"Si tú le preguntas a las personas de las comunidades te dirán 'aquí vienen cuando pasa algo malo, cuando son cosas buenas no llegan'. El Gobierno de Puerto Rico es de todos y tiene un deber ministerial de proveer para que todo el mundo tenga acceso a recursos, oportunidades y herramientas; es su responsabilidad, lo que pasa es que delega fondos en nosotros para atender esas comunidades fuera del radar con las que no asume su labor ni tiene la capacidad de llegar a ellas", agrega Feldman.

Igual que muchas organizaciones colegas, Feldman destaca que el acierto en la obra de la organización sin fines de lucro que dirige estriba en que tienen base en la comunidad, "trabajamos juntos, tenemos credibilidad ante ellas y flexibilidad para enfrentar situaciones". "La acción de las organizaciones sin fines de lucro no es punitiva", insiste Feldman sobre intervenciones en las que la orientación y la búsqueda de las raíces de cierta conducta es vital para corregirla.

Pero predecir qué pasaría si no se ofrecen los servicios de prevención es difícil. "Nuestros participantes no reciben servicios comparables a los nuestros. Sabemos que tenemos un impacto en las comunidades porque vemos un cambio en las estadísticas", dice Feldman sobre baja en incidentes de violencia, mayor disponibilidad a atender la salud o a entender el riesgo de prácticas sexuales poco saludables.

Según el estudio antes mencionado, las principales poblaciones a las que sirve el Tercer Sector son jóvenes (63.5%), mujeres (60.3%), hombres (59.0%) y niños (54.5%).

Lee Vanessa Feliciano, directora de la Cruz Roja Americana en Puerto Rico, destaca la especificidad de algunas labores que realizan las organizaciones sin fines de lucro. En su caso, entre muchas tareas, son los únicos que aquí realizan dos servicios claves: atender a diario familias que enfrentan situaciones como fuegos, inundaciones y desastres mayores -lo que implica proveer ayuda económica y referidos para canalizar sus necesidades con otras instituciones- y confirmar situaciones extraordinarias de familiares de militares activos ante sus superiores, para que estos autoricen su retorno urgente.

"La pregunta básica es si no somos nosotros, ¿quién haría eso?", cuestiona Feliciano.

"Pienso que en estos momentos el Tercer Sector viene a ser ese eslabón entre la necesidad que tienen las familias puertorriqueñas y el poder recibir los servicios que el Gobierno no ofrece por las razones que sean; presupuestarias o no está en su espectro de servicio o carece de la especialización para realizarlo. Somos esa esponja que absorbe todas esas necesidades", indica la líder de la Cruz Roja.

Pero no es solo un asunto de brindar el servicio, Feliciano resalta también su nivel de calidad, criterio vital para quien lo ofrece.

"Cuando las cosas se hacen por voluntad se hacen bien o no se hacen", resalta la directora. “Ellos no vienen a hacer trabajos mediocres porque a ellos les llena ofrecerlo. Tú tienes gente que, a su voluntad, más allá de recibir una paga, brinda ese servicio de excelencia".

ES POSIBLE SER

Demostrarle a un ser humano de cualquier edad que algún talento posee, que debe potenciarlo y que puede valerse por sí mismo debería ser la norma en cualquier familia y comunidad. Si la tarea no se realiza, el mensaje de dependencia puede imponerse.

Una forma de educar en nuestras capacidades la ofrece el arte que, en su fase de creación o apreciación, exige que el ser humano ingenie soluciones estéticas para dominar -por ejemplo- una forma que no resulta creíble en el lienzo, una dimensión que no convence en la escultura o una nota que interrumpe la fluidez en la composición musical.

La Dra. Lourdes Ramos, directora del Museo de Arte de Puerto Rico menciona que, en el renglón cultural, la labor de entidades de la sociedad civil organizada  -Andanza, Ballet Concierto de Puerto Rico, el Museo de Arte de Ponce, el Museo de Arte Contemporáneo y el que dirige, por solo mencionar algunas- es poco comprendida.

"Es desconcertante lo que vemos, no hay entendimiento del papel que tiene la cultura dentro de una sociedad civil, de avanzada y en la educación de un ser humano interdisciplinario", dice y luego agrega que "hay un gran descuido de lo que son los bienes culturales nacionales y poca importancia en la política pública del país".

La Dra. Ramos menciona que en conversaciones con personalidades del Gobierno, estos "aún cuestionan que la cultura sea parte de la educación".

"Sin cultura en su educación estamos creando un individuo sin autoestima, sin capacidad de resolver y pensar creativamente para reinventarse y sobrevivir. Con cultura estamos creando individuos competentes, con visión de futuro, que reten y partan de un perfil de avanzada para un mundo competente. El Tercer Sector hace una aportación relevante a la educación del país para el fomento de individuos exitosos. Mientras más se achique el apoyo a este sector, menos posibilidades tiene la sociedad de avanzar y habrá un colapso mayor de la ciudadanía lo que es exponencial al desarrollo del país", insiste la titular del MAPR.

La Dra. Ramos no tiene que imaginar el país sin la labor del Tercer Sector, solo tiene que mirar a su alrededor. "La contestación a esa pregunta es triste y al mismo tiempo simple y visible, tan simple y visible como que la Galería Nacional de Puerto Rico, que mantiene el Instituto de Cultura Puertorriqueña y que alberga el patrimonio de las artes visuales del país, se encuentra cerrada hace tres años", pone como ejemplo.

En el área sureste del país, la educación ha sido una forma de rescate, según la filosofía propuesta por la organización sin fines de lucro PECES. Su director, José Javier Oquendo, señala que a la zona, si le quitas el lujoso complejo de Palmas del Mar, se considera la más pobre de la Isla". Anualmente atienden 230 jóvenes "que han perdido la esperanza de posibilidades de sueños y anhelos" y les acompañan en el cumplimiento de sus estudios de cuarto año, en la integración a la vida laboral y académica. Además, incentivan la creación de microempresas.

"No solo es encaminar al joven a que entre al sistema, sino encaminarlo a que tenga una vida productiva. ¿Cómo rearmamos este sujeto que viene totalmente lacerado para que sea una persona de bien?, porque Puerto Rico necesita personas con esperanza para descubrir su riqueza y aportarla a la sociedad. Combatimos la pobreza con educación y el desarrollo de iniciativas empresariales. Si no existiésemos, los problemas de criminalidad y desempleo se multiplicarían. Para el Estado es una buena transacción invertir en organizaciones sin fines de lucro que demuestran eficiencia y honestidad en su trabajo".

Oquendo destaca que, al final del día, "al Gobierno le costará más caro" tener que apagar fuegos. "Con nuestros servicios evitamos que un joven nuestro pertenezca al sistema de beneficencia pública, al de salud o que termine en el sistema correccional. Es una inversión mínima versus lo que produce no tenernos", subraya Oquendo.

El director de PECES lamenta que el país opere bajo un sistema de "clientelismo" en el que en la medida que las personas dependan del sistema, obtienen solo lo que este le pueda dar.

"Nosotros potenciamos lo contrario, hacer que la persona gane, que obtenga libertad individual, descubra sus dones y riquezas porque somos capaces de transformar el país aunque llevamos años escuchando lo contrario; eso hay que comunicárselo a la juventud. El gobierno entiende que es más fácil darle una tarjeta con ayudas al pueblo versus un desarrollo pleno. Eso trae grandes retos para nosotros pero hemos ido ganando conocimiento", dice Oquendo quien además aseguró que las organizaciones también deben estar listas para rendir cuentas sobre el uso de fondos igual que se le requiere al Gobierno.

"Somos parte de una inversión del dinero del pueblo de Puerto Rico y debemos decir qué se hace y cuál es el beneficio de esa inversión", culmina Oquendo.

En muchos casos esas auditorías demostrarán que, hacer mucho con poco es un arte que bien domina el Tercer Sector.



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