Inactiva desde el 1993, la revista de la Liga de Arte de San Juan retorna en formato digital para documentar las artes visuales gestadas en Puerto Rico y el Caribe. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Revista Plástica Acabó la asignatura pendiente, “Plástica” está renovada y reformulada. La nueva versión de la revista de la Liga de Arte de San Juan ya está disponible al público de forma digital desde el 31 de enero y así retoma su labor de registrar el desarrollo de las artes visuales que generan creadores en el archipiélago boricua y la zona caribeña. Antes de explicar cómo es, repasemos cómo era. La revista especializada de la Liga de Arte de San Juan comenzó a publicarse en el año 1977 y se mantuvo activa hasta el 1993, cuando los altos costos de producción y distribución de un medio tradicional en papel provocaron su cierre. A lo largo de esos años, brindó foro a la crítica local y extranjera, consignó el paso del desarrollo de las artes visuales, y propició el intercambio de ideas sobre temas relacionados. Hoy “Plástica” es una revista digital con espacio para entrevistas, ensayos, críticas, reportajes, vídeos, fotogalerías y un calendario de exhibiciones. Su relanzamiento está impulsado por la importante subvención que le ofreció ‘En Foco: proyecto de visibilización cultural’, del Fondo Flamboyán para las Artes de la Fundación Flamboyán. El arte afropuertorriqueño es el eje central de esta nueva edición en la que se presenta la obra de artistas como Ramón Bulerín, Imna Arroyo, Pepón Osorio, Daniel Lind-Ramos, Javier Cardona y Edrimael Delgado Reyes. “Estamos tan ilusionadas y entusiasmadas con hacer una nueva aportación a la historia de las artes plásticas del país”, compartió Marilú Carrasquillo, directora ejecutiva de la Liga de Arte de San Juan, días antes del lanzamiento oficial. “Desde que comencé a trabajar en la Liga teníamos esa ilusión de reeditar la revista, pero la realidad económica del país y de las instituciones sin fines de lucro son retantes. Sin embargo, cuando Fundación Flamboyán abrió el proyecto ‘En Foco’ dijimos ‘este es el momento’. Fueron muchas solicitudes y sólo se iban a escoger cinco, pero íbamos con la confianza de la labor realizada en años anteriores y la necesidad de la revista que tiene Puerto Rico. Teníamos los objetivos claros porque era la renovación de algo muy importante y que sirvió muy bien al país”, explica la líder. “Estamos tan ilusionadas y entusiasmadas con hacer una nueva aportación a la historia de las artes plásticas del país”. Marilú Carrasquillo, directora ejecutiva de la Liga de Arte de San Juan La aprobación de la propuesta ocurrió en mayo de 2023 y en julio inició el trabajo para conformar la revista con la creación de un comité asesor, el desarrollo de una guía editorial y un reglamento. “Nos sentimos muy honrados por ese comité editorial que nos dio recursos e ideas. Íbamos definidas a que queríamos dedicar ese primer número al arte afro, es un tema que nos parece de justicia”, señala Carrasquillo. PRIMERA EDICIÓN El arte afropuertorriqueño se aborda en el contexto del Decenio Internacional para los Afrodescendientes, según proclamado por las Naciones Unidas. Encontrarás diversos escritos acerca del trabajo de artistas como Ramón Bulerín, Imna Arroyo, Pepón Osorio, Daniel Lind-Ramos, Javier Cardona y Edrimael Delgado Reyes, así como de la labor de gestoras culturales como María Elba Torres y Marianne Ramírez Aponte, entre otras. “Nos sentimos muy honrados por ese comité editorial que nos dio recursos e ideas. Íbamos definidas a que queríamos dedicar ese primer número al arte afro, es un tema que nos parece de justicia”, señaló la directora ejecutiva Marilú Carrasquillo. En la foto el artista Ramón Bulerín. “Queríamos tener una variedad de formatos porque, al ser una versión digital, nos da el espacio para hacer vídeoreportajes, diálogos grabados, reseñas, es todo un mundo completo de expresión que también trae otros retos”, sostiene la directora. Además de visibilizar el quehacer de las artes plásticas y de nuestros artistas en la isla, la diáspora y el Caribe, “Plástica” aspira a ofrecerle a una audiencia crítica contenidos en torno a creación artística, historia del arte, educación e inclusividad en el arte, entre otros temas. También se propone servir como foro para la crítica y el análisis del arte tanto en nuestro país como internacional, promover el intercambio de saberes sobre el arte, sus diversas manifestaciones contemporáneas y propiciar un acercamiento al mundo del arte más allá de nuestro país, identificando colaboraciones con ensayistas y estudiosos del arte de otras partes del mundo. Carrasquillo subraya que les ha “llenado de emoción” la respuesta positiva de los colaboradores del proyecto, quienes protegieron espacios en sus complicadas agendas para aportar a la génesis de la renovada revista. “Desde que comencé a trabajar en la Liga teníamos esa ilusión de reeditar la revista, pero la realidad económica del país y de las instituciones sin fines de lucro son retantes. Sin embargo, cuando Fundación Flamboyán abrió el proyecto ‘En Foco’ dijimos este es el momento”. Marilú Carrasquillo, directora ejecutiva de la Liga de Arte de San Juan “Estamos bien satisfechos con el apoyo de Flamboyán, de ese comité asesor, de los colaboradores y de la Junta de directores de La Liga que también tenía esa ilusión. Ellos son muy respetuosos del trabajo hecho por la Liga en estos 55 años y la revista era una cosa que tenían todos en el corazón. Creo que se unieron un montón de coyunturas y estamos orgullosas, honradas con la oportunidad y comprometidas a echar el resto para que “Plástica” vuelva a cumplir su labor de ser difusora del quehacer de las artes en nuestro país y en la diáspora”, augura esperanzada. Lee “Plástica” libre de costo en revistaplasticapr.org. Plástica Colaboradores para relanzamiento Mercedes Trelles Hernández y Susana Torruellas Leval, académicas boricuas Yolanda Wood, académica cubana Edwin Velázquez Collazo, curador y artista Welmo Romero-Joseph y Gabriela Ortiz Díaz, periodistas Comité editorial Frances Picó, María Elena Ortiz, José David Miranda, Margarita Fernández Zavala, Rafael Trelles y Melissa Ramos Borges. Marilú Carrasquillo, dirección editorial; Mariela Fullana Acosta, edición; y Rosalía Ortiz Luquis, diseño y mercadeo para ROL Marketing Studio. Fotos / Suministradas
La organización feminista de base comunitaria abrió junto a sus colaboradores en la zona suroeste de la isla un centro resiliente en San Germán y mantienen vivos los esfuerzos para culminar su nueva sede en Loíza. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé La directora ejecutiva de Taller Salud, Tania Rosario, celebró la apertura de la nueva sede ubicada en San Germán. Los proyectos en Taller Salud tienen casa. La organización que desde el 1977 trabaja para mejorar el acceso de las mujeres a la salud, reducir la violencia en entornos comunitarios y fomentar el desarrollo económico a través de la educación y el activismo, comprobó la efectividad de sus centros de resiliencia en Loíza y junto a sus aliados busca repetir el modelo en otros lugares claves en la isla. El primero es en San Germán. El 30 de noviembre de 2023, justo el día que marcó el fin de la temporada huracanes en la isla, quedó inaugurado el nuevo centro ubicado en el barrio Maresúa en la Ciudad de las Lomas, en la carretera que conecta dicho pueblo con Lajas y que además queda a 15 minutos de Mayagüez. “Empezamos a buscar propiedades y apareció esta oportunidad en San Germán. Ya arrancamos, ahí están reuniéndose grupos de distintas organizaciones y trabajando los planes de trabajo para establecer un comedor comunitario. En febrero comenzamos a adiestrar promotoras de salud comunitaria, ya hay un proyecto en marcha”, expresa Tania Rosario, directora ejecutiva de Taller Salud, ganadora del Premio Tina Hills 2021. La necesidad de servicios y espacios de reunión para diversos proyectos en la zona oeste propiciaron el esfuerzo del que hoy se benefician distintas organizaciones. En la imagen, el equipo de trabajo durante la inauguración. Pero en paracaídas no cayeron en la zona. Rosario indica que Taller Salud lleva varios años “colaborando de diversas maneras” con organizaciones en el oeste. “La mayoría son discípulas de la gran Luisa Seijo y llegan a través de la experiencia con Siempre Vivas. Hay mucho alineamiento con nosotras de grupos en Mayagüez, Lajas, San Germán, Yauco, Peñuelas y en distintas instancias de emergencias desde el huracán María, Fiona, la pandemia, los terremotos, hemos tenido distintos niveles de colaboración”, explica sobre roles asumidos por Taller Salud como agentes fiscales, apoyo en campañas de recaudación para disponer de fondos de emergencias, asesoría técnica o apoyo con brigadas. Rosario indica que la zona sur refleja “daños acumulados” marcados por una recuperación post-terremotos del 2020 que no ha arrancado (el periodo de solicitud de ayuda apenas comienza), el impacto de la migración, del cierre de hospitales y de escuelas. “Aun teniendo recursos para hacer envíos de ayuda, la infraestructura de la zona estaba tan deprimida que no tenían ni una sede para recibir donativos”. Tania Rosario, directora ejecutiva de Taller Salud “Aun teniendo recursos para hacer envíos de ayuda, la infraestructura de la zona estaba tan deprimida que no tenían ni una sede para recibir donativos. Buscamos otros aliados, hicimos otro diseño de distribución para darle continuidad y decidimos que lo que había funcionado en Loíza -tener centros resilientes establecidos- teníamos que llevarlo allá. A la mañana siguiente de Fiona, teníamos los comedores cocinando en Loíza, ni 24 horas tomó tenerlos operando y no es sólo la comida, es que generan un epicentro comunitario de trabajo y apoyo” afirmó. Ante su análisis quedó la necesidad de respaldo en Cabo Rojo, Lajas, San Germán y Hormigueros, se reunieron con grupos con los que habían colaborado por largo tiempo en el área y empezaron a hablar de la expectativa de tener una sede compartida que funcionara, entre otras cosas, como banco de alimentos, comedor comunitario y centro resiliente. En San Germán coincidieron las voluntades. “Los vecinos ya nos llaman, los comerciantes de la zona quieren ver cómo pueden apoyar; hasta ahora nos ha ido muy bien. La gente de Escape se reúne ahí de manera semanal, Impacto juventud y Siempre Vivas también la usan. Poco a poco vamos a ir poblando de programación esa casita y vamos conspirando. La meta es que podamos inaugurar el comedor el 1 de junio, al inicio de temporada de huracanes 2024”, anticipó Rosario. El proyecto pronto podría replicarse en otro municipio de la zona sur. NUEVA SEDE EN LOÍZA Así luce la fachada de la que será la nueva sede de Taller Salud en Loíza, un sueño aún por cumplirse, pero en el que ya trabajan incansablemente. Decididas a ser coherentes con el mensaje de empoderamiento que brindan a sus participantes, la organización decidió adquirir una sede en Loíza. Compraron la propiedad que ocupan en Parcelas Vieques y la que está contigua. El equipo de trabajo, compuesto por 40 empleados, está dividido entre una oficina alterna en Jardines de Loíza que mayormente ocupa personal administrativo y de dos programas de servicios, mientras que el resto permanece en Parcelas Vieques. “Hasta ahora, para las necesidades que se proyectan, incluyendo permisología, demolición, diseño y construcción, tenemos que levantar un millón y medio (de dólares). Por supuesto, como es por fases, por fases es que se está levantando. Creamos una campaña que está viva, la pusimos a correr en el verano en redes, sacamos el newsletter, no hemos hecho mucho ruido, pero como este año cumplimos 45 años vamos a darle duro”, prometió Rosario quien agregó que todavía están en la fase de obtener permisos de construcción. “La gente de Escape se reúne ahí de manera semanal, Impacto juventud y Siempre Vivas también la usan. Poco a poco vamos a ir poblando de programación esa casita”. Tania Rosario, directora ejecutiva de Taller Salud “Queremos unir a toda nuestra gente y brindar todos nuestros servicios y trabajos en un edificio. Queremos que Taller Salud tenga una sede bien bonita en Parcelas Vieques, tengo mucha confianza de que con nuestros aliados y colaboradores lo vamos a lograr”, culmina la directora de Taller Salud. Para conocer más de su labor y aportar a sus esfuerzos de recaudación de fondos, visita tallersalud.com. Fotos / Suministradas
La organización Apoyo a padres de niños con impedimentos (APNI) lleva 46 años viabilizando que sus participantes puedan desarrollarse al máximo. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Cuando una familia con algún integrante discapacitado llega a la sede de la organización Apoyo a padres de niños con impedimentos (APNI), sus empleadas detienen las labores para atenderla. “Aquí puede estar pasando lo que sea, entra una familia por esa puerta y ellos son la prioridad; sabemos que cuando llegan aquí es porque ya no pueden más”, reconoce Celia Galán Rivera, directora ejecutiva de APNI, acerca del protocolo de recibimiento. Los retos económicos y emocionales que enfrentan los padres para manejar las condiciones específicas de cada hijo o hija discapacitada no son un secreto y, muchas veces, les impiden estar al tanto de la diversidad de servicios a los que tienen derecho para mejorar su calidad de vida. Orientar, canalizar y ofrecer respaldo ha sido la misión de APNI desde que fue fundada en el 1977 por Carmen Sellés, Vda. de Vilá, tras experimentar de primera mano la situación con su hija, Johanna, paciente de síndrome Down. Galán comenzó a laborar en la organización como voluntaria en sus campamentos de verano, cuando cursaba escuela superior y bachillerato. Hace 14 años es su directora ejecutiva. “Los campamentos fueron una de las experiencias más ricas trabajando con esta población con necesidades especiales. Los jóvenes que llegaban a trabajar, cuando veían a los participantes con impedimentos bien significativos mientras recibíamos adiestramientos decían: ‘que no me toque ese’. Al final de campamento, el que estaba a moco tendido encima del estudiante era el voluntario porque esa despedida se les hacía bien difícil”, rememora. “Una de las cosas que más me tocó fue ver el compromiso de esas madres y padres cuando tienen un hijo con esa condición, a pesar de todas las circunstancias son madres fajonas para conseguir los servicios que esos niños necesitan. Me marcó que muchas veces el desconocimiento de condiciones o de oportunidades nos priva de tener una relación maravillosa con ellos. Cuando conocemos una persona con impedimentos, cuando les damos la oportunidad, nos hacemos personas más sensibles y por eso es la importancia de la inclusión, que los niños con impedimento tengan la oportunidad de estudiar o interactuar con niños típicos porque el aprendizaje es mutuo, especialmente al socializar y jugar”, señala Galán. Al repasar la historia de la organización, la directora relata que APNI comenzó con una propuesta del gobierno federal y ubicaba frente al Hospital Auxilio Mutuo, en Hato Rey. Debía ser un centro de información para familias de niños con discapacidades múltiples o impedimentos significativos, que en esa época no tenían derecho de ir a las escuelas. El Congreso estadounidense aprobó la ley 94-142, que después de muchas enmiendas es hoy conocida como Ley IDEA, que aporta fondos para la educación especial en Puerto Rico. La ley establece que cada estado o territorio debe tener un centro de información para progenitores o custodios de esta población. APNI se funda con esos fondos del Departamento de Educación federal y los ha mantenido desde entonces, con renovaciones cada cinco años. Se precian de que nunca han tenido señalamientos de mal uso de fondos de ninguno de sus donantes. MANO A MANO La entidad lleva 46 años operando en San Juan y ofrece servicios a toda la isla. La organización ofrece orientación, cuenta con intercesoras que median entre los padres y las agencias de gobierno para garantizar los servicios y beneficios de sus hijos, brinda apoyo sicológico, asistencia única para emergencias y anualmente hace su esperado campamento de verano de tres semanas en una escuela cedida por el Departamento de Educación. Cuando disponen de fondos, permiten un respiro a padres al enviar cuidadores cuando deben cumplir con gestiones importantes. Ya trabajan en un proyecto piloto para que jóvenes con discapacidad puedan mejorar la calidad de vida de adultos mayores solos en hospitales, al entregarles artículos de primera necesidad y hacerles compañía. Debutarán este año como Centro de información con la población sordociega en la isla y le ofrecerán asistencia técnica a familias y escuelas, especialmente con el lenguaje de señas tactil del que precisan para comunicarse. Todos los servicios son gratuitos. Galán destaca, en torno a las familias que atienden, que “la mayoría son madres solas y las que tienen hijos con impedimentos significativos estaban en una depresión terrible en la pandemia, fue bien estresante”. “Creamos un proyecto de apoyo emocional donde ofrecemos capacitaciones de cómo lidiar con el estrés, dónde buscar ayuda y cuando identificamos situaciones más difíciles damos apoyo individualizado. Se han dado unas dinámicas bien bonitas porque muchas veces identificamos otras necesidades -como falta de alimentos o de algún servicio- y buscamos cómo trabajarlas”, explica. La asistencia de APNI no se limita a conseguir los servicios del Departamento de Educación, sus participantes suelen lidiar con condiciones médicas por lo que hay que contactar al Departamento de Salud o al Departamento de la Familia. La dificultad económica también afecta en distintos grados a cada núcleo. “En un año atendemos 25,000 participantes y en los últimos 46 años han sido más de 500,000. No cobramos por nuestros servicios, por eso es tan importante que nos lleguen a tiempo los donativos legislativos y recibir aportaciones privadas”, señala Galán. DICE LA LEY APNI se rige por las leyes estatales y federales para servir a menores de edad con discapacidad y educa a los padres para que puedan reclamar los servicios adecuados a sus hijos. En principio el desconocimiento provocó roces con agencias gubernamentales, pero han quedado atrás “porque tanto ellos como nosotros tenemos la responsabilidad de servir a estos niños”. “Hemos logrado grandes cosas, pero todavía hay mucho que hacer en educación especial. Ahora soñamos con tener los fondos para adquirir una estructura en la que podamos atender a adultos con impedimentos y ofrecerles servicios recreativos, educativos y de salud”, explica Galán sobre las gestiones que han hecho para adquirir una escuela en desuso con estos fines. En cuatro décadas han logrado sortear las dificultades burocráticas y conocen mejor a su cambiante población. “Hemos aprendido a trabajar en colaboración. Hemos entendido la importancia de sentarnos todos en la misma mesa y buscar soluciones para los problemas que tienen estos niños y sus familias. Tú puedes darle la información a la familia, pero si no tienen las destrezas, no pueden hacer valer sus derechos. Así que nos hemos dado cuenta de que hay familias a las tú solamente tienes que darle la información y ellas lo logran, pero va a haber otras que las tienes que llevar de la mano”, dice la directora acerca de las 26,000 familias alrededor de la isla que los perciben como aliados. “Son tantos los estresores que necesitan ese refugio a donde llegar, tocar puertas y que me escuchen, que me atiendan y me ayuden”, acaba Galán segura de que APNI lo es. Por eso su puerta siempre está abierta. Más información de la gestión de esta organización en Facebook @APNI Apoyo a Padres. Fotos y vídeo: Javier del Valle
El grupo de intercesoras que la organización Apoyo a padres de niños con impedimentos (APNI) pone a disposición de las familias, impulsa oportunidades más justas de educación. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Celia Galán Rivera, directora ejecutiva de APNI La pregunta es constante: “¿quién me ayudará?” Algunos padres solo requieren información y dirección en el proceso de asegurar que sus hijos con discapacidad reciban la atención que por ley el Estado debe brindarles para optimizar su desarrollo. Otros precisan de compañía en el proceso y para eso están las intercesoras de la organización Apoyo a padres de niños con impedimentos (APNI). Cinco intercesoras ofrecen servicios costeados por APNI a familias en distintos puntos de la isla. Se trata de personal altamente capacitado en las leyes estatales y federales, así como en los reglamentos que dictan la pauta en la asistencia a la población de educación especial en Puerto Rico. Cuando un padre o una madre llama a APNI, coordinadoras escuchan su problema, le orientan, canalizan servicios hacia las agencias responsables y determinan si requieren de los servicios de una intercesora. Estas suelen escuchar distintas versiones de una misma situación: el DE ha incumplido con algún servicio y no han podido reclamarlo. “Muchos padres conocen los procesos, pero de todas maneras hay una dificultad en la comunicación con Educación. A veces te dicen ‘dije que iba acompañado de una intercesora y de repente apareció la evaluación que llevo pidiendo hace un año’. Más allá de no tener conocimiento, la traba la pone el Departamento de Educación al negar el servicio a los que tienen el derecho, por eso nuestra labor de intercesoras es importante”, explica Maricarmen Guadalupe Torres, intercesora de APNI hace un año para todas las regiones educativas de la isla situadas en Arecibo, Bayamón, Humacao, Mayagüez, Ponce y San Juan. Muchas veces los padres tienen el conocimiento, pero no son asertivos en la comunicación, superados por las emociones. “Te dicen ‘no me salen ni las palabras’. Las intercesoras somos ese apoyo de primero escucharlos, luego apoyarlos en el proceso y ser una voz en esas reuniones. Le sorprendería la cantidad de padres con sentimientos a flor de piel porque no pueden creer que les denieguen tantas cosas, y los ayudamos con ese sentimiento de impotencia”, agrega Guadalupe.“La dinámica cambia cuando APNI está en una reunión (con alguna agencia gubernamental)”, confirma Celia Galán Rivera, directora ejecutiva de APNI. “Y lo digo no porque seamos controversiales, APNI todo lo basa en la ley y el personal de APNI conoce cuáles son los procesos para que esos servicios se ofrezcan. Cuando a veces nos llama una familia y te dice ‘llevo tantos meses pidiendo un servicio, una terapia, una evaluación y no me atienden o me dicen que eso no lo paga el Departamento, que no se puede’ y le envío un intercesor que, previo a la reunión, ha leído el expediente de ese niño, las necesidades y las recomendaciones de especialistas, van preparados. No son abogadas, son intercesores que conocen muy bien la ley, los procedimientos y se van a asegurar que, si eso está recomendado por un especialista y está en el programa educativo individualizado de ese niño, el servicio se le ofrezca”, destaca Galán. El servicio de intercesoras es subvencionado con fondos de donativos legislativos que otorga anualmente la Comisión Especial Conjunta de Fondos Legislativos para Impacto Comunitario. “Por eso es tan importante que llegue a tiempo ese dinero para que el participante reciba el servicio; eso hace una diferencia en que un niño esté bien servido y pueda estar en un salón de clases”, expone Galán. LOS FONDOS EXISTENHace cinco años Flavia Deus Barbosa integra el grupo de intercesoras de APNI. “Somos consejeros profesionales que orientamos a las familias en los derechos que cobijan a los estudiantes de educación especial”, describe acerca de los beneficios en leyes y reglamentos estatales y federales como la Ley IDEA o el Manual de Procedimiento de Educación Especial, “cuando alguno de estos derechos se ve vulnerado, entramos a orientar a las familias”. Muchas veces denegar un servicio no obedece a falta de fondos ya que el Departamento de Educación cuenta con ellos. “No entendemos por qué se niega a brindarlos cuando tienen los fondos, es algo inexplicable porque, por ejemplo, en el caso de los fondos federales, si no se utilizan se devuelven”, lamenta Deus. Por lo general, los rechazos de servicios están relacionados a contar con asistentes de servicios de apoyo al estudiante, asistentes de enfermería, transportación ya sea por porteador o por guagua escolar y a evaluaciones para recibir terapias recomendadas por especialistas que van desde las básicas hasta equino terapia o acuática, entre otras. Se trata de las terapias que fueron recomendadas y aceptadas en una reunión del Comité de Planificación y Ubicación (COMPU), que debe reunirse una vez al año, como mínimo, antes de comenzar el año escolar. La organización Apoyo a padres de niños con impedimentos (APNI) fue fundada en el 1977 en San Juan. “La reunión debe ser en marzo, cuando se determina la ubicación del estudiante: en qué escuela pública o privada, por compra de servicios que pague el DE por necesidad específica, estudiará. Siempre van a estar en la reunión la mamá o el papá, el facilitador del DE que toma decisiones y conoce los servicios, la maestra de educación especial, puede estar también un sicólogo, un trabajador social, alguna maestra de una clase particular. El padre tiene derecho a llevar un intercesor o abogado. También puede estar el director de la escuela, pero no es indispensable", explica Deus. Las reuniones se realizan en la escuela pública donde está matriculado el alumno y, si se trata de un colegio, en la oficina regional de educación especial. “Los padres dicen que los tratan mejor cuando hay intercesoras, que no les niegan servicios de manera indiscriminada cuando están acompañados en las reuniones. Si dicen algo que no tiene sentido para negar un servicio, le pedimos que lo pongan por escrito en la minuta”, dice la intercesora Deus. El escrito es la base para una futura querella que se radica en la Secretaría legal del DE, un proceso administrativo en el que los jueces (que son abogados) revisan la petición y determinan que se resuelva mediante mediación o conciliación. Si no ocurre, pasaría a una vista administrativa. Por ejemplo, en una reunión de COMPU se determina la necesidad de que el estudiante cuente con una asistente de servicio tipo T1. Se enmienda el Programa de Educación Individualizada del Estudiante (PEI) para incluirlo y el servicio no se presta. El próximo paso es radicar una querella. “Son muchos los papás que se quitan y se van para Estados Unidos porque no aguantan el sistema. A veces dicen que no es necesaria una terapia porque el estudiante cuenta con salón recurso, pero ese apoyo es en Matemáticas, Español o Inglés, no es lo mismo que una terapia educativa que trate, por ejemplo, la dislexia. La maestra de Educación especial domina muchas cosas, pero hay otras que no son su expertise. Ahí los padres tienen que hacer una querella para que se le brinde el servicio a su hijo”, indica Deus. Su empatía con las familias que atiende es máxima ya que ha calzado sus zapatos. Sus hijos Vincent y Dante, de 11 y 6 años respectivamente, requieren de servicios especiales por autismo y problemas del habla. “Yo he padecido todo lo que pasan estas madres, tengo empatía porque he estado y muchas veces estoy en el lugar de ellas. Es difícil no involucrarse, se establece una relación con la familia que dura con el paso de los años; uno pasa tantos malos ratos que cuando logras el objetivo es como si me pasara a con mi nene”, culmina Deus. Más información de la gestión de esta organización en Facebook @APNI Apoyo a Padres. Fotos y vídeo: Javier del Valle
Artistas participantes de la Tercera Bienal SalaFAR, en el Museo de Arte de Puerto Rico, comparten impresiones sobre la experiencia. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Esta vez no fueron filmados mientras trabajan en la soledad de sus talleres. En un nuevo vídeo, los artistas cuyas obras integran la Tercera Bienal SalaFAR, en el Museo de Arte de Puerto Rico, se reencuentran con sus piezas al descubrir el montaje en la sala Guillermo y Bertita Martínez, y con emoción comparten sus impresiones. Antes de que el público tuviera acceso a la muestra, los artistas Zuania Muñiz Meléndez, Jorge Rigau, Jun Martínez, Margosa Rodríguez, Dhara Rivera, Rosario Fernández Esteve, Eduardo Cabrer, Julio Lugo Rivas y Tari Beroszi fueron invitados a disfrutarla en privado. El vídeo a continuación, logrado por Javier del Valle, consigna la energía que marcó la apertura de la exposición el pasado octubre e invita a los creadores que asistieron al evento a contextualizar en el presente su obra. El curador del MAPR, Juan Carlos Quintero, se ocupó de la curadoría de la exposición colectiva que reúne piezas exhibidas entre los años 2018 y 2023 en la Sala de Exposición de Arte Fundación Ángel Ramos (SalaFAR) en Hato Rey. El diseño de la exhibición en el museo estuvo a cargo del artista Alberto Rigau. Cuando la fotógrafa Zuania Muñiz Meléndez se enfrentó a los cuerpos humanos y a las flores que marcaron su participación, destacó que “en mi mente fue una retrospectiva de mi trabajo porque ha evolucionado y ya casi no incorporo flores y tampoco casi incorporo personas”. “Es lindo ver un homenaje a mis inicios en mi trabajo como artista”, opinó. Al ver la instalación que presenta, la artista Dhara Rivera confirmó que “mi trabajo siempre es cambiante”. “No importa donde lo monte, siempre va a cambiar algo”, aseguró sobre esta tercera ocasión en que la obra se despliega al público. Al arquitecto Jorge Rigau le complació “ver la arquitectura incluida entre varias manifestaciones del arte”. “Creo que subraya o reafirma la idea de que la arquitectura es arte, algo que me parece relevante”, destacó. Para la fotógrafa Rosario Fernández, “nada se compara con exhibir en este hermoso espacio, estar en un museo y en el Museo de Arte de Puerto Rico”. “No es lo mismo tener un solo show que compartirlo con los colegas”, dijo admirando la obra de sus vecinos inmediatos en la sala. De otra parte, Eduardo Cabrer recordó que trabajó en el 2018 las obras que se exhiben en la Bienal SalaFAR y en ese entonces “el reto era encontrar las frutas para los bodegones”, puesto que aún vivíamos las secuelas del huracán María. “Con el tiempo puedo verlas con otro punto de vista, -como quien dice ‘el tiempo sana las heridas’-, tiene un hilo conectivo con (Francisco) Oller y puedo disfrutar nuevas interpretaciones”, expresó. La fotógrafa Tari Beroszi vio de nuevo sus fotografías marcadas por el tono rojo. “Uno hace arte para uno como artista, pero también para compartirlo con los demás”, definió, “la obra habla por sí sola de colores, formas y texturas, pero también cuando la gente la mira le dice algo y la gente interpreta; se completa el círculo desde que el artista la imaginó”. El creador Julio Lugo Rivas lucía orgulloso de ver sus piezas en una sala del museo santurcino. “Ver la obra rodeada de la de otros artistas le da una dimensión mayor. Son como mis hijos, uno se alegra de verlas con otra luz, en otro contexto”, aceptó. Resaltó el trato recibido en el proceso de conformar la Bienal SalaFAR. “Nos hemos sentido valorados, mimados y ha sido una gran experiencia para todos”, confesó. No creas que esto fue lo único que comentaron los artistas. Para saberlo todo sobre nuestra conversación en la que también definen el Puerto Rico en el que hoy crean, disfruta el vídeo. Los nueve artistas que protagonizan la 3ra Bienal Sala FAR que, actualmente, se exhibe en el MAPR reflexionan acerca de la exposición colectiva y de su obra en el contexto de su creación y del presente.