Acreditada por el gobierno como hogar de emergencia o lugar a donde llegan menores removidos de sus hogares cuando su seguridad está comprometida, esta organización sin fines de lucro, alberga doce niños entre las edades de 0 a 4 años.

"Aquí llegan víctimas de todo tipo de maltrato, de amenaza de maltrato o porque sus papás están pasando por una situación que no pueden tenerlos en el momento. Hay que buscarles un lugar seguro y para eso están centros como este. Nuestro enfoque es suplirle todas sus necesidades como si fuera una familia. Aquí somos muchas titís y abuelas. A mí me dicen 'Titi Isa", relata la directora sobre la dinámica que se genera en el espacio desde que abrieron en diciembre del 2013.


Voluntarios pintan con los niños un mural en el hogar.

El hogar recibe niños de toda la Isla, según los asigne el Departamento de la Familia, pero es un proceso confidencial. "Ni los padres ni la familia saben dónde están", explica.

Si bien su licencia de operación los cataloga como una institución y cuentan con el personal apropiado para ejercer dichas funciones -desde cuidadoras y cocineras hasta trabajadora social-, Salgado puntualiza que se empeñan en brindarles a los niños una experiencia de núcleo familiar.

"Es bien importante, nuestro enfoque es como si fuéramos un hogar de crianza. Se supone que los niños estén un máximo de tres meses aquí, pero hay tanta necesidad que tengo nenes aquí desde que abrimos. La meta es que regresen a sus hogares o pasen a un hogar de crianza", menciona.

Doce personas laboran en el hogar y doce fungen como voluntarios fijos.

"No iba a pretender cambiar el mundo, pero yo podía hacer algo".

Salgado, antes, estuvo del otro lado de la moneda. Como trabajadora social laboró poco más de tres años removiendo niños de hogares en crisis. De primera mano presenció la necesidad de hogares de emergencia en el país.

"Estos menores hay que llevarlos a un sitio seguro y los centros no dan abasto, a veces podía pasar un turno, dos turnos en mi trabajo buscando dónde ubicarlos. Al ver tanta necesidad decidí hacer algo. No iba a pretender cambiar el mundo, pero yo podía hacer algo", recuerda.

Lo que hizo Salgado entonces fue establecer el Hogar Mis Primeros Pasos que, aunque aún no recibe ayuda económica fija del gobierno, ha logrado mantenerse a flote gracias a la solidaridad de la comunidad.

BICICLETADA POR AMOR


Un enfoque de vida familiar caracteriza el hogar de emergencias.

Una junta directiva y un ejército de voluntarios viabilizan que el hogar mantenga operaciones. Lo hacen con actividades de recaudación y con donaciones individuales.

"Nosotros fomentamos la solidaridad de la gente. No tenemos fondos fijos, así que hemos hecho bingos, bailes de gala, un carnaval de softbol y hasta hemos recogido (dinero) en las luces. Tenemos la bendición de que tenemos diferentes personas que tienen el corazón en el proyecto", resalta Salgado.

Uno de esos corazones comprometidos es el de Violeta Vázquez, quien ha puesto su gusto por el ciclismo al servicio de la causa organizando dos bicicletadas a beneficio de esta. A la primera asistieron 100 ciclistas, a la segunda 170 y la próxima, que tendrá lugar este próximo domingo, 26 de febrero, se espera que se sobrepase la cifra.

La bicicletada sale a las 7:00 a.m. desde el Parque Agroturístico de Dorado y se ha denominado "Pedalea por mis primeros pasos en la ruta del amor y la esperanza". Hay tres categorías: 48, 45 y 35 millas.

"La ruta A es para ciclistas y escaladores, la B es de mediano y alto rendimiento pero tiene cuestas, y los del grupo C van a una velocidad 13 a 15 millas que es cómoda".

Vázquez visitó el hogar y se percató de la necesidad de adquirir unas cortinas que protegieran del sol, entre otras cosas. "Salí de allí pensando cómo ayudar y con la inquietud de hacer esta corrida aunque nunca la había organizado", rememora la voluntaria, acerca de la primera edición del evento.


Bomberos orientan a los niños en el hogar.

Para esta tercera bicicletada, han diseñado rutas pensando en ciclistas experimentados, así como para quienes solo quieren divertirse. Nuevamente, la comunidad donará todo lo necesario para que transcurra el evento.

"Por cuestiones de logística, la primera vez no se pudo hacer una ruta a nivel de los más competitivos, pero este año sí la tenemos", dice sobre los tramos que cuentan con inclinaciones y segmentos planos.

"Los que no corran mucho tienen varias alternativas, va a haber suficiente espacio con escoltas para montar al que lo pida. La ruta A es para ciclistas y escaladores, la B es de mediano y alto rendimiento pero tiene cuestas, y los del grupo C van a una velocidad 13 a 15 millas que es cómoda", detalla la organizadora.

Vázquez agrega que cada año le sorprende la forma en que la gente responde a la convocatoria de la bicicletada. "Según nuestros cálculos, por las personas que ya se han inscrito y, si Dios permite, este año esperamos 200 personas. Ya hay grupos que han avisado que vienen de Rincón y de Ponce", adelanta ésta.

El pasado año lograron recaudar poco más de $7 mil y, este, sueñan con sobrepasar la cantidad.

"Los participantes responden bien a esta actividad porque tiene un propósito, están haciendo lo que les gusta y colaboran a mejorar la vida de estas víctimas de maltrato. Al final hay una actividad con kioscos y todos los recaudos son para el hogar", menciona Salgado.

La generosidad comunitaria está visible en su máximo esplendor.

 

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