Cruz reutiliza capas de pintura raspadas de paredes o sobrantes de pintura comercial en la exposición Estratos, que ya presenta al público doce piezas en la SalaFAR, espacio de exhibiciones de arte situado en la sede de la Fundación Ángel Ramos en Hato Rey.

Las curadoras Irene Esteves y Rebeca Vicens visitaron el taller del artista en Cupey para junto a él seleccionar doce obras, entre un cuerpo de 23, que reflejan su interés por la renovación de la materia en el lienzo. En este caso, son de madera para soportar el peso de las piezas, cuyo espesor oscila entre un octavo hasta dos pulgadas.

Antes de ser artista, mucho antes de conocer definiciones de materia o tridimensionalidad, Cruz fue un niño que aprendió con su papá a raspar paredes para retirar antiguas capas de pintura antes de pasar la nueva, con la que se revestiría el espacio de una nueva personalidad.

"Mi papá me enseñó a pintar la casa, a raspar lo viejo y a dar muchas capas de pintura. Ese cambio constante en cuanto a la idea de lo estético, qué se ve bonito y qué no, todavía me sigue llamando la atención a mis 47 años. La transformación de esos colores en las paredes, seguir el rito y pintar todos los años, garantiza que siempre una capa sale. Por eso el interés de volver a encontrar y a reconstruir".

Su taller está repleto de bolsas con pedazos de pintura retirada de paredes, así como de latas de pintura olvidada.

"Ya la gente me conoce y me guardan el material", dice Cruz sobre su fuente primaria de trabajo, quien culminó un bachillerato en Humanidades con concentración en Pintura y una maestría en Administración y Gestión Cultural, ambos grados en el recinto riopedrense de la Universidad de Puerto Rico. Justo allí el artista labora como profesor de Historia del arte y museógrafo de la Galería Francisco Oller. Además, se ocupa de la galería del Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré, en Santurce.

La vista persigue las líneas que delimitan las capas expuestas en las obras pertenecientes a la exhibición Estratos. Las capas no parecen rígidas, Cruz las reubica en formas inesperadas para ellas -curvas, círculos, ondas- y renacen en un nuevo lugar.

"Algunas de estas piezas cuentan con materiales que tienen 30 años. Por ejemplo, al remodelar la Galería Oller del recinto, arranqué la pintura y la reconstituí en estas nuevas obras. Ahora la pared se convierte en la obra que se coloca en un lienzo de madera y regresa a la pared", menciona el artista.

El enmarcado, además, es resultado del reciclaje. Todos los marcos de las obras fueron confeccionados en cedro y alguna vez fueron marcos de puerta en múltiples espacios en el país. Se usó anclaje con tornillos.

"La primera ley de termodinámica que trabaja la conservación de la materia dice que no se crea ni se destruye, solo se puede transformar. En cierta medida cada material, para constituir una nueva entidad, se transforma en sí mismo a través del tiempo; tenemos origen y final aparente. Nos vamos a transformar y yo creo en Dios, así que pienso que también seré transformado de alguna manera. La materia, aunque no tenga alma o espíritu, se sigue transformando en otras cosas y eso me llama mucho la atención porque es el reconocimiento de que es eterna".

Una abstracción cercana
Los primeros recuerdos de Cruz con respecto a esta inquietud artística lo ubican retirando pedazos de pintura de la pared.

"Voy recuperando el material y el proceso de reincorporación es más bien acentuar las capas sobre las capas. También, los sobrantes de pinturas que me dan se amalgaman con las capas y todo se vuelve a incorporar.

Como profesor de Fundamentos tridimensionales, busco la tridimensionalidad en las capas, voy tallando en la búsqueda, en el origen. Uso taladro, lija, sierra, todo lo que sirva para invadir y romper el material para buscar adentro, remover y descubrir algo".

El resultado en el lienzo de esta búsqueda y reconceptualización de la materia son imágenes abstractas creadas con diversas y añejas capas de pintura. Para su creador, las mismas gozan de una alta probabilidad de conexión con el espectador.

"¿Qué es más abstracto que pintar toda la casa de un mismo color", cuestiona Cruz, "con este trabajo trato de que todas las ideas posibles que tiene ese material salgan a la vez. Si en diez años pinto con quince colores, quiero redescubrirlos. Cuando salen de nuevo forman nuevas figuras y elementos a veces lineales, a veces orgánicos. Esto nos habla mucho de reflexionar sobre la recuperación de material, pensamos en la escasez, pero hay abundancia en todo lo que botamos".

Varias veces Cruz menciona la palabra respeto; la incluye al hablar del material que reusará, del color que descubre y del resultado de su intervención.

Una cosa es descubrir y otra muy distinta que lo hallado termine en un lienzo.

"A veces me resulta muy extraño lo que encuentro", confiesa entre risas, "pero tengo que respetar el asunto; no necesariamente es un gusto estético, sino que se trata de la idea. Aunque es bien matérico el proyecto, porque son capas gruesas de pintura, cada color representa una idea amalgamada en muchas capas. En esa transformación se pueden relacionar todos. Ya yo estoy peinando canas, todos nos transformamos y esos estratos representan todas esas capas e ideas que pueden ser múltiples".

Cada obra se cocina a fuego lento. Cruz sostiene que completar una sola puede tomarle entre 160 y 200 horas.

"No es lo mismo que pintar una imagen figurativa o un retrato, este es un proceso de deconstrucción y construcción en algo que queda, traer imágenes que estuvieron ahí hace mucho años, colores que ya no se veían".

La investigación sigue en curso. Una exhibición más amplia sobre el tema, que además integrará esculturas, está en agenda para febrero en la Galería Francisco Oller de la UPR en Río Piedras, un espacio donde Cruz se siente cómodo puesto que "nos ayudamos, somos una familia y aprendemos todos".

"Yo seguiré rebuscando en la dermis, en la epidermis y en la estructura muscular y ósea de esas capas de pintura", anticipa el artista, "cada capa es una idea que alguien trató de poner en la pared y hay que sacarlas todas".

La muestra Estratos continuará abierta en SalaFAR hasta el mediados de octubre.


Fotos por Juan Carlos Álvarez Lara

 

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