"Hemos visto que cuando las participantes terminan el taller son más amables con ellas mismas, muestran interés por cuidarse y entonces quieren hacerse pruebas de VIH, el PAP, de transmisión sexual; encuentran un valor añadido a su salud", cuenta Alana Feldman, coordinadora general de Taller Salud, organización concentrada en la salud física y emocional de la mujer -con énfasis en el renglón sexual femenino- que labora en distintas comunidades de Loíza donde se han afincado en los últimos veinte años.

Con 35 años de labor, Taller Salud repite este año como finalista al Premio Tina Hills por Servicio a la Comunidad, lo que les brinda un donativo de $15 mil.

"Nuestra meta es que las mujeres se apoderen de su cuerpo y de su salud", expone Feldman, "que se sientan dueñas y responsables de él, capaces de tomar decisiones sobre él y que eso es aceptado y posible. También, nos interesa que puedan conocer las consecuencias y los efectos que tienen esas decisiones ".

El taller Arte con Salud se vale del arte como estrategia educativa. En una parte del taller las participantes deben identificar una mujer más joven que ellas para trasmitirle información sobre la salud vaginal femenina y de ese modo aprovechar las milenarias redes femeninas; en esta porción deben viajar al pasado y expresar su sentir respecto al tema.

"Siempre les pedimos que miren la silueta como si fuera un espejo y que le hablen al lienzo como si lo hicieran a sí mismas", expone Feldman.

"Poco a poco vamos hablando de los mensajes positivos o negativos que han recibido sobre su cuerpo o sobre ser mujer, sobre el compararse con ese ideal social femenino que nadie cabe en él. Es un programa para hablar de sexualidad y prevención, pero ahí salen temas relacionados a cesáreas, insatisfacciones con el trato en el embarazo, sobre agresiones sexuales. Al ser integral y flexible a la experiencia de cada mujer, se habla de todo", dice la directora sobre grupos compuestos por entre diez y doce mujeres.

En Taller Salud se parte de la premisa de que aún miles de mujeres en Puerto Rico no reciben este tipo de información por los canales apropiados o naturales. La intención es "construir una nueva generación de mujeres que pueda transmitirla para que una generación joven tenga estrategias de prevención en términos de embarazo, de toma decisiones con su sexualidad, con el VIH y las enfermedades de transmisión sexual".

Por qué la organización seleccionó Loíza para establecerse tiene mucho que ver con las características del pueblo. Muchos factores propician la necesidad de los servicios de Taller Salud.

Según Feldman, la idiosincracia del loiceño lo lleva a buscar en su municipio los servicios de salud que requiera antes de acudir a otro. Según encuestas realizadas por Taller Salud, la mitad de las familias en Loíza poseen un solo carro.

"Ese se usa para todo así que hay menos probabilidades de que lo uses para ir a un médico. Si le añades que las mujeres somos cuidadoras, entiendes por qué muchas te dicen que no se han hecho un PAP desde que parieron y eso fue hace trece o quince años", menciona.

Feldman asegura que los loiceños asocian la labor de Taller Salud con "salud y paz". "A su manera lo agradecen. Algunos regresan como voluntarios o se educan en salud y retornan como profesionales", relata satisfecha.

PAZ POSIBLE

Un fuerte apego emocional a sus comunidades de origen hace que los ciudadanos de Loíza muchas veces sientan recelo ante intrusos que puedan alterar su orden y cuestionan sus intenciones. En doce años, Feldman no lo ha sentido, pero sí ha visto el efecto de la violencia cuando se inserta en esas dinámicas comunitarias.

"Primero déjame decirte que esto no es tierra de nadie. Si aquí viven 30 mil personas serán unas cien las que causan problemas de violencia. Lo que pasa es que cuando hacen ruido, hacen escándalo y se sienten", alerta.

"Cada comunidad tiene una identidad propia, si eres de Miñi Miñi, de Tocones o de Villa Cañona, lo eres antes de ser loíceño. Hay lazos fuertes y no solo metafóricos, también son familiares. Entonces, hay patrones de rencillas en algunas comunidades" afirma y menciona luego que los actores de dichos conflictos suelen ser varones entre los 15 y 20 años de edad.

Para atacar la violencia de raíz, Taller Salud creó el programa Acuerdo de Paz en el que jóvenes en riesgo aceptan ayuda de interruptores de violencia o de alcance comunitario, entrenados por la organización, para redirigir sus acciones y reacciones a detonantes que van desde rencillas comunitarias, problemas de dinero o lo que ellos entienden como "faltas de respeto" a su hombría.

"El requisito para participar es que seas de alto riesgo, o sea, que cargues armas, que estés jangueando con un corillo territorial que puede o no estar involucrado en un punto de drogas, que hayas sido tiroteado o que hayas tiroteado a alguien. Cuando nos acercamos, la gran mayoría están interesados en el recurso y hacemos juntos un plan de reducción de riesgo".

Aspectos básicos como sacar una licencia de conducir o culminar el cuarto año son metas inmensas puesto que algunos de ellos, por seguridad, están restringidos a mantenerse en sus comunidades. La carretera 187 que atraviesa el pueblo puede ser una vía de escape o de encierro.

"Ellos van entendiendo que la violencia se propaga como el dengue. Los interruptores de violencia están encima de ellos sin juzgarlos porque han tenido sus propias experiencias de violencia pero diciéndoles: "¿estás seguro de que esa es una buena decisión?", "eso tiene consecuencias", "¿quién va a criar a tu hijo?", "¿cómo puedes ayudar desde el cementerio?", "¿alguien te visitará en la cárcel?". En el área de violencia la meta es cero asesinatos".

Es importante entender, afirma Feldman, que invertir en prevención no es un pasatiempo, es efectivo.

"Lo que pasa es que ves resultados que correlacionas con lo que hiciste, pero no puedes decir el VIH bajó en Puerto Rico porque se hizo un taller de educación sexual en jóvenes, pero si dejas de hacerlo vas a ver cambios en los resultados. Hemos sido parte de los esfuerzos que han logrado disminuir los asesinatos en Loíza en un 54%, de 43 bajamos a 19 en el 2014 y es súper significativo, pero ellos no están listos para dejarlos solos. Si lo haces, suben otra vez".

Taller Salud, al igual que sus pares en el Tercer Sector, hacen malabares a diario para mantener a flote sus operaciones. Los cambios en impuestos que se avecinan son otro huracán más que sobrevivirán. Siempre tienen fe.

"Por eso agradecemos el donativo del Premio Tina Hills", asegura, "nos da alguito que sea irrestricto para manejar de acuerdo a las necesidades porque estamos bregando todo el tiempo desde la precariedad. Es un honor ser reconocido, te levanta los ánimos cuando estás que no puedes ni respirar y dices 'wao no solo yo pienso que hago algo importante y necesario', así que eso inyecta energía".

 

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