Para Destiny Pérez León, quien integra esta clase, la ceremonia simboliza “cerrar un capítulo y empezar otro”, puesto que fue aceptada en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Humacao, donde contempla estudiar Química Industrial. Emigró a Estados Unidos a los seis años y regresó a la Isla a los quince. Su experiencia en la escuela no fue buena.

“Yo tenía buenas calificaciones pero no me gustaba, cuando llegué a PECES mi actitud sobre la escuela cambió mucho. Antes, para mí estudiar era ir a la escuela a sentarme en un salón y escuchar a una maestra hablar. Ahora, estudiar significa ampliar tu conocimiento de las cosas, poner tu mejor empeño para alcanzar tus metas. Creo que si uno no tiene de verdad el deseo de ir a la escuela no lo logra, si no tienes el afán se le hace bien difícil querer quedarse ahí por tres ó cuatro años y graduarse”, agrega Pérez León, quien reside en Juncos.


Ahora que acabó su estadía educativa en PECES, Francisco Flores
está listo para seguir estudios en mecánica automotriz. Suministrada

Su compañero de estudio en PECES, Francisco Flores Vázquez, confiesa que aunque se viera difícil el panorama “nunca pensé” que ello le impidiera graduarse. Hoy el residente en Punta Santiago, Humacao, está contento ya que “cumplí mi meta”. “Y voy a estudiar mecánica automotriz”, añade Flores.

En muchas ocasiones, los graduandos no solo superan sus dificultades de aprendizaje sino problemas familiares, de carácter y de salud mental, además de falta de figuras de apoyo y dilemas económicos, entre otros.

Datos suministrados por el Centro Sor Isolina Ferré –que posee un Centro Académico Psicosocial Alternativo (Programa CAPA) para educar a desertores escolares- entre el año 2010 y el 2011, la tasa de deserción escolar en Puerto Rico fluctuaba entre el 15 y el 20%. La información recopilada por el Departamento de Educación agrega que en el año 2010, unos 46,242 jóvenes entre los 16 y 19 años no estaban matriculados en la escuela. Los que la abandonaron y llegaron a un programa de educación alternativa no se arrepienten.

Así lo indica Melissa Torres García, graduanda del Programa CAPA de Ponce. “Nunca nos faltó un beso y un abrazo, haciéndonos sentir que somos parte de una familia”, afirma la joven ponceña en una declaración escrita sobre su experiencia con la que acabó años de intentar sin éxito acoplarse a la escuela.

“Hoy decido ser una persona realizada, mirando con valentía hacia adelante, en este momento estoy matriculada en la Universidad Interamericana de Ponce para comenzar en agosto una carrera en enfermería. Hoy puedo decir que me siento orgullosa de lo que he logrado y lograré con la ayuda de Dios”, añade Torres.

“Nunca nos faltó un beso y un abrazo, haciéndonos sentir que somos parte de una familia”.

Su compañero del Programa CAPA en Guayama, Miguel Ángel Rivera García, recuerda que antes de llegar al centro era “un estudiante negativo”. “No me interesaba la escuela y no entraba a clases”, confiesa el alumno residente en Salinas para luego añadir que “el Centro Sor Isolina Ferré es lo mejor que me ha pasado”.

“Aprendí a controlar mi carácter y a resolver mejor mis problemas. Aprendí que es importante completar la escuela para ser alguien en el futuro. Aprendí a ser valiente, mejoré mucho mis notas y logré completar el cuarto año... Estoy muy agradecido porque logré esta meta y sé que lograré todo lo que me proponga”, opina en torno al centro educativo que llevará sus actos de graduación el próximo 13 de junio en el Centro de Convenciones de Guayama.

GRADUANDOS DEBUTANTES


"Aprendí a ser valiente", reflexionó Miguel Rivera,
graduando del Programa CAPA en Guayama. / Suministrada

Otro que está de celebración es el Politécnico Amigó, quien el próximo 16 de junio graduará a sus alumnos en el Auditorio de la Academia del Perpetuo Socorro en Miramar mientras que CREARTE efectuará su graduación el 12 de junio en el Centro de Usos Múltiples de la Plaza del Mercado Modesto Lebrón en Yabucoa y el 16 de junio en la Sala Experimental de su sede en Río Piedras.

Brenda Santos, directora ejecutiva de CREARTE, resalta la aportación a largo plazo de las vivencias que ofrece la educación alternativa. Puntualiza que el proceso de aprendizaje es efectivo cuando el estudiante “está dispuesto a exponerse y a recibir experiencias que le hagan crecer intelectual y emocionalmente”. 

“Esto solo es posible si el participante lo acepta con libertad”, opina Santos. “En la escuela alternativa nuestros participantes salen fuertes, preparados y seguros… Al enfrentarse a diferentes procesos de aprendizaje donde una de las principales estrategias es el aprendizaje en la acción, se motivan y validan su seguridad interna”.

De otra parte, el Instituto Nueva Escuela -ganador de la edición 2017 del Premio Tina Hills-, aún festeja que el mes pasado graduaron la primera clase de cuarto año de la escuela pública Montessori, Nueva Escuela Juan Ponce de León, en la comunidad Juan Domingo en Guaynabo.

“La comunidad soñó su escuela superior desde los años sesenta”, afirma Ana María García Blanco, directora del INE. Además, puntualiza que el logro “hace más accesible” que los alumnos de la zona aspiren a una “educación universitaria de excelencia”. “Para algunos, graduarse es el 'pasaje' a universidades y programas fuera de la isla que le dan acceso al mundo”, sostiene la directora.  

“Ver graduar a niños que estuvieron en las Casas del niño y la escuela elemental es una gran alegría. Además de que es un logro personal para cada uno de los estudiantes, es un logro colectivo para la facultad que les vio crecer y para las familias que han estado ahí siempre. Este es un logro para la comunidad”, agrega García Blanco. 

“Esa primera mirada cuando conoces a un joven que llega y luego verlo desfilar por la alfombra roja, acompañado de la persona fue su inspiración para lograr su cuarto año, es un momento de mucha emoción”.

En el caso de Nuestra Escuela, su ceremonia de graduación se celebra en septiembre, sin embargo, los sentimientos que provoca cada acto son similares a los de sus instituciones hermanas.


La música ha sido fundamental en la trayectoria educativa de Destiny Pérez León
quien tras graduarse de PECES ha sido aceptada en la Universidad de Puerto Rico,
recinto de Humacao. / Suministrada

“Graduarse para nuestros estudiantes significa haber vencido grandes desafíos, incluyendo los que nos impone el sistema en la manera en que se da el proceso de educación. Significa alcanzar un sueño que lamentablemente para muchos de ellos fue estereotipado que nunca iba a ser posible, no iban a ser capaces. Descubrir que para tú lograr algo en la vida con trabajo, con esfuerzo, con apoyo y en colectivo, lo que sea que nos propongamos lograr es posible, es bien importante”, propone Ana Yris Guzmán, directora de Nuestra Escuela.

Ser testigos del proceso ha sido un lujo para maestros y consejeros. “Hemos aprendido tanto de nuestros estudiantes, creo que nos graduamos juntos. Cada ceremonia está llena de lágrimas, de recuerdos. Esa primera mirada cuando conoces a un joven que llega y luego verlo desfilar por la alfombra roja, acompañado de la persona fue su inspiración para lograr su cuarto año, es un momento de mucha emoción”, culmina Guzmán.

 

 

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