
Diego Suárez Matienzo, Presidente Junta de Directores Fundación Ángel Ramos.
Como presidente de la Junta de Directores de la Fundación Ángel Ramos y, en nombre de los integrantes que la componen, me dirijo a ustedes lleno de gratitud para honrar y recordar a nuestra querida Doña Tina, quien descansa en la paz de Dios desde el martes, 23 de septiembre. Ahora su espíritu vive en cada uno de nosotros, quienes la conocimos, quienes fuimos sus amigos y, también, su familia; quienes compartimos y emulamos su genuino deseo de servir.
Doña Tina vive en todos a quienes su inmenso amor alcanzó mediante la gestión filantrópica que ha realizado la Fundación Ángel Ramos desde sus orígenes a finales de los años 50. Y, sin duda, su amor trascenderá a las cientos de vidas que la fundación continuará impactando a través de su misión. Su vida fue testimonio de amor a los niños, a los jóvenes, a las comunidades, a las familias, al país. Su vida fue testimonio de amor por la humanidad. En cada acción impulsó cambios, creó oportunidades y contribuyó a mejorar las condiciones de vida de miles de ciudadanos en nuestro país. Que su entrega, su sentido de justicia, su firmeza y, también, su nobleza, nos acompañe y se multiplique.
Doña Tina, gracias por permitirnos compartir el camino contigo. Gracias por guiar nuestros pasos en la Fundación y por los valores que nos inculcaste.
Pedimos a Dios y a la Virgen María que le conceda el descanso eterno y, que a nosotros, nos llene de fortaleza y sabiduría para continuar su obra con la misma fe y determinación que ella lo hizo.
Doña Tina, tu legado nos inspirará siempre a servir con convicción y humildad.
Diego Suárez Matienzo
Presidente Junta de Directores
Fundación Ángel Ramos