Sí. Suena arrebatadoramente optimista. Sin embargo, es difícil pensar en otra cosa tras escuchar muy de cerca a este coro que, en días recientes, le ha regalado al país una de esas alegrías necesarias para que nadie olvide que somos capaces de alcanzar altos niveles de excelencia y que nuestro lugar en el mundo no tiene por qué ser pequeño. Y es que, aunque a veces parecemos olvidarlo, eventos como este suceden y de pronto recordamos que somos mucho más abarcadores que las dimensiones de nuestra geografía.
Esas fueron algunas de las reflexiones que se suscitaron en La Fortaleza el pasado lunes en la tarde, en el marco de una recepción que convocó el gobernador Alejandro García Padilla para rendirle merecido tributo a esta histórica institución coral puertorriqueña regresó triunfante a la isla tras participar de una gira en Italia donde además de tener la experiencia de cantar ante el papa Francisco, resultó ganadora del Grand Prix de la décimo cuarta edición del prestigioso Festival Internacional de Rimini que se llevó a cabo del 25 al 28 de septiembre pasado. Asimismo, la directora del coro, María Gabriela Fernández Cerra obtuvo el máximo galardón a la mejor directora.
Llegaron agotados el pasado viernes en la noche, pero satisfechos no sólo con el reconocimiento internacional, sino con la experiencia de vida que para todos estos jóvenes representa el haber conocido coros de distintos lugares del mundo, haberse medido y haber probado su talento. Contó Fernández Cerra que los muchachos y muchachas no sólo se entregaron al proceso competitivo con el rigor y la disciplina que caracteriza el trabajo de la institución, sino que andaban por los hoteles y pasillos con sus libros escolares a cuestas, ya que el proceso les requirió ausentarse de clases por dos semanas. "Uno iba con La Ilíada, otro con Cien años de soledad, otro está en La Central y tiene pendientes 30 dibujos para entregar", compartió la directora coral durante un breve aparte con Oenegé tras recibir el aplauso del Gobernador, así como el de los presidentes de los cuerpos legislativos Jaime Perelló y Eduardo Bathia quienes junto a representantes del Municipio de San Juan, así como de organizaciones que han sido aliadas por años de la institución cultural, estuvieron presentes en el homenaje.
La Fundación Ángel Ramos estuvo representada por su directora ejecutiva Laura López. La Fundación celebró por partida doble, ya que el Coro de Niños de San Juan es una de las instituciones que han sido galardonadas con el máximo reconocimiento a la labor filantrópica que otorga la institución: el Premio Tina Hills, que recayó en el coro en el 1999. A esto se suma la estrecha relación de colaboración con este proyecto cultural.
El Gobernador se refirió a los jóvenes como "embajadores y embajadoras de Puerto Rico porque representan lo que somos, lo que podemos alcanzar. Yo estoy seguro de que allí habían muchos coros buenos, pero uno era el mejor y este es el coro de Puerto Rico... De esta pequeña isla salió el mejor coro del mundo". Igualmente, García Padilla invitó a los jóvenes a observar el paisaje que rodea la Mansión Ejecutiva y les recordó "que el país no es el paisaje, el país es su gente, son ustedes. Y el que hable mal del país está hablando de cada uno de nosotros".
Los adolescentes escucharon atentos, con sus uniformes azul y blanco con corbatas rojas impecables, zapatos negros de charol y lazos en el cabello las niñas y pantalones planchados los niños. Pero al momento de cantar, bastaba mirar sus rostros y ese hilo imaginario que conectaba sus ojos con la directora.
Zilma Cerra, directora ejecutiva del CNSJ destacó por su parte el rigor del proceso de ensayo al que se someten los jóvenes. "Todas las partituras se estudian, no sólo en cuanto a la música, sino también se estudia la letra, se interpreta, se va a lo que significa... Eso es algo que ha mantenido el sonido especial de ellos, una de las cosas que más fue alabada en la competencia. El Coro de Niños de San Juan suena de la manera en que siempre ha sonado, habrá alguna variación, pero tiene su esencia, es un sonido cálido y profundo", expuso Cerra toda vez que recalcó que de eso se trata la visión de la directora artística y fundadora del CNSJ Evy Lucío Córdova.
En esa misma línea, Cerra enfatizó en que la experiencia trasciende el hecho de que se tratase de una competencia. "Para nosotros eso es algo que siempre hemos dejado de lado, también por la idea de nuestra directora de que en el arte tu compites contigo mismo y das lo mejor de ti. Pero hemos ido precisamente porque era una competencia en la que además de que iban muy buenos coros, no se estaba mirando únicamente quién es mejor que el otro, sino que se hacían conciertos competitivos y no competitivos para que los demás pudieran saber la música de tu país, conocer y ver ese intercambio".
De eso dio fe la directora coral María Gabriela Fernández Cerra, para quien este triunfo tiene mucho que ver con su historia personal, pues quien hoy día lidera el coro avanzado, fue alguna vez una de las niñas que creció en la institución. "Básicamente me crié aquí, estuve por 12 años, y es así, porque los jóvenes que están en el coro se crían, porque van a la escuela y por la tarde le dedican muchísimo tiempo a su educación musical y uno hace una familia en el coro", dijo Fernández Cerra para quien el hecho de ser exalumna y haber estado por años en el lugar de los jóvenes que hoy dirige, le permite relacionarse con ellos de otra manera.
"Para mí, el hecho de ser exalumna y de haber sido discípula de Evy, además de otros maestros, pero el haber sido discípula de la fundadora que ha llevado de la mano todo, la identidad de la institución, la que lo llevó a que evolucionara a lo que es hoy en día, es algo muy importante", recalca la directora para quien lo primordial es lograr que "ellos se sientan satisfechos, que entiendan lo que hacen y por qué lo hacen. Tienen la madurez suficiente para entenderlo, y el entendimiento y el análisis de la música tiene que ser algo más profundo".
Sus rostros y este reconocimiento reflejan que la misión va bien encaminada.
Fotos Juan Carlos Álvarez Lara