Junto al grupo de frailes franciscanos de la parroquia, participó y fue uno de los principales líderes de un intenso proceso de inmersión en la comunidad que comenzó a mediados de la década del 90 y que fue creciendo con el apoyo de la misma comunidad, así como de artistas y profesionales de diversas disciplinas que donaron su tiempo y su talento para darle forma a lo que hoy conocemos como el Proyecto Niños de Nueva Esperanza. Dentro de ese andar de labor social y de filantropía, uno de los momentos cruciales lo fue el rescate de una casa que hoy día alberga el proyecto y que bautizaron como Casa Esperanza, un hogar y punto de encuentro para la comunidad desde donde se desarrollan proyectos enfocados en la niñez y en el desarrollo integral de los residentes de Sabana Seca.

Simultáneamente, el Padre Darío continuó su crecimiento y siguió su vocación como poeta convirtiéndose en uno de los más destacados escritores de la generación del ochenta del Caribe. Su primer poemario fue Llama del agua, publicado en el 2001 con prólogo de Luce López Baralt; en el 2008 publica su segunda obra poética Perseguido por la luz; ambos aclamados y celebrados por el público y la crítica especializada. También, coordinó la edición crítica del Canto de la locura, del poeta Francisco Matos Paoli (2005). Fue co-guionista, junto a Ivonne Belén, del documental cinematográfico Julia, toda en mí (2002). Editó, junto a la escritora Mayra Santos-Febres, la antología de relatos En el ojo del huracán (2011). Editó y formó parte, junto a Luis Rafael Sánchez, Mayra Montero, Ana Lydia Vega, Edgardo Rodríguez Juliá y Magali García Ramis, del libro de ensayos periodísticos País nuestro. Crónicas puertorriqueñas de actualidad (2012). Sus textos sirvieron de base para la exposición El lenguaje de los pájaros de los artistas abstractos radicados en Nueva York, Ivelisse Jiménez y Fernando Colón (Museo de Arte Contemporáneo, 2008). La artista del libro Consuelo Gotay se basó en sus poemas para su más reciente trabajo: Para que sepas (2011). Su poesía ha sido musicalizada e interpretada por los cantantes Nydia Caro, Danny Rivera y Tony Croatto. Fue galardonado con el Premio Nacional de Periodismo Bolívar Pagán del Instituto de Literatura Puertorriqueña por sus entrevistas a figuras del ámbito cultural internacional. Fue teólogo residente de la Escuela Graduada de teología (CEDOC) de la Universidad Central de Puerto Rico y asumió el rol de custodio de la Orden Franciscana del Caribe. Fue columnista habitual y miembro de la Junta Editorial del principal periódico puertorriqueño El Nuevo Día. Además, en reconocimiento a su labor artística, de gestión cultural y de filantropía, fue llamado por el gobernador de Puerto Rico Alejandro García Padilla, para dirigir la Comisión para el Desarrollo de la Cultura en Puerto Rico (CODECU).

Pero más allá de todos sus logros en la filantropía y en la cultura, el Padre Darío fue un hombre que amó su país, hasta su último día y ahora desde la eternidad.

 

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