Miércoles, 18 Diciembre 2019 19:51

Premio Tina Hills 2019: Finalista, Caras con Causa

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El conocimiento lo tienen, la capacidad también. Por eso Caras con Causa comienza a recoger los frutos de su labor para eliminar la pobreza en comunidades de Cataño y Guaynabo norte.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé

Las caras de la pobreza son múltiples, superan la idea de un toldo azul sobre una casa frágil y la organización Caras con Causa lo comprendió desde que empezó a actuar en la zona norte de Guaynabo y en el pueblo de Cataño desde el año 2004. ¿Qué hacen? Acompañar, educar, encaminar una nueva percepción de la vida, concienciar sobre la naturaleza y la búsqueda de posibilidades para residentes en comunidades como Vietnam, Sabana, Amelia, Puente Blanco y Juana Matos, entre otras.

Michael Fernández Frey, director y fundador de la organización, asegura que el rol principal de la misma es “acompañar a la comunidad, escucharlos y entender su visión de lo que podría ser, dentro del contexto que están enfrentando, y junto a ellos desarrollar proyectos que puedan alcanzar esa visión enfocada en ganar esa calidad de vida”.


Michael Fernández Frey y Taylis Medina Díaz.

Caras con Causa define la pobreza como una carencia de acceso y capital a la calidad de vida, entendida según seis principios del desarrollo humano: vivienda, ciudadanía, educación, salud, oportunidades de empleo y democracia.

“Lo que hemos visto es que la marginación ha sido perpetuada históricamente en Puerto Rico y que es difícil salir de ella, y la manera en que nosotros trabajamos con ese tema es sumergiéndonos en la pobreza y en la realidad de la comunidad y entendiendo desde ahí qué activos existen en la comunidad y a su alrededor sobre los cuales la comunidad pueda levantarse”, puntualiza Fernández.

Los participantes de programas que brindan tutorías y mentoría luego de salir de la escuela o de acceso a la reserva natural de la zona mediante el proyecto “Raíces urbanas”, entienden que están en desventaja.

“Esa carencia se puede superar desde la capacidad del individuo. Estamos enfocados en potenciar al individuo para su autorrealización, pero tomando en consideración que ese individuo es más fuerte cuando se une a otros y que dentro del colectivo es que entonces podemos empezar a crear el cambio. Por eso es que nuestro acercamiento es holístico y no es un servicio el que proveemos, es un acompañamiento que tiene que ir de la mano con una visión de autogestión comunitaria”, propone el fundador de la organización.

Para la mayoría de la población, quizás la pobreza se asocie solamente con una persona que no tiene dinero o que vive en una casa maltrecha. “Pero esto tiene más facetas”, advierte Fernández.

Menciona que con toda probabilidad, “esa persona que vive en ese hogar tiene hijos que acuden a una escuela que no funciona correctamente, y de regreso atraviesa puntos de drogas y muchas barras”.

“Y llega a la casa y está solo porque mamá o abuela están trabajando ya que, al no tener educación, no consiguen un trabajo que les permita elevar su rango socioeconómico y les dan los peores turnos. Y si con suerte vive también con papá, sabe que trabaja manteniendo el punto y que su trabajo empieza por la noche y por la mañana te levantas sin saber si lo vas a volver a ver. Y ese trabajo es una opción si no te gradúas de cuarto año o si te gradúas, pero no tienes la preparación necesaria para culminar un bachillerato”, expone a manera de ejemplo.

“Hay muchos boquetes y se expone a muchos riesgos”, resume Fernández la vida de muchos participantes de los programas de la organización. “Pobreza es un contexto y se reacciona a eso. Por eso les hablamos mucho de la resiliencia y vemos cómo lo integramos a los proyectos para que entendamos que podemos tener una meta mayor e ir por ella, pero para eso tenemos que tener destrezas”.

‘MISI, ¿PODEMOS AYUDARTE?’

Tailys Medina Díaz lo entendió pronto. Tiene 14 años, pero comenzó a aprovechar las tutorías que ofrece Caras con Causa desde primer grado. “Me han ayudado mucho, mucho”, confesó. Mejoró mucho mis notas y mis métodos de estudio no eran tan buenos y ahora son excelentes. Antes yo sentía que realmente no lo iba a lograr y ahora solo lo que digo es ‘lo voy a lograr’, ‘voy a ser mejor persona’, ‘voy a hacer todo lo que me proponga’”.

Con ella coincide la madre voluntaria del programa, Tarin Díaz Pérez. Asegura que tanto a su hija como a ella la organización les ha ayudado “a crecer como personas”. Aplaudió el “cambio positivo” que logran el apoyo “sicológico, motivacional, valores y educativo” que imparten.

“Incluso cuando pasó el huracán María, ellos fueron los únicos que abrieron el centro de tutorías y siguieron con los estudiantes para que cuando empezaran la escuela ellos no se nos atrasaran. Ellos le enseñaron a los jóvenes el valor de los estudios, de la naturaleza, ellos hicieron sus murales, les enseñaron a sembrar cosas que normalmente en ninguna escuela lo dan. Ellos nos enseñan a nosotros los padres a luchar por los derechos de nuestros hijos y que le brinden la educación que merecen”, sostiene.

“Tengo un deseo extraordinario de que Puerto Rico sea lo que nosotros queramos que sea y no lo que dicte otro”.

Cuando visitan las zonas naturales, sus participantes se topan con la bióloga Diana Ferro Díaz, coordinadora del programa “Raíces urbanas”, quien indica que el mismo se basa en dos partes: la reforestación del humedal y la parte educativa.

“Nosotros recibimos visitantes y estudiantes que tienen esa oportunidad de ir a la reserva y tomar el recorrido educativo para que aprendan del ecosistema que es la ciénaga y los componentes sobre la fauna y la flora que se encuentra en ellos y cómo uno los puede proteger y conservar”, detalla.

Agrega que tras la interacción con la naturaleza, “tú ves esa transformación, ese cambio en ellos”. “Primero es: ‘no, yo no quiero entrar’ y después es: ‘misi, ¿podemos ayudarte?’ porque hay muchos niños que he tenido conversaciones con ellos que es esa cultura de si mamá y papá no llegan a terminar su cuarto año ni llegan a la universidad, por qué yo lo voy a hacer. Poco a poco nosotros los vamos llevando de la mano hasta que lo logran; si ellos quieren, lo logran”, cuenta conmovida.

De solo recordarlo se emociona, porque atestigua un momento de cambio de un participante. “Cuando descubren que son capaces de lograrlo, que tiene ese gran potencial, cambian por completo”, insiste Ferro.

El director de Caras con Causa se nutre de historias como esa para seguir, aunque muchas veces sea cuesta arriba. “Tengo un deseo extraordinario de que Puerto Rico sea lo que nosotros queramos que sea y no lo que dicte otro”, subraya e invita a “hacernos valer por nosotros mismos”. “Pues sí, salgamos de casa y vamos a meter mano”, exhorta para involucrarse en la labor voluntaria.


 

Caras con causa

¿Qué aspiran lograr?

Impulsar el desarrollo comunitario sostenible junto a comunidades de Cataño y Guaynabo como Vietnam, Sabana, Amelia, Puente Blanco y Juana Matos, entre otros residenciales públicos de la zona. Erradicar la pobreza para que abunde la calidad de vida en comunidades marginadas con un acercamiento holístico en cuatro áreas programáticas: participación comunitaria, educación, ecología y desarrollo económico comunitario. Se definen como colaboradores de la comunidad por lo que incentivan alianzas con comunidades, la academia, el sector privado, el gobierno, grupos cívicos y voluntarios.

 

Un logro significativo reciente

Mantener los servicios de manera ininterrumpida logrando atender en el 2018 más de cinco mil participantes que hoy no forman parte de las estadísticas fatales.

 

Año de incorporación: 2004

Voluntarios: 970

Personas servidas en el 2018: 1,060

Personas servidas en su trayectoria: 15,000

 

 

 

 

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