El pie forzado de esta exhibición fue el Villancico Yaucano, composición musical de Amaury Veray, y el cuento ilustrado del Villancico, del artista Iván Camilli. Más de 50 piezas que incluyen pinturas de acrílico sobre canvas y diversos collage en material reciclado componen la exposición infantil, cuyas creaciones son el resultado de una serie de cursos ofrecidos a niños y adolescentes, coordinados por el Programa de Talleres de Arte del Museo de Arte de Puerto Rico (MAPR) y auspiciados por la Fundación Ángel Ramos. Los talleres incluyeron clases de dibujo, así como de teoría, aplicación y mezcla de color.

"Navidad para todos en SalaFAR es la tercera exposición infantil que realizamos en la Fundación. Conforme a nuestro objetivo de fomentar el cultivo de valores artístico, en esta ocasión hemos querido celebrar la Navidad con el arte de los niños de nuestro País", expresó el licenciado Rafael Cortés Dapena, presidente de la Fundación. "El arte es un medio que permite a los niños desde temprana edad expresar sus emociones a la vez que desarrollan su capacidad de creación. Junto a su alegría y creatividad festejamos el nacimiento de Jesús y lo compartimos con los visitantes de SalaFAR", añadió.

En la actividad, el artista e ilustrador Camilli ofreció un taller a los niños y niñas en el que exaltó el valor de las tradiciones puertorriqueñas y los enseñó a dibujar a Juan el verdulero, personaje principal de la canción. Los niños y sus familiares también disfrutaron de una lectura musical del villancico, entre otros cantos navideños.

"No creo que haya otro villancico como ese en Puerto Rico", dijo el Artista en conversación con OENEGÉ. "Siempre pensé que se prestaba para hacer algo para los niños. En aquel entonces (años noventa), hacía mucha falta crear libros puertorriqueños para niños, ilustrados por puertorriqueños. No había muchos libros autóctonos infantiles. Así fue que me inspiré para hacer el Villancico ilustrado".

"La cosa más linda del mundo"

La pieza del maestro Amaury Veray se estrenó el 24 de diciembre de 1951 en la Misa de Gallo de la Iglesia Santísimo Rosario de Yauco. Según una historia del periódico La Perla de Ponce, fue la soprano María Amelia Lugo Espiñeiro, quien tuvo a su cargo el debut.

Según explicó la propia intérprete a La Perla del Sur, "al mediodía de aquel lunes 24 de diciembre, Veray Torregrosa la llamó para notificarle que había compuesto un villancico y que quería estrenarlo esa noche. Lo ensayaron unas cuantas veces antes de que se encaminaran a la iglesia ubicada frente a la Plaza Fernando Pacheco. 'Pero una vez Amaury tocó los primeros acordes en el viejo órgano del templo, todo el mundo se volteó mirando hacia el coro, principalmente la parte que dice 'Yo soy un pobre yaucano...'", relató la mujer en una entrevista hace unos años.

Desde entonces, la pieza ha recorrido el mundo en las voces de artistas como Danny Rivera, María Ester Robles y Plácido Domingo, entre muchos. En Puerto Rico, es posiblemente la canción más emblemática de la Navidad.

Para el Dr. José Antonio López, guitarrista clásico, discípulo y amigo de Amaury Veray, el Villancico, sin embargo, no es un una canción popular sino un 'lied', que es un género musical del romanticismo europeo, "una canción de arte con un texto poético".

Su recuerdo de Amaury Veray como artista es que fue un hombre del siglo 19. "Al cantante de lied se le exige un registro bien agudo, requiere un virtuosismo paralelo al europeo del siglo diecinueve. Lo mismo que estaba ocurriendo en la música pianística del romanticismo, ellos lo hicieron con voz humana. Cogían textos prestados y le ponían melodías a la poesía. Él escribe el Villancico con tonalidades de sol sostenido mayor. Es una composición muy compleja".

La pieza tiene un preludio que muy pocos músicos suelen interpretar porque "es una introducción cromática, una tonalidad muy difícil en sol sostenido", explica López, quien recuerda que los villancicos son una tradición andaluza y, en el caso del yaucano, se criolliza. "Él le lleva al niñito Jesús un saquito de café y un gallito kikiriki, convierte el texto en la cosa más linda del mundo".

Veray compuso el Villancico y, según su alumno guitarrista, "se lo dedica a María Ester Robles, soprano puertorriqueña". Y es que la gran pasión del maestro Veray era la ópera, "la voz humana como arte. Y es una canción de arte, linda, fina".

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