El programa del Instituto Nueva Escuela ofrece servicios variados a estudiantes y sus familias en 14 escuelas públicas Montessori.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé

Taller de manejo de emociones con estudiantes en Casa Familiar. Foto / Suministrada INE
Tan efectivo ha resultado ser el programa “Casa Familiar” a lo largo de los últimos nueve años, que hoy el Instituto Nueva Escuela (INE) cuenta con 14 “casas” distribuidas en nueve municipios y sus servicios ya no se limitan al estudiantado si no que se expanden a la comunidad. ¿Qué persigue la organización con esta decisión? Que las personas tengan lo que física, emocional y mentalmente requieren para su bienestar integral.
“Casa Familiar es un espacio de transformación que promueve la salud mental, social y emocional de forma integrada así que es un oído, una almohada, un lugar donde se promueve el respeto a las familias. Físicamente está en 14 escuelas públicas Montessori alrededor de la isla y su enfoque siempre va a ser buscar el bienestar de sus estudiantes, padres, niños, jóvenes en general en la comunidad escolar. Se enfoca en fomentar bienestar y en la cultura de paz que tanto buscamos en este país y en el mundo entero”, describe Rebeca Román, directora del programa Casa Familiar.
A las 7:00 a.m. abre el salón asignado a la iniciativa que cuenta con una coordinadora y una asistente, quienes brindan servicios hasta las 4:30 p.m. Estos incluyen actividades lúdicas -individuales o grupales-, servicios sicológicos ofrecidos por un especialista que visita el espacio, grupos de apoyo para padres y este año se abrirá a la comunidad escolar partiendo de las necesidades reveladas mediante una encuesta, entre otros. Los servicios son libres de costo, el requisito es pertenecer a la comunidad escolar. Y para la organización, esa definición no solo incluye a todos los niños y a sus padres, si no también “hasta al vecino de la escuela”.
“Por ejemplo, hay un referido a la Casa Familiar y a través de ella se puede canalizar esa necesidad. Si los padres tienen alguna inquietud, también les ayuda el equipo interdisciplinario. Digamos que esta familia en particular tiene esta necesidad porque el menor está presentando episodios de ansiedad, de tristeza, de soledad y fue a la trabajadora social y ella dice ‘vamos a Casa Familiar que ellos tienen un modelo de aprendizaje socioemocional por medio de actividades lúdicas y se puede trabajar esa ansiedad’, ella refiere a la familia y así llegan donde nosotros”, explica Román.
“Creo que nuestra mirada sin juicio ante sus problemas, que nos vean como aliados y que saben que vamos a buscar soluciones, eso les da confianza”. |
Cuando la familia se presenta en Casa Familiar “se entrevista con la coordinadora, dialoga las necesidades, se crea ese plan y se ejecuta por medio de actividades, talleres, charlas, servicios sicológicos, arte-terapia o yoga-terapia que se trabajan allí”. “De no tener el servicio requerido, se realiza un referido externo a otra agencia, a una alianza que tengamos o, si necesita otra asistencia, se le buscan los recursos de referido”, indica.
Los padres suelen pedir ayuda con modificación de conducta, establecer rutinas de estudio y hábitos alimenticios, entre otros. “Buscamos charlas para que se inserten y tengan la información accesible. Los grupos de apoyo se denominan por necesidades emocionales en base a la comunidad. Si la comunidad tiene necesidad de aprender a manejar una crisis familiar pues el grupo de apoyo tendrá entre sus temas estrategias para los padres que lo necesiten y buscan alternativas para trabajarlos con ellos y los estudiantes”, destaca.
DESPUÉS QUE SUENA EL TIMBRE

Utilizando distintas técnicas, como la lectura, Casa Familiar refuerza
rutinas positivas de desarrollo. Foto / Suministrada INE
Casa Familiar opera durante el año escolar. En el 2023-2024 brindaron 1,943 terapias y se atendieron 136 familias. En casos extremos en los que el niño esté en peligro, hacen los referidos correspondientes a las autoridades gubernamentales, “pero apoyando a la familia de la mejor manera en el proceso”.
La primera Casa Familiar se estableció en la década de los 90 en la Escuela Juan Domingo en Guaynabo y, aunque su enfoque era ayudar, “no era nada de lo que tenemos hoy”. En sus inicios recibían fondos para trabajar con víctimas de violencia, lo que limitaba sus ofrecimientos, aunque luego pudieron ampliarlos.
“Hubo una evolución desde ese momento y en el 2016 se establecen ocho Casas Familiares, en el 2020 ven la necesidad y se siguen multiplicando, y en el 2025 establecemos que pueden ser más para la comunidad. Yo creo que esto se determina por el cambio que hay dentro de la comunidad con los guías Montessori, con los padres que siguen asistiendo a la escuela. Creo que nuestra mirada sin juicio ante sus problemas, que nos vean como aliados y que saben que vamos a buscar soluciones, eso les da confianza. La empatía con la que trabajamos los procesos y el amor, que es la base de todo, es muy importante”, opina Román.
Para lograr el anhelado “proceso de transformación” en las familias, procuran que “se sientan bienvenidos, que no haya etiquetas, que comprendan que estamos aquí para ayudar, para acompañar, para escucharte y buscarte alternativas en momentos de crisis o en los que no te sientas acompañado”. “Muchos de los padres que hemos atendido han tenido que desaprender para volver a aprender”, subraya.
El pasado agosto ampliaron los servicios para que, por ejemplo, cuando asista el recurso del arte y el yoga “tengan la oportunidad de atender un salón completo o un grupo de maestros o padres que lo soliciten o quienes trabajan en la escuela”.
“Somos aliento y, ante la crisis, somos esperanza”, culmina Román.
Fotos / Suministradas
Casa Familiar ¿Dónde están?
- Aibonito
- Guayama
- Guaynabo
- Humacao
- Juncos
- Patillas
- San Juan
- Toa Baja
- Comerío
Fuente: INE