Allí, Cachorro compartió la palabra mágica para que los niños y niñas enfoquen su atención: Atentoscopios. Se trata de simular con las manos unos binoculares y colocarlos sobre los ojos. Esto para que los estudiantes dirijan su curiosidad a la maestra y a los procesos de enseñanza.

Para él, mientras enfocas los sentidos en algo, más aprendes.  

Cachorro es un títere en forma de perro, -que es parte de un paquete educativo-, que habla sobre la empatía, las relaciones interpersonales, la resolución de conflictos y la expresión de las emociones.

Con ese mismo énfasis en la atención, la Fundación Chana y Samuel Levis (FCSL) enfoca su mensaje: desarrollar las destrezas socioemocionales en los estudiantes de las escuelas públicas del País para lograr transformar los ambientes educativos. Ya seis escuelas del área metropolitana conocen de qué se trata. La FCSL es una organización sin fines de lucro que tiene como prioridad gestar y promover iniciativas innovadoras que restauren los espacios educativos para conseguir una cultura de paz y sana convivencia, que repercuten en un mejor aprovechamiento académico de los estudiantes.

Esto se logra a través de Metamorfosis Escolar, un programa de tutorías en horario extendido para estudiantes con rezago académico que hayan calificado como básicos y prebásicos en español y matemáticas en las pruebas puertorriqueñas de aprovechamiento académico.

Metamorfosis Escolar es un programa basado en el Modelo de Aprendizajes de Destrezas Sociales y Emocionales (MADES), que se fundamenta en apoyar el fortalecimiento de los espacios educativos para desarrollar destrezas emocionales y sociales que fomenten la creación de ambientes pacíficos. También, busca estimular el que los participantes estén más motivados y infundir el amor por la escuela en los estudiantes, con el fin de que aumenten su nivel académico.

“Estos niños y niñas de ahora serán nuestros próximos líderes, por eso nosotros no podemos separar de una oferta académica las destrezas socio-emocionales”, explicó Janet Collazo, directora ejecutiva de la Fundación.

“Uno de los problemas mayores de la Isla es que los casos de salud mental han ido incrementando en los últimos años. Si nosotros hacemos intervenciones a edad temprana con estos niños y niñas y les enseñamos las destrezas que ellos necesitan, como, por ejemplo, el manejo de conflicto, la empatía, la autoestima y todas esas destrezas que uno las ve como algo simple, realmente estamos equipándolos para manejar su día a día”, abundó la directora acerca de este esfuerzo que sintoniza con otros proyectos en pro de la niñez temprana que cada día cobran más fuerza en Puerto Rico y en los Estados Unidos.

“En esa medida, nosotros queremos fortalecer a esos niños emocionalmente, y a la vez que les damos las herramientas académicas para mejorar sus notas, estamos creando seres humanos que, no importa las circunstancias de vida en las que se encuentren, siempre podrán manejar sus emociones”, puntualizó Collazo.

Fue debido al aumento de los actos de violencia en las escuelas que, desde la Fundación, se consideró la posibilidad de contribuir, ofreciendo a los maestros herramientas para que pudiesen manejar la violencia escolar que se estaba dando en sus salones. Así fue que se dio inicio a uno de sus primeros programas, el Proyecto creativo de manejo de conflicto, en el que trabajan en el desarrollo de destrezas para enseñar a estudiantes, maestros, trabajadores sociales y a la comunidad escolar en general, estrategias de mediación en el ambiente escolar. Sin embargo, a lo largo del camino, observaron que los niños y los adolescentes con los que laboraban no tenían las destrezas más básicas para poderse sentar a mediar.

Es por eso que este año, por primera vez, la Fundación integró un currículo nuevo a las tutorías. El currículo Second Step complementa el programa de tutorías a través de canciones, vídeos, títeres y actividades para llevar a casa e historias con las que los maestros se relacionan con los estudiantes para inculcarles habilidades socioemocionales. Cachorro es parte de los materiales educativos del currículo.

Second Step es como un juego en el que, básicamente, los niños y niñas realizan ejercicios de enfoque como: ojos mirando, oídos escuchando, boca callada y cuerpo quieto. Esas son algunas de las tantas habilidades que se trabajan todas las semanas en las aulas para que los niños y niñas presten atención y la sala de clases sea un espacio más ameno y abierto al aprendizaje. Las frases, para Collazo, sirven para “crear el ambiente apropiado”.

“La meta principal del programa es que el niño mejore sus notas y que haya un cambio de actitud y comportamiento”, agregó.

Aunque no todos los estudiantes de la escuela conozcan a Cachorro y participen de Metamorfosis Escolar, la organización trata de que sus prácticas trasciendan las barreras de las tutorías.

“Un beneficio que pueden tener los niños que no están en el programa, es que nosotros estamos trabajando, en su mayoría, con los mismos maestros que por el día les dan clases a esos niños y niñas”, comentó Inés Rivera, directora educativa de FCSL. “En la medida en la que nosotros adiestramos y capacitamos a los maestros en la importancia de las destrezas sociales y emocionales y les enseñamos a integrar las destrezas socioemocionales en su planificación diaria, ellos mismos las van a utilizar por el día en su matrícula regular.”.  

Aprendiendo sobre la marcha

Esa semillita es lo que da paso al proceso de metamorfosis. Para Rivera, Metamorfosis Escolar es un proyecto de transformación de vida, pero más allá, es una oportunidad de transformar generaciones.

Tanto Collazo como Rivera coinciden en que los cambios en los planteles escolares y su transformación no ocurren de la noche a la mañana. Para ellas y la Fundación es imprescindible proveerles herramientas a las escuelas, pero es más importante aún que se utilicen los mismos recursos que la escuela tiene para que se complete el proceso de metamorfosis. De manera que ese proceso natural siga en marcha.

La metamorfosis no sólo se está dando en la escuela. Collazo sostiene que, de un tiempo para acá, en la Fundación se despertó una reflexión sobre la práctica de las destrezas socioemocionales. Es por eso que, esporádicamente, capacitan a su personal para “hacer uso de esas destrezas con el fin de mejorar cada día y de vivir lo que nosotros queremos enseñar”.

“Esa reflexión que viene desde nuestra propia práctica en la oficina y de ver cómo yo estoy manejando emocionalmente, cómo estoy manejándome en mis relaciones con los demás, ha sido la clave para que eventualmente los maestros se sigan  interesando en el tema. Es ahí donde está la apuesta de la organización: en la escuela, donde niños y adultos pasan entre seis a ocho horas juntos. Donde realmente podemos aprender a ser mejores ser humanos. Esa reflexión sobre la práctica ha sido para mí el logro más significativo”, añadió Rivera.

Es por eso que, de vez en cuando, el títere Cachorro se aparece por la Fundación para recordarle al cuerpo de trabajo que las reglas para enfocar -ojos mirando, oídos escuchando, boca callada y cuerpo quieto- deben estar encaminadas en la dirección correcta: el desarrollo socioemocional y académico de los estudiantes del País.

 

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