Trabajadas a mano, las piezas incluidas en la muestra retrospectiva TU Navidad, por Taller Una, ya pueden apreciarse en SalaFAR
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
Si te fijas con atención, sobre un fondo azul ultramar casi siempre hay una estrella, se asoman los Magos de Oriente, algún pequeño espera con ansias, un regalo es descubierto o nuestra flora está presente.
Esos momentos navideños que viviste en tu infancia, los que te contaron otros o los que narran nuestros cuentos, han alimentado el ingenio de las artistas Isamar Colón y Sandra Vázquez, quienes integran el binomio creativo Taller Una.
Cien serigrafías trabajadas con el método de impresión gráfica manual, demuestran los 28 años de crecimiento artístico de estas creadoras en la muestra TU Navidad, que abrió al público recientemente en la Sala de Exposición de Arte Fundación Ángel Ramos (SalaFAR), situada en el vestíbulo de su sede en Hato Rey.
La apertura de la muestra retrospectiva contó con la participación de 18 niños del Coro de Niños de San Juan, quienes ofrecieron a los invitados una trulla navideña.
"La exposición se llama TU Navidad, usando las letras TU de Taller Una, o sea la Navidad de Taller Una. Y nuestra Navidad está llena de color, de recuerdos de la niñez, de estampas que nos han compartido los amigos de esos días felices de la niñez y de las propias, de imágenes nuevas que retratan la cultura y las tradiciones de Puerto Rico y que mantienen viva la tradición de la tarjeta de felicitación", detalla Colón.
Desde su estudio en Río Piedras, las artistas egresadas del Departamento de Artes Visuales de la Universidad del Sagrado Corazón han creado imágenes serigráficas con estampas sanjuaneras que distribuyen en tiendas del Viejo San Juan todo el tiempo. Pero los últimos meses de cada año están destinados a la producción de tarjetas postales navideñas con el sello distintivo de su trabajo.
"Mucha gente lo que ve es el reflejo de sus recuerdos en ese trabajo; de las cosas que hacían, de buscar debajo de la cama, de la tradición de la fiesta de Reyes y del Rosario Cantado y por eso se identifican. Además de que los colores son caribeños, vivos", opina Colón.
Taller Una ha expuesto, de forma individual, en el Ateneo Puertorriqueño y en el Convento de los Dominicos y, de modo colectivo, en el Museo de Las Américas, todos en San Juan. Su 25 aniversario fue celebrado con una muestra en la Galería de Arte de la Universidad del Sagrado Corazón en Santurce.
De cien piezas exhibidas, solo una fue creada especialmente para la exposición en SalaFAR y es un homenaje a la DIVEDCO (División de Educación a la Comunidad), inspiración de las artistas para mantener viva la serigrafía artesanal en las tarjetas de felicitación.
“ES UNA COSA MÁGICA”
Colón, guaynabeña, y Vázquez, riopedrense, no utilizan la tecnología para crear sus piezas. El trabajo se realiza usando el método manual de impresión gráfica, lo que implica que la tinta es transferida con una “raspa” a través de una plantilla, aplicando presión moderada para obtener la imagen. Si se busca un diseño de múltiples colores, o policromático, se hacen tiradas independientes por cada color hasta lograr la imagen deseada.
"Nuestro norte siempre ha sido preservar el trabajo de taller, hecho a mano, ese trabajo que tiene todo de ti, tu tiempo, tu sudor, tu esperanza de venderlo, de que le guste a la gente y lo quiera, de que se vean reflejados. Eso es lo que hace que una persona adquiera una pieza de arte, ve algo que lo llama", detalla Colón.
Hacer esa labor de taller es mantener un modo vintage de hacer arte con trabajo físico.
"Son muchas horas que se invierten en cada pieza, pero es bien gratificante porque es la magia de la serigrafía. Tu empiezas con un papel en blanco y vas poniendo colores, cortando piezas, pasando tintas y lo que sale es una cosa mágica. Hacer una tarjeta requiere entre tres y cuatro días", asegura.
En tiempos en que la costo efectividad todo lo rige, dedicar cuatro días a crear una tarjeta rompe esquemas de lo que ahora consideramos práctico.
"Pero vale la pena", asegura Colón, "tu puedes crear el boceto, el concepto, empezar a trabajarlo, ver que los colores van cayendo según los vas imprimiendo pero ese último color siempre es una sorpresa. Decir ‘está mucho mejor que el boceto, yo lo compraría’, es nuestra medida”.
“Hay que seguir, hay que echar el país pa’ lante porque el arte te enriquece, te da vida, te trae recuerdos y te puede decir hasta de dónde tú vienes”. |
En su taller trabajan en silencio. Colón escoge los diseños, piensa en las ideas y en las posiciones de los personajes mientras que Vázquez dibuja y pinta las imágenes. Las dos cortan plantillas y usan los secadores.
“El trabajo siempre ha sido compartido completamente, Sandra y yo prácticamente ni hablamos; es como un entendido que si una empieza por hacer una cosa la otra va a hacer lo que falta para la preparación. Y sabemos cuando a una tarjeta le falta un color más que, aunque no estaba contemplado, lo necesita. Esa es la diferencia entre el trabajo de nosotras y el de otras personas, importa tanto que quede perfecto que lo que necesite se le pone”, puntualiza Colón.
Las artistas de Taller Una han podido vivir de su producción desde que empezaron a crear en el 1988. Otras compañías que trabajaban arte para postales de Navidad en esa época ya han cerrado.
“Hay que seguir, hay que echar el país pa’ lante porque el arte te enriquece, te da vida, te trae recuerdos y te puede decir hasta de dónde tú vienes. En estos 28 años el trabajo se ha vendido todo el tiempo gracias a Dios, siempre ha habido meses flojos, pero nos motiva el amor que le tenemos a la gráfica puertorriqueña. Nosotras seguimos”, finaliza convencida Colón.