Los nervios ya no intervienen en su proceso de preparación previa a un concierto. A los músicos Pabón les transmite seguridad ante la cita, desde el salón de clases.

"Es algo de lo que hablamos mucho", afirma el director sentado en un sofá, "se trabaja en los ensayos la parte musical, pero también hablamos de la importancia  del evento. Ya no estamos tocando para compañeros en el Conservatorio sino en una sala importante en el País, para una causa de suma importancia como la que lleva la Alianza para un Puerto Rico sin Drogas que tiene un propósito, un mérito y un compromiso inmenso con los puertorriqueños. Entonces ellos entienden que ese mismo compromiso deben tener en su ejecución musical, hay que poner ese mismo empeño y esfuerzo".

Cuando sucede, el rostro de satisfacción de Pabón vale un millón. Cada pasaje difícil superado en el concierto, cada interpretación sobresaliente provoca una sonrisa de orgullo por tratarse de un alumno y al mismo tiempo por la certeza de que el panorama musical de la Isla luce prometedor. Varias veces sonrió de ese modo en el último concierto de Travesía Sinfónica celebrado el pasado domingo.

"Los muchachos tienen algo maravilloso", opina el Maestro Pabón, "y es que ellos no tienen esa preocupación que viene con la edad. Cuando somos jóvenes, hacemos las cosas con naturalidad porque nos gusta y a veces no entendemos lo complejo que es lo que estamos haciendo. En ese sentido es más fácil con ellos por la frescura con que ellos abordan la música. Pero entienden también lo que se espera de ellos porque ven la importancia del evento. Ellos ven que Raymond Arrieta viene y dona su tiempo y dicen 'tenemos que tener el mismo compromiso'".

Otra cosa tienen muy clara; del mismo modo que la música transformó sus vidas al punto que la convirtieron en su oficio, pueden lograr un cambio de interés por ella entre la audiencia.

"Llevo muchos años dirigiendo y ellos no se dan cuenta de que lo que nosotros hacemos impacta a la gente. Nosotros estamos acostumbrados porque es nuestro quehacer diario y es nuestra vida. Pensamos que el que nos está escuchando oye música como lo hacemos nosotros, pero la música los toca a ellos de forma diferente". 

Para asegurarse de que la experiencia fuera cónsona con ese pensamiento en este concierto, el director confeccionó un programa con piezas "atractivas y fáciles de entender", capaz de mostrar a la audiencia un mundo musical distinto.

"La idea es que escuchen música de excelencia, pero divertida. Eso significa que las obras en el programa tienen ideas claras y que no tienes que ser conocedor para poderlas apreciar. Por ejemplo, la pieza que incluimos de El barbero de Sevilla es usada en un episodio de Bugs Bunny en el que dirige al barítono al que se le rompe la garganta cantándola. Vamos a hacer un extracto de música de películas y de vídeojuegos y hasta incluimos una plena original de los Hermanos Sanz. Gradualmente vamos de los clásico a lo moderno y a lo típico", explica el líder musical.

"Maestro, en un minuto vamos a dar la segunda llamada, voy preparando a los músicos", le avisa Wilma Colón, del Conservatorio de Música de Puerto Rico.

"Estas son experiencias formativas tanto para los músicos como para los que vienen a escucharlos", dice el director mientras revisa la chaqueta negra que aún no decide si usará.

"Esa energía que se crea, esa simbiosis, esa interacción de público e intérprete es sumamente importante. Estamos bien vestidos, pero sin la formalidad de siempre y la idea es transmitir esa informalidad en el ambiente, pero no en la ejecución musical", propone.

Pabón celebra que ya comienzan a cosecharse frutos sembrados en anteriores generaciones de alumnos que hoy son profesores en nuestras Escuelas Libres de Música.

"Siempre tuvimos jóvenes talentosos y siempre ha habido mucho interés en la música. Lo bueno es que eso ha aumentado. Aquí no se han perdido las ganas de estudiar y querer ser músico. Con más de treinta años trabajando en la educación musical te digo que cada vez son mejores los estudiantes que vienen porque nosotros hemos graduados muchos buenos que hoy son sus maestros. Los han preparado bien para entrar al Conservatorio y ya no es tan cuesta arriba. Antes era bien difícil encontrar oboístas, fagotistas, entre otros instrumentos raros, pero ahora siempre hay varios. Es más, preocupa qué taller van a tener, ahora tenemos que ver cómo incrementamos el taller de trabajo".

Esa abundancia de talento musical, afirma, debe aportar al desarrollo económico del País. "Puede ser un atractivo para el turismo. Al ser la música el idioma universal, lo mismo puede disfrutarla un chino que un alemán que nos visite. A nosotros ese talento nos sobra", insiste.

Pabón se mide la chaqueta negra mientras acepta que se siente contento en esta etapa de su vida. "Estoy bien feliz", dice con una amplia sonrisa, "la juventud inyecta a uno con unas dosis de energía que nos dan un mantenimiento...".

Se escucha la tercera y última llamada. Pabón sale a escena. No lleva la chaqueta negra puesta.

 

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