Ahora, aplausos acompañan el proyecto educativo que dirige, el cual inserta la filosofía Montessori en escuelas públicas y que fue bautizado desde el 2008 como Instituto Nueva Escuela (INE). El pasado septiembre, la iniciativa fue reconocida por la Casa Blanca mediante su programa Excelencia de los Hispanos, que dirige Alejandra Ceja, como uno de los 17 "Bright Spots" o estrellas de la educación hispana en Estados Unidos.
En la distinción resaltaron como logro el procurar el acceso de hispanos a escuelas Montessori de excelencia. García Blanco resalta que la tarea es posible con un convencimiento absoluto del poder de tu propuesta y con un equipo que comparte ese compromiso.
"Esto es interesante porque uno es guiado por algo mayor. Yo tengo tanta fe, Papá Dios nos guía y uno obedece", afirma García Blanco al reflexionar sobre las implicaciones del premio para la iniciativa que se ha apoderado de 49 escuelas en Puerto Rico y que, desde el 2008, ha adiestrado 655 maestros y asistentes.
"Esto es un apoyo a todos esos lugares pequeños que han optado por un modelo de educación Montessori; desde Juan Domingo hasta Santiago Iglesias, de Llorens Torres a Sofía Rexach. Les dice 'ustedes lo están haciendo bien y son una luz en medio de la situación difícil que atraviesa el país'", resalta Blanco.
Los maestros aprovecharon la ocasión para enfatizar en sus alumnos las posibilidades de otro futuro diseñado por sus manos. "Cada uno de ustedes es parte de escuelas de paz, son luz para el mundo", repite García el mensaje al estudiantado, "ese fue un momento para detenernos y celebrar el trabajo que todos los días hacen los maestros".
La distinción tiene resultados inmediatos en el futuro del INE, organización que ya emplea 152 personas. García menciona la posibilidad de impactar con la filosofía Montessori comunidades latinas de escasos recursos en Estados Unidos, un país en el que, puntualiza, dicho estilo educativo es más accesible a comunidades pudientes.
"Por primera vez estamos recibiendo invitaciones de comunidades latinas en Estados Unidos que están manejando los retos de la pobreza. Nos están llamando y diciendo 'ustedes lo hicieron y podríamos hacer algo similar nosotros también'. Estamos llevando la agenda de esas comunidades también a las asociaciones nacionales montesorianas y ayudándolas a tener el apoderamiento de sus escuelas con el currículo montesoriano. Eso es un reto, una nueva dimensión que no habíamos imaginado y ese es otro de los beneficios que hemos recibido con el premio", comparte la fundadora del INE.
Además, hay un tercer logro que resalta: la cantidad de mensajes de apoyo recibidos de personas que siempre han estado cerca.
"Han sentido el deseo de celebrar con nosotros, es como bailar juntos por todos los esfuerzos de tantos años. Ellos nos han hecho mirarnos con otros ojos", acepta García.
Aunque la historia del INE ha tenido sus altas y bajas, "siempre tuvo mucha ilusión y posibilidad".
"Estoy bendecida de trabajar cerca de la niñez. Siempre tuve presente a ese niño que tengo de frente y a la comunidad que le rodea. Los buenos resultados que veíamos nos daban ánimos para seguir. Si funcionó para una comunidad pequeña de la que aprendimos, como Juan Domingo por ejemplo, funcionaría para el país completo. Haber podido enfocar en un lugar pequeño en el mundo y hacerlo funcionar nos daba fuerzas y tranquilidad. Decidimos que haríamos un regalo al país desde esa comunidad".
La metodología educativa sirvió bien al niño y a la comunidad. Tanto es así que los lazos se fortalecieron y hoy García Blanco, asegura contenta, que tiene nietos y bisnietos heredados en distintas partes de la Isla.
MICRÓFONO, POR FAVOR
En una mejor posición para aportar al debate público sobre la educación en la Isla se encuentra el INE luego de ser reconocido en Washington, a juicio de su directora.
"Queremos que se nos considere en las mesas de trabajo para pensar la nueva escuela para el país", pide la educadora.
García Blanco es fiel creyente en el "poder transformador de la educación" y afirma que los padres de los alumnos aún "le tienen fe". "Todavía ven la escuela como la salida para que sus hijos no vivan sus premuras y limitaciones, eso se da".
Menciona como ejemplo al grupo de madres que se ha integrado a la construcción de la escuela en la Isla Nena. "Ellas me dicen, 'ahora queremos regresar a la universidad para salir de donde estamos'. Nuestro país todavía tiene fe en que la educación es la salida".
Quizás ha habido "un desencanto grande con las escuelas, hay mucha separación entre ellas y la gente", opina García al tiempo en que anuncia que la relación no es insalvable.
"En cuanto tú cambias los muñequitos y haces a los padres parte de la gobernanza de la escuela las cosas son diferentes. La comunidad participa porque siente que tiene un lugar de dignidad. Ese es un factor común en las 49 comunidades donde estamos trabajando, su participación es real, se traduce en actos concretos e inmediatamente las cosas cambian".
El desencanto no es exclusivo con la escuela. Los maestros, constante blanco de críticas, también reciben su aguacero. El INE adiestra educadores en la filosofía Montessori con frecuencia.
"El lugar que ha tenido el maestro en nuestra sociedad en las últimas décadas ha sido uno muy maltratado; desde el discurso punitivo del fracaso que se le adjudica por los resultados de los alumnos en las pruebas hasta los salarios ínfimos que reciben. Vienen de un campo de batalla donde no han sido protegidos ni respetados, así que la primera tarea con ellos es que su dignidad sea reconocida y su confianza reestablecida. Los llevamos a un reencuentro con su vocación, hay una reconexión con eso y con su tarea", menciona en torno a las sesiones de trabajo semanales.
García Blanco insiste en que los maestros no queden solos y aislados en la labor educativa. Asegura que "matriculamos familias" no sólo alumnos y que es indispensable que se establezca una relación cercana entre el maestro, la familia del estudiante y, por ende, la comunidad. Muchos asistentes en las escuelas adiestrados por el INE son padres de estudiantes.
"Entonces el maestro es especial porque es el guía del niño hacia su máximo desarrollo. Vamos de la mano con ellos. El proyecto de formación de maestros implica acompañamiento cercano del INE y las visitas que les hacemos al salón no son para juzgarlos sino para apoyarlos".
El equipo de trabajo del INE tiene como máxima aportar a cada situación; pensar desde la individualidad, pero en clave de colectivo. El Credo de Sana Convivencia por el que se rigen contempla como prioridad "estructurar tiempos juntos para planificar, evaluar, celebrar y cuidar el alma" y tener agendas que respondan "a nuestra misión y finalidad". "Tienes que servir al propósito de la existencia de nuestro colectivo de trabajo", reza el documento.
Asumidos en el vocabulario entre los empleados del proyecto están palabras como igualdad, responsabilidad, diálogo, respeto, amor, apoyo y fe. "Todos somos responsables de todo", subrayan.
Si hoy García Blanco pudiera hablarle a la mujer que era cuando inició este proyecto educativo le diría "qué bueno que el colectivo no se desanimó y fue capaz de mirar al niño de frente y ante ese niño seguir trabajando". "Ver que eso era bueno para el país nos convenció de seguir", confiesa.
Por eso continúan.
Este reportaje es el segundo de la serie especial de Oenegé “Culturas de trabajo que inspiran”. El proyecto es parte de la Iniciativa de Desarrollo Organizacional de la Fundación Ángel Ramos.
Fotos por Juan Carlos Álvarez Lara