Además de compañía, Andanza es escuela de baile y gestor comunitario. Desde sus inicios, la compañía se ha destacado por el compromiso social que trasciende su propuesta artística. En el rol como ente social, visitan semanalmente cinco comunidades y residenciales de escasos recursos donde ofrecen clases de danza libre de costo a niños y niñas. La misión es provocar el aprendizaje mediante el arte.  Esto es posible por medio del proyecto "Danza con Andanza". También, hacen exposiciones gratuitas para las comunidades con las que colaboran y las trasladan a sus presentaciones en el teatro, así como becan en su escuela de baile a niños y niñas con gran interés y habilidades artísticas.

Es en este proceso cuando galardones como el Premio Tina Hills (PHT) por Servicio a la Comunidad entra en juego. El premio, que es el más importante de la filantropía puertorriqueña, reconoce esa labor, trabajo que resulta poco usual en las compañías y escuelas de baile tradicionales.

"Contar con Fundación Ángel Ramos es bien importante para nosotros y el reconocimiento en sí, también. Si tú te fijas, las instituciones que lo ganan son instituciones que se dedican plenamente a la labor social, y esa no es la esencia de una compañía de baile, pero sí es nuestra esencia. Entonces eso es un orgullo, y estar al lado de estas grandes instituciones quiere decir que estamos haciendo algo bueno. Quiere decir que estamos aportando y que podemos hacer mucho más".

Esta es como la décima vez que solicitaban para el galardón. Este año Villanúa dudó en hacerlo. Entre bromas, dijo que llenó la aplicación por "cuestión de principios", no sin antes mencionar que su proyecto es su motor.

Detrás de cada relevé hay una causa. Para ella lo que mueve su proyecto es su fe en él.
"Lo que me motiva es el creer que realmente la labor social y comunitaria a través de la artes tiene mucho valor porque si yo no creyera en eso, primero ni lo haría y, segundo, tampoco solicitaría un premio. Nosotros tenemos la convicción de que las artes son esenciales para el desarrollo y salud de un país", comentó.

El arte, la educación y la sociedad son factores inseparables. Según Villanúa, así como el arte en su forma natural es educativo, el componente social también lo es, porque encamina al ser humano a realizar actividades específicas y concretas para generar un aprendizaje. Un ejemplo, es el baile como herramienta e instrumento de transformación.

En esa práctica el baile forma artistas que "tienen esa formación diversa de bailar en escenario, de trabajar en comunidad, de producir un espectáculo, en dar una clase". "Artistas con una educación más humanística, más cabal, más completa", añadió.

Andanza ha contado con un gran equipo de bailarines y profesores. Hoy son 35. Para ellos, haber sido finalistas del PTH es un reto que sirve como incentivo para seguir, no para quedarse igual. Fue ese escalón más. Villanúa describe la experiencia como "un crecimiento para todos".

Las próximas pisadas serán en grande. Quisieran tener una sede propia para tener más salones. Desean un patio para hacer un huerto y realizar actividades al aire libre. Ampliar todo, de eso se trata: aumentar el cuerpo de bailarines, la cantidad de estudios, crear piezas nuevas y todo eso para llegar a más comunidades.  "Es un sueño general: impactar más comunidades para poder seguir desarrollando toda esa parte artística, educativa y social".

"Más que formar futuros bailarines, que es uno de los propósitos, lo que queremos es poder tocar con un granito de arena a la mayor cantidad de personas posibles, niños, niñas y adolescentes y sembrarle la disciplina, el amor por un proyecto, el atreverse a tomar una clase en colectivo, el respetarse, de no reírse del otro, de seguir las instrucciones. Eso suena sencillo pero es tan importante que eso te acompaña por toda la vida".

 

Web Analytics