"Siempre he visto a ActivARTE como una ventana de apreciación del arte universal, desde la fotografía al grabado o al dibujo", agrega la directora.
El espacio fue intervenido por el arquitecto Jorge Rigau, mientras que el aspecto gráfico fue logrado por Alberto Rigau.
"El concepto curatorial anterior estaba dirigido a entrelazar obras de arte con técnicas artísticas. Por ejemplo, la talla de una virgen conectaba con un cartel puertorriqueño. Ahora se diseñó un espacio para introducir a todos los públicos a la experiencia sobre el lenguaje del arte. El arte no es otra cosa que un lenguaje", indica Colón Camacho.
No se escatimó en ejemplos para probarlo. Si antes contaban con doce piezas principales, en esta nueva versión disponen de 23 procedentes de la colección permanente de la institución santurcina.
El espacio lanza distintos anzuelos temáticos para entender el arte -su función y lenguaje- partiendo de la experiencia puertorriqueña. Los módulos conceptuales para cada obra tienen distintos niveles de apreciación que atienden inquietudes de visitantes de todas edades. La conjunción de arte y medio ambiente, historia, sociedad, ciencia, diseño o arquitectura brinda un amplio panorama de discusión e interacción.
"ActivARTE es única. El arte y la cultura puertorriqueña son un punto de partida para la educación en Puerto Rico, está alineada al proceso de enseñanza y se ajusta a distintos niveles", agrega Colón quien se encargó de definir el concepto educativo de la nueva galería -"los por qué y para quién"-, mientras que la directora ejecutiva del museo, Lourdes Ramos, seleccionó finalmente las piezas que se incluyeron.
Un Interactivo, diseñado por el arquitecto puertorriqueño Mariano Desmaras, propicia que se aprendan elementos y principios básicos del arte: desde la línea hasta el color pasando por el punto focal, la forma, el espacio y el ritmo.
"El Interactivo de ahora es la introducción al conocimiento de ese mundo que se llama lenguaje del arte, a sus elementos y principios. Tambiénn se integra la apreciación al arte, por eso las obras se reunieron en módulos con conceptos que llevan a reflexionar sobre qué podemos extraer del arte. El Interactivo quedó hermosísimo", menciona sobre el trabajo del cual se encargó.
Dado que el Interactivo que tuvo la versión anterior de la Galería ActivARTE mereció un premio de la Alianza Americana de Museos, Colón Camacho aspira a que el nuevo corra igual suerte. "En el de ahora tratamos de resumir de forma compactada lo que es un curso especializado de apreciación del arte, se va editando hasta que queda la esencia"
CRECIERON AQUÍ
Cuando por primera vez la Galería ActivARTE abrió al público el 6 de septiembre de 2001, coronó cinco años de planificación. Entre múltiples reuniones, el arquitecto Stanley Tigerman atendió con especial interés un grupo de consultores que especificó qué quería y por qué. Se trata de un grupo de niños que a través de ese período fue creciendo y definiendo, al mismo tiempo, el futuro aspecto de la galería.
"Ese primer grupo focal se hizo entre el 1998 al 2001 con los niños, las madres, sus abuelas y el arquitecto para discernir sobre el espacio y contar con la información que todas esas generaciones juntas nos podían ofrecer para que el espacio fuera lo más efectivo posible. Fue un proceso bien bonito que disfrutamos con ellos. Esos niños que venían a la galería ya crecieron; unos han seguido en el campo del diseño, del arte, de la música, una es abogada. Algunos ya son profesionales con hijos", define la profesora de pintura del MAPR, Diana Dávila, aquella primera generación que formó y disfrutó de ActivARTE.
Mucho caló en el público al que se dirigía esa primera versión. Colón Camacho relata que al anunciarse el año pasado el cierre temporero de ActivARTE para efectuar la remodelación, una niña de unos diez años le pidió "llorando desconsolada" que lo evitara. La directora le explicó las razones para la pausa y la invitó a que escribiera una carta. Todavía la conservan.
"Meses antes de cerrar la galería, las evaluaciones de los niños, los padres y los maestros seguían siendo excelentes", advierte Colón Camacho.
"Ha habido unos chicos que uno ha visto crecer aquí, que han sido asiduos a las tardes de cuentos, a las de magia, a los veranos. Muchos de esos eventos empezaron en la Galería ActivARTE y hubo que sacarlos para hacerlos en otro sitio del Museo porque no cabía la gente", apunta Nancy Seda De León, supervisora del programa escolar y familiar del Museo.
"Algunos de esos niños se han convertido en estudiantes voluntarios que vienen a trabajar al museo, hay una generación completa que creció visitando ActivARTE", proclama orgullosa Colón Camacho.
Sin embargo, esta afirma que el público en sus evaluaciones pedía "más espacio para circular" en la galería. Si bien mantiene sus dimensiones, ahora su diseño permite una mejor circulación de los visitantes, iluminación y presenta más actividades de interacción tecnológica.
ActivARTE es, además, la gran casa del programa Integración de las artes visuales puertorriqueñas al currículo escolar del MAPR que forma parte de la Iniciativa Preescolar de la Fundación Ángel Ramos. Es la gran materia prima que ofrece a los maestros guías para que el arte nuestro transforme el proceso de aprendizaje en clase.
"Aquí tenemos todo el contenido de las nuevas maneras de enseñanza", subraya Colón Camacho. "Aquí se le da nuevas vivencias a los estudiantes, se le da un espacio para descubrir, para jugar con la imaginación, un espacio para soñarse".
Que los ojos de los asistentes salten de una a otra obra de arte para así descubrir una rica historia de identidad y arte nacional. Si eso pasa, hallarán un tesoro.
Fotos Alberto Bartolomei