Jueves, 28 Marzo 2019 14:57

Cumple 30 años la Ley 54

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Las especialistas Esther Vicente, Nirvana González, Tania Rosario y Mercedes Rodríguez evaluaron la Ley 54 que cumple 30 años y los factores que mantienen viva la violencia de género en nuestra sociedad.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé


Tania Rosario. Foto / Javier del Valle

Flor Soto escuchó a una de sus hijas decir: “Mami, vete que te va a matar”. Lo próximo que llegó a sus oídos fue el sonido de tres detonaciones. I,2,3. Así acabaron las vidas de sus dos hijos y de su esposo, quien luego de asesinar a los pequeños se suicidó.

Con el impresionante testimonio de Soto, compartido vía vídeo, dio comienzo el conversatorio sobre violencia de género, “La violencia que nos arropa: ¿qué hacemos?”, el cual se inserta en la serie “Repensando a Puerto Rico” que coordina la Fundación Luis Muñoz Marín (FLMM). Su directora, Linda Hernández, dio la bienvenida a los participantes.


Esther Vicente y Nirvana González. Foto / Javier del Valle

Una veintena de personas de todas edades asistió al evento gratuito celebrado la noche del pasado jueves 21 de marzo, en la sede de FLMM situada en la marginal del expreso de Río Piedras a Trujillo Alto. Participaron la licenciada Esther Vicente, una de las creadoras en el 1989 de la “Ley para la prevención e intervención con la violencia doméstica”, mejor conocida como Ley 54; Nirvana González Rosa, líder feminista; y Tania Rosario, directora de la organización sin fines de lucro, Taller Salud.  La conversación fue moderada por la sicóloga Mercedes Rodríguez López.

“Que no esperen más, busquen ayuda a tiempo que todo tiene remedio”, exhortó Soto al finalizar el vídeo a las mujeres que se sientan amenazadas mientras que a las autoridades les recordó que “esto es algo serio, real”. “El hombre cuando va a matar, mata”, dijo aludiendo a que, en su caso, la policía alertó a su esposo acerca de la querella que ella radicaría lo que detonó el desenlace del suceso ocurrido en los 90’s.

La mujer, quien se ha especializado en el tema y se ha dedicado a educar en torno a este, se encontraba en la audiencia acompañada de una hija nacida después de la tragedia.


Momentos en que se compartió el emotivo testimonio de
Flor Soto. Foto / Javier del Valle

De ahí en adelante, Rodríguez encaminó el conversatorio hacia temas puntuales como la percepción actual sobre el tema de la violencia de género, el modo en que aún se entiende el alcance de la Ley 54 o los factores fundamentales para salir airosos de situaciones de violencia de género como sería el acceso a fuentes económicas para la mujer, educación de género y atención por parte de las autoridades de justicia -policía y tribunales- al modo en que la perjudicada se comporta durante el proceso ante su agresor, entre otros.

González señaló que es vital “hacer cambios estructurales alrededor del tema de la violencia” y observar nuevamente la ley que ya cumple treinta años, con miradas intersectoriales que incluyan agencias gubernamentales de salud, la policía y tribunales.

“Debemos tomar medidas para combatir las formas de discrimen y las prácticas que mantienen el discrimen contra las mujeres”, apuntó, de otra parte, Vicente.

Vicente recordó que la protección de los ciudadanos, específicamente de la mujer, no es opcional y viene avalada por organizaciones internacionales cuyos integrantes han acordado que los Estados tienen el deber de cumplirlo

EN PELEA DE PAREJAS…


Participaron en el conservatorio Mercedes Rodríguez, Esther Vicente,
Nirvana González y Tania Rosario. Foto / Javier del Valle

Por otro lado, Rosario alertó en torno a la “normalización de la violencia”. “Si una denuncia pone en peligro a la mujer que denuncia es porque hay violencias normalizadas. Hay confusión hasta en el tema de hasta dónde te metes en peleas entre parejas. La construcción de género incide en la violencia; mata también al hombre si eres joven, pobre o negro”, dijo la líder de Taller Salud.

Los sistemas de apoyo le han fallado más de una vez a las mujeres denunciantes y revisar cómo pueden fortalecerse es un requisito. “El 100% de las mujeres que perdieron la vida el año pasado por la violencia de género siguieron los pasos, hicieron todo lo que tenían que hacer y esas vidas importan. Hay que forzar la conversación sobre esto”, insistió Rosario.

“Deben decirle ‘oye, hermano, primo, puedes cambiar, busca ayuda’. La violencia es una conducta aprendida y se puede desaprender”. 

¿Cómo le cumple el Estado a una mujer que busca protección en medio de situaciones de violencia familiar? Vicente enumeró algunas formas: cuando contesta adecuada o contundentemente desde el tribunal, cuando implanta órdenes, cuando le cree a las personas cuando llaman al cuartel de la policía y dicen ‘tengo una orden de protección contra una persona y está al frente de mi casa”, cuando dispone recursos para atender este problema.

Por otra parte, Rodríguez resaltó que el incumplimiento constante de la ley por parte de profesionales que deben utilizarla y la excusa de que es inefectiva “por culpa de la mujer” cuando elimina las querellas -usualmente por miedo-, son algunas de las críticas constantes a la misma.

“A nadie se le ocurre decir ‘vamos a eliminar la ley de asesinato en Puerto Rico porque siguen matando gente, pero algunos quieren eliminar la Ley 54”, sostuvo la sicóloga.

Se informó que en promedio se radican 30 mil querellas anuales mediante la Ley 54 en Puerto Rico. Luego de la baja poblacional que ha enfrentado la isla, los números de querellas se mantienen en 20 mil.

“La convicción no debe ser la medida del éxito de la ley”, afirmó Vicente.

POBREZA, UNA PIEDRA EN EL ZAPATO


Linda Hernández, directora ejecutiva de la Fundación Luis Muñoz Marín,
dio comienzo a la actividad. Foto / Javier del Valle

Rosario se mostró sorprendida de la ausencia de peritaje en neurociencia o en efectos del trauma en el comportamiento humano, mientras se investigan casos de violencia doméstica.

“Los mensajes que recibimos son confusos; si un niño interrumpe es un líder, si una niña interrumpe es mal educada. De la noche a la mañana no eres la persona que sabe poner límites y decir lo quiere. Este es un mundo de cambios lentos. Somos el resultado de comportamientos y traumas”, declaró Rosario.

“La inmensa mayoría de las mujeres lo que quiere es que la dejen en paz, quitárselo de encima. Nada más. No quiere acusarlo criminalmente porque, muchas veces, es el padre de sus hijos, y mucha gente no lo quiere entender”, explicó González sobre comportamientos femeninos ante su agresor.


La sicóloga Mercedes Rodríguez fungió como moderadora.
Foto / Javier del Valle

En esa misma dirección, Vicente señaló que la mujer denunciante debe sentir que las puertas de la casa de alguien de confianza están abiertas para ella. Y, en el caso del agresor, sus familiares deben responsabilizarlo por el acto violento y no “pasarle la mano”. “Deben decirle ‘oye, hermano, primo, puedes cambiar, busca ayuda’. La violencia es una conducta aprendida y se puede desaprender”, puntualizó la abogada.

Todas las participantes coincidieron además en que la precaria situación económica de la mayoría de las mujeres en la isla debilita su confianza y sus posibilidades de alejarse de ciclos de violencia doméstica. Se estima, según el censo, que unas 500 mil mujeres en el país no tiene empleos remunerados. Y las que sí lo tienen, enfrentan una marcada disparidad en su salario con respecto al hombre.

“La mujer es el doble de pobre de lo que es el hombre; ellos ganan un promedio de $20 mil anuales mientras que ella solo $9 mil”, acabó Rosario al referirse a escalas de pobreza.

El conversatorio concluyó con intervenciones del público.

Fotos: Javier del Valle

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