washington. “Ella me llama y me pide que apoye a Verónica (Noriega, directora de programas de MPA) en la coordinación de brigadas de apoyo”, recuerda.
NACE UNA LÍDER

La posibilidad de desarrollarse como líder fue uno de los aspectos más inesperados
para la joven a lo largo de su proceso en el programa de verano.
Hasta ese momento de su vida, Cabrera nunca había contemplado sus capacidades de liderato, nunca habían sido puestas a prueba.
“Entre La Liga y Fiona fue el momento de creerme que soy líder. Esas dos experiencias fueron clave. En La Liga me soltaron la coordinación de los voluntarios y en MPA las brigadas post Fiona. Fue como que ‘wao, también soy líder’, no me identificaba con ese adjetivo, sentía que me quedaba grande y este es el momento en el que finalmente mi cerebro hace clic y entiende que puedo hacerlo”, señala.
La joven expresa que PARACá le ayudó a “soltar ese síndrome de impostora y entenderme como una profesional capaz, como una líder y ver estas cosas de mí que otras personas te lo dicen, pero como que no me entraban, fue un proceso de mucha validación”.
Ya no quedaban dudas, Cabrera era capaz de liderar grupos y proyectos, lo descubrió aceptando tareas para las que pensaba que no estaba preparada y que cumplió efectivamente gracias al acompañamiento de sus mentores en PARACá. Sabía que debía lanzarse tras las oportunidades, “era lo agarras o lo dejas ir”.
Para MPA, el que los jóvenes descubran sus talentos y aptitudes en escenarios no imaginados es una obligación que cumplen con rigurosidad.
“Es sumamente importante porque estamos dando opciones”, explica Mejías, directora ejecutiva de MPA.
“A veces, cuando tu vienes de distintas esferas sociales, tú ves lo que te dicen que tienes que hacer y no las diversas oportunidades para brillar porque ya te dieron por sentado. El sistema te dijo, ‘si eres de comunidad, vete a trabajar’ y no te dan la oportunidad de entrar a la universidad. Hay miles de oportunidades para los jóvenes y MPA ha sido ese espacio para que ellos puedan crear, puedan imaginar un nuevo mundo. Nosotros creemos en nuestros jóvenes”, asegura Mejías.
La directora agrega que la organización aspira a insertar a sus participantes en las comunidades y el tercer sector para viabilizar que otros como ellos se enteren de que no deben negarse la oportunidad de transitar otros caminos.
AHORA MÁS QUE NUNCA

La directora ejecutiva de MPA Carolina Mejías celebra el que los participantes encuentren
en el tercer sector posibilidades de desarrollo profesional a largo plazo.
Desde los 17 años, Cabrera padece de colitis ulcerativa y en el 2023 su condición se activó, en un mes su intestino grueso se deterioró y hasta septiembre del año pasado no recuperó su salud.
“En ese proceso me derrumbé, no veía futuro, pensaba ‘hasta aquí llegué, no voy a hacer más nada con mi vida, se acabó la líder, se acabó todo’. En algún momento Carolina me fue a visitar a Luquillo, donde estaba viviendo, y me dijo ‘tu trabajo te está esperando’. Me faltaba una cirugía en agosto y dije ‘me tengo que poner bien, todavía tengo esa posibilidad’. En septiembre ya estaba rogando que me dejaran trabajar, les aseguraba que estaba bien. Regresé a MPA como coordinadora de alcance comunitario y ahora estoy como oficial de desarrollo”.
Cabrera había expresado su deseo de aprender a trabajar con propuestas de fondos. “Aprendí y orgullosamente puedo decir que este año hemos sometido siete propuestas incluyendo las creadas desde cero y las de continuación. Estoy muy orgullosa de este trabajo, me lancé sin conocer y pienso que estamos haciendo un trabajo excelente”.
“MPA me cambió la vida. En Puerto Rico, una graduada de trabajo social en la UPR va al Departamento de la Familia. Venía haciendo prácticas en organizaciones sin fines de lucro, pero no tenía idea de cómo entrar. Soy huérfana de mamá, hija de inmigrantes que no fueron a la universidad. Todo esto es un mundo nuevo, no sabía cómo entrar y qué hacer, lo más importante de MPA es el acompañamiento mientras te desarrollas. Si bien los jóvenes tenemos la capacidad para lograr nuestras metas, no siempre sabemos el cómo, aunque tengamos la disposición”, agrega Cabrera.
Hoy celebra su salud y que fue aceptada de nuevo en la UPR donde cursará Maestría en el Programa de Administración y Gestión Cultural.
“Mi papá, Orlando, llora. Dice ‘el año pasado estabas operada y mira, ahora vas a la universidad, la vida puede cambiar completamente’. Hace poco mi hermano menor me escribió que ‘gracias a que eres mi hermana, sé que nada me puede tumbar en la vida de manera que yo no me pueda levantar’. Ese es mi orgullo más grande, que mi hermano sienta inspiración por mí y que pueda guiarlo en la vida”, culmina Cabrera su relato.
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Foto / Javier del Valle