Un familiar le habló del Proyecto Nacer y acudió a orientarse.

"Lo que más recuerdo es el recibimiento cálido que me dieron; me entendieron, no me sentí juzgada. En la escuela pública, aunque en esa época en que yo estudiaba un 17% de los nacimientos eran de madres adolescentes, hay cierto repudio. Ellos entendieron mi situación y me encaminaron con distintas ayudas", rememora.

Una puerta se abre

En verano del año 2013 la joven comenzó en la escuela de educación alternativa que el Proyecto Nacer tiene para madres y padres adolescentes, y la pequeña Julie asistía al centro preescolar que la organización estableció para viabilizar los planes de superación de los participantes. En un año cumplió con los requisitos de grado once y doce. Se graduó en septiembre del 2014.

"Me gradué del curso general y fui honor", puntualiza.

"Muchas cosas me ayudaron en el proyecto: me proveyeron transportación de ellos para llegar desde mi casa, el sistema de enseñanza es bien individualizado, son 10 a 12 personas por salón, lo que me ayudó a aprender mejor y además tenía la seguridad de que a Julie le estaban dando un buen cuidado, podía estar en contacto con ella", resalta González.

La joven recalca que el curso de paternidad requiere a los padres estar una hora en el cuido con su hija "porque nos enseñan a que seamos sus primeros educadores". "Me sentí completa", reflexiona sobre su rol de madre y estudiante.

Ahora González cursa un bachillerato en la Universidad del Sagrado Corazón y trabaja. Mirando atrás reconoce que su precipitada maternidad la expuso a errores que fue “sobre llevando” pero está contenta con su vida.

"A veces hay cosas que no puedo hacer. Por ejemplo, cualifico para un internado, pero por el horario no puedo cogerlo, pero al estar Julie vale la pena. Yo quiero hacerlo bien, ella es mi motor", confiesa.

“No es lo mismo cuando tienes gente que está ahí contigo, que sigue estando contigo. Ellos son una red de apoyo”.

 

Sin la ayuda del Proyecto Nacer, González asegura que hoy sería "una desertora escolar".

"Uno entiende que está inmadura en su maternidad y yo le hablo de eso a las mamás adolescentes. Todavía no has terminado de crecer, pero eso no significa que no lo puedas hacer", les comenta en las charlas.

"Yo hubiera perdido mucho si no hubiera tenido la ayuda del Proyecto Nacer, quizás lo más que hubiera conseguido era una certificación de cuarto año. No es lo mismo cuando tienes gente que está ahí contigo, que sigue estando contigo. Ellos son una red de apoyo", finaliza González consciente de que crecer es un proceso para toda la vida.  

 

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