Los Promotores de Paz que adiestra la organización sin fines de lucro, Fundación Alto al silencio, están decididos a detener la situación. Este año, un centenar de ellos se acercó voluntariamente a dicha fundación para conocer aspectos relacionados al origen de esa conducta, maneras de concienciar a las nuevas generaciones en torno a ella y cómo encaminar mejor tanto al que tiene tendencias violentas como a su víctima.
“En febrero de este año dimos 283 charlas alrededor de la isla y pudimos impactar 14,769 personas”, explica entusiasmada Ada Álvarez Conde, directora ejecutiva de la Fundación Alto al silencio.
Desde hace doce años, Álvarez está vinculada a esfuerzos dirigidos a erradicar la violencia de género. De esa inquietud nacieron los talleres que ofrece desde el 2006, la creación en el 2013 de su fundación y el libro “Lo que no dije”.
La publicación recoge vivencias de mujeres que enfrentaron la violencia y el acecho, y ella es una de ellas. A los quince años, Álvarez tuvo que radicar una orden de protección por acecho para garantizar su paz.
“Fui víctima de violencia emocional en una relación en la que había mucho control y monitoreo, en la que estaban también el perseguir y las llamadas constantes. En el momento no me di cuenta de que era violencia, pero cuando estuve de interna en Prensa Comunitaria, luego de una asignación, llené un cuestionario sobre violencia doméstica y su efecto en los jóvenes y ahí lo entendí”, detalla la directora quien además es profesora de Comunicación en la Universidad del Sagrado Corazón.
“El primer paso es el reconocimiento de lo que es maltrato y eso es lo más difícil porque piensas ‘¡cómo va a ser!’. Las cosas que te decía pensabas que eran algo cute y después viene el shock de entender que ‘esto no está bien’. En mi caso me ayudó que fue algo que se hizo bien evidente, lo traté de dejar, pero me empezó a perseguir y ahí vi en mi cara la confirmación”, rememora Álvarez aquel noviazgo.
La noción que se impone en la sociedad boricua es que la violencia entre parejas se limita a la adultez, ni consideran que se den situaciones similares en etapas tempranas. El reciente caso de la joven de 13 años, Yomaira Hernández, que murió tras el ataque por parte de su novio de 19 años, Wilson Meléndez quien le causó quemaduras, terminó de abrir los ojos al asunto. La violencia en el noviazgo existe en Puerto Rico.
“Todavía hoy tenemos que dar la misma batalla que hace treinta años, hacer que las personas entiendan que esto no es un asunto privado de una pareja”, añadió Álvarez.
HABLAN LOS NÚMEROS
Los números no mienten. La página creada por Alto al silencio, violencianeelnoviazgo.com, presenta las siguientes estadísticas: 1 de cada 3 jóvenes vive violencia en el noviazgo, 1 de cada 6 jóvenes universitarias han sido agredidas sexualmente por sus novios, 52% de los jóvenes que reciben abuso por las redes sociales y tecnología, también son agredidos físicamente. Añaden que un estudio del año 2011 reflejó que el 87% de jóvenes entre las edades de 14 a 18 años había experimentado violencia en el noviazgo.
Los Promotores de Paz, que comenzaron a actuar en el 2018, tienen trasfondos profesionales variados; son sicólogos, coaches de vida, maestros retirados y policías, entre otras profesiones, pero, la mayoría, comparte el desconocimiento de los dilemas que enfrenta la juventud.
“Te dicen ‘¿en verdad eso pasa desde sexto grado?’. Los promotores tienen muchas ganas de ayudar, pero desconocen a los jóvenes de hoy”, señala la directora.
En las charlas, esos jóvenes y preadolescentes mencionan de inmediato experiencias como “me critica la ropa” o “quiere que me reporte todo el tiempo”. “Cuando les dices que eso no está bien te dicen ‘pero eso todo el mundo lo hace’. El problema es que se ha normalizado la violencia”.
Comentan además que la infidelidad es esperada, es una excusa para los celos y que para mantener un novio hay que tener relaciones sexuales porque de lo contrario te abandona. La falta de confianza se convierte en la norma.
“También hay mucho sentido de pertenencia que se da en el contexto del miedo a perder. Tengo que decir también que en la violencia en el noviazgo hay muchachas que son las agresivas”, explica Álvarez.
Minimizar el problema ya no es tolerable. Álvarez resalta que para entender la violencia en el noviazgo hay que ver “los problemas complejos” que enfrentan los jóvenes.
MÁS ALLÁ DEL REGAÑO
Algunos padres están al tanto de lo que sucede en la vida de sus hijos y otros están desconectados.
“El adolescente de hoy, en Puerto Rico, probablemente es hijo o hija de padres heridos que no han sanado y no han trabajando emociones, o tienen muchos prejuicios, o machismo, o enfrentan estructuras que se rompen. Así que hay falta de comunicación y comprensión, y en la medida en que sus padres pasaron sus propias violencias y no las sanaron, ellos las están perpetuando”, alerta Álvarez.
Otras violencias se imponen a los padres -institucionales, económicas, sociales- lo que dificulta que brinden a sus hijos el apoyo apropiado.
A quienes les preocupa la letra de las canciones que disfrutan los jóvenes, las cuales exaltan la posesividad en las parejas, el uso de drogas o el sexo casual, Álvarez les señala que “el problema no es que Bad Bunny hable de sexo, sino que le hable más de sexo a los jóvenes que sus padres”.
“Debe haber un acompañamiento en el proceso de lo que escucha, pero también es un asunto de disciplina, de límites y de ofrecer otras actividades que contrarresten esas cosas. Hay que generar salidas que sean familiares y evite la adicción a la tecnología”, menciona la directora quien en los comisiones generales del 2016 aspiró a una silla en el Senado por el distrito que integra los municipios de San Juan, Guaynabo y Aguas Buenas.
La incapacidad de ofrecer modelos apropiados, la falta de tiempo y supervisión por parte de los padres, proveen el terreno ideal para la propagación de modelos violentos entre los jóvenes. La entrevistada favorece que se realice un plan integral que incluya “educación, tratamiento y política pública”.
“Que haya un protocolo para atender la violencia en el noviazgo y que haya prevención. Para eso llevamos charlas a las escuelas y de ahí se pueden identificar casos y se da el tratamiento que incluye que el trabajador social o el sicólogo use herramientas para mejorar la autoestima o lograr una modificación de conducta”, detalla.
“La violencia en el noviazgo tenemos que manejarla como un asunto de salud y no necesariamente mental”. |
Sin embargo, el desconocimiento o la falta de personal especializado es fatal en estas situaciones. Si el delito de un joven está relacionado a violencia en el noviazgo, no hay tratamiento específico, recibe atención para manejo del coraje. “La clave está en cómo vemos el asunto, debe ser una visión integral que incluya todas las áreas”.
Álvarez sabe por experiencia que, casi siempre, detrás de un o una joven violenta hay caos en el hogar. “Hay mucha tensión y eso yo lo veo todos los días porque ellos empiezan a confesar cosas y uno los tiene que dirigir y saber hasta qué punto aconsejo y hasta qué punto intervengo”.
Las charlas que ofrecen los Promotores de Paz son gratuitas y han impactado desde niños de quinto grado hasta universitarios. Qué significa ser un hombre y una mujer, autoestima, refuerzos positivos y aclaración de conceptos erróneos son algunos de los puntos que se cubren.
“En las charlas hay muchas confesiones porque hay mucha necesidad de hablar del tema, saben que ese tú a tú con ellos no es para juzgarlos. El asunto es evaluar cosas como ‘piensa en’ o ‘qué tal si’. Hay un asunto de baja autoestima craso porque están bien perdidos sobre por qué y para qué están aquí. Pero eso también lo veo en adultos. La violencia en el noviazgo tenemos que manejarla como un asunto de salud y no necesariamente mental. Los pacientes de salud mental no son los que agreden, son los machistas. Tenemos generaciones que no han crecido saludables con esto, no trataron el asunto y no han roto el ciclo”, resume.
Álvarez aspira a conseguir ayuda para poder remunerar a los Promotores de Paz, brindar material educativo y a que más integrantes de organizaciones sin fines de lucro se entrenen para ofrecer charlas. “Mi meta es que esto se multiplique con 100 más y el próximo febrero poder impactar 50 mil personas”, acaba Álvarez.
Fotos: Suministradas
Vídeo: CCC Control y Promotores de Paz. Suministrado por violenciaenelnoviazgo.com. Filmado en los residenciales La Meseta y Trina Padilla en Arecibo.
LA VIOLENCIA EN EL NOVIAZGO SÍ EXISTE
1 de cada 3 jóvenes experimenta violencia en el noviazgo
1 de cada 6 jóvenes universitarias han sido agredidas sexualmente por sus novios
52% de los jóvenes que reciben abuso por las redes sociales y tecnología, también son agredidos físicamente
Un estudio del 2011 reflejó que el 87% de jóvenes de 14 a 18 años vivieron violencia en el noviazgo.
Fuente: violenciaenelnoviazgo.com