
Argentina Hills y Ángel Ramos.
Doña Tina nació en Pola, Italia. Fue la primera de cinco hijos entre Vicente y Argentina Schifano. Sus hermanos son: Alda, Vincent, Adriana y Annamaría.
A los 14 años, la joven Argentina emigró a Estados Unidos junto a su familia y se establecieron en la ciudad de Nueva York. Su llegada y residencia en Puerto Rico ocurre en 1950 luego de unirse en matrimonio con Don Ángel Ramos, quien era dueño de un amplio conglomerado de medios: el periódico El Mundo, diario con mayor circulación por varias décadas; WKAQ AM/FM, primera radioemisora puertorriqueña; y Telemundo, primera estación televisiva en la isla.
Doña Tina compartió con Don Ángel diversas funciones en las empresas mediáticas. Con la aspiración de mejorar la calidad de vida de los puertorriqueños, dos años antes de fallecer Ángel Ramos estableció en 1958 la Fundación Ángel Ramos y Tina fue designada como su primera presidenta. Las empresas, la Fundación y su amado Puerto Rico se convirtieron en su gran familia extendida.En 1963, Doña Tina contrajo matrimonio con Lee Hills (1906 -2000), reconocido editor estadounidense ganador del premio Pulitzer y quien posteriormente asumió el cargo de Presidente de la Junta de Directores y principal oficial administrativo de Knight-Ridder, una de las empresas más importantes en el sector de las comunicaciones de los Estados Unidos. Comprometido con la labor social y el amor de Tina por las comunidades puertorriqueñas, el Sr. Hills fungió por varios años como asesor en la Fundación Ángel Ramos. También, presidió la Junta de Síndicos de la Knight Foundation, una de las principales entidades filantrópicas en Estados Unidos.
Durante este período, Doña Tina dividía su tiempo entre Puerto Rico y la nación norteamericana, mientras continuaba su carrera empresarial y colaboraba activamente en organizaciones filantrópicas, cívicas y culturales en la isla y el continente americano.
“A Tina la conocí cuando yo tenía 14 años porque mi papá trabajaba con don Ángel Ramos en la radio. En verano ella traía a sus hermanas menores -Dodi y Nani- a Puerto Rico y yo compartía con ellas; mi papá hasta nos llevaba a la playa de Luquillo. Pasó el tiempo, me casé y tuve tres hijos. Un día me presenté en el periódico El Mundo a solicitar trabajo, no le había dicho nada a mi papá y me cuestionó: “¿Qué tú haces aquí?”. Yo por poco me muero porque pensé que no me dejarían trabajar allí, pero me reclutaron en la Oficina de personal. Después fui secretaria ejecutiva, oficial de reclutamiento y asistente del director Relaciones industriales y personal. Yo era feliz, me encantaba lo que hacía.
La cosa se puso difícil con la huelga del periódico y me moví a buscar otro trabajo. Había una posibilidad de laborar en El Vocero y Tina se enteró. “Tú no vas para ningún sitio, te quedas conmigo”, me dijo. Yo lloré, la abracé, la besé y le dije, “Gracias”, porque fue un respiro, ese gesto suyo fue una cosa tan linda, ese amor que toda la vida recibí de ella. Nunca olvidé ese abrazo ni esas palabras.
Empecé a trabajar con ella en la Fundación Ángel Ramos como oficial de programas después de tomar un adiestramiento en la Fundación del Miami Herald. También era secretaria de la Junta de Directores. Fueron más de 50 años de labor juntas y aún retiradas seguíamos en comunicación semanal, además, yo viajaba a verla a Miami o la acompañaba cuando venía a Puerto Rico. Mis hijos y mis nietos crecieron queriéndola como una integrante más de nuestra familia.
A Tina siempre le gustó estar aquí, su amor por esta isla era único, la encontraba hermosa. Amaba la Fundación y los cambios que podía hacer a través de ella. Tenía un carácter fuerte, iba directo al punto, pero no ofendía. Era cariñosa, humilde y estaba bien pendiente de las necesidades de la gente de Puerto Rico.
Me gustaría que la recordaran como una mujer ejemplar que quiso a Puerto Rico con todo su corazón y estoy segura de que desde el cielo nos va a estar protegiendo, nunca nos va a olvidar y yo a ella tampoco porque Tina era mi hermana”.
Rosa Lamas
Fundación Ángel Ramos